𝐄𝐍-┊Donde los Enhypen son seres sobrenaturales.
Apaticos, reservados, misteriosos y de aspecto peligroso. Nada es lo que parece y eso es lo primero que descubre Ryul al llegar a su nueva escuela. Una familia en particular que hace cosas totalment...
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Gyul era el cáliz supremo. ¿Cómo eso podía ser posible? ¿Cómo rayos sucedió? ¿Acaso si era una verdadera doble sangre? ¿Acaso sus padres fueron igual que los míos? ¿Por qué nunca lo supe?
Tenía demasiadas dudas sin respuesta y todo debido al hecho de que Gyul no era mi verdadera hermana y, por lo tanto, todo su pasado era un total misterio para mí. Lo que creí saber de ella no era lo real y eso me frustraba. Ya no conocía a mi hermana, al menos no una gran parte de ella.
No me gustaba el hecho de que Gyul fuera el cáliz de Jake, pues lo conocía y sabía que era peligroso, pero, definitivamente, me gustaba mucho menos el hecho de que Sunghoon podía sentir lo que Jake sentía siendo el protector de Gyul. Era una extraña combinación de sentimientos debido a su vinculo como gemelos y lo único que deseaba era que Sunghoon lo volviera a desactivar y se largara. No me gustaba tenerlo cerca, cada vez que lo veía solo recordaba a mis padres y eso me hacía odiarlo más. Además, según me contó Nia una vez, la razón por la que Sunghoon buscaba tanto al cáliz supremo era para romper la maldición que tenía él como híbrido y estaba segura de que Gyul no estaría a salvo si lo tenía a él cerca. Nunca sabías que esperar cuando se trataba de Sunghoon. Por eso, no estaba de acuerdo con que Gyul fuera el cáliz de Jake.
Aun así, a pesar de todo, debía admitir que aceptar la ayuda de los chicos sería beneficioso para mí. Si lo de la profecia era cierto y el peligro se acercaba, significaba que muchos vampiros de cualquier tipo vendrían detrás de nosotras solo para matar o hacerle algo a Gyul y sabía que yo no podría protegerla de todos.
Por lo que, luego de haberlo pensado y analizado a profundidad ambas llegamos a la conclusión de que sería bueno mudarnos con los chicos a Namyangju un tiempo, hasta que se resolviera el hecho de que muchos vampiros irían tras de ella. No encontré una solución mejor más que esa.
A decir verdad, al inicio estuve bastante molesta por el hecho de que los chicos habían aparecido en mi casa y pretendieron que no paso nada; sin embargo, aquel enojo desapareció con el paso de los días. A excepción del enojo que sentía por Sunoo, estaba sumamente molesta por lo que había hecho.
Me encontraba fuera del nuevo lugar que sería mi casa por los próximos meses. Estaba observando con atención cada detalle de esta. Era evidente que era un poco añeja. Los escalones de la entrada desgastados, la puerta de madera oscura, las ventanas amplias y grandes, las paredes blancas, el gran jardin descuidado. Todo en esa casa por fuera se veía sombrío y triste, típico de la familia Lee.
Habíamos llegado hacia una hora atrás. Gyul ya había entrado para instalarse con ayuda de Jungwon y Erin mientras que los demas se habían ido a cazar. Yo solo me quedé afuera, dudando en si debía entrar o regresar a Seúl.
—¿No planeas entrar? —preguntó una voz masculina detras mío. La reconocí de inmediato.
—Hace apenas tres días estaba en Seúl viviendo mi vida con normalidad. Ahora estoy aquí, en Namyangju, junto a ustedes, solo porque sé que no podré proteger a mi hermana.
