CAPITULO 64

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ESPINAS

Milly se apartó sintiéndose muy mal por todo lo que estaba sucediendo. Acababa de hacer el amor con Max, si podía llamarlo de esa manera; y ahora Sean estaba ahí hablando de algo que no podría ser, no después de lo que había pasado.

- Perdoname Sean - lo miró -, entiendo por lo que estás pasando, pero yo en estos momentos estoy demasiado confundida.

- ¿Por qué la bestia ha salido del coma?

La tomó de los hombros mirándola fijamente.

- ¿Ha pasado algo? - la miró enfadado.

- Eso sólo nos concierne a él y a mí -. Respondió intentando apartarse de él -, tu no tienes porque exigirme una explicación.

- ¡Hemos estado saliendo, además yo te amo Milly! - Levantó la voz casi con desesperación -, hacia tiempo no sentía nada así por nadie. Desde la muerte de cassie yo...

- Sean, no hagas eso por favor - le pidió zafándose de sus manos -, no quiero que nuestra amistad se dañe por algo así. Además estoy casi segura que no sientes amor por mí, es más un cariño que ha nacido de una cercanía tan inesperada que se ha convertido en amistad.

- ¿Por qué? - Demandó enfadado -, ¿Por qué insiste en llamar lo que pasa entre los dos solo amistad?

- Porque lo es para mí Sean - respondió calmada a pesar de tener los nervios a flor de piel - y así tiene que ser para ti.

- No yo... Lo sabría Milly - pasó una mano por su cabello rubio -. Lo que siento por ti es más de lo que he sentido por otras mujeres que han pasado por mi vida.

- Sean - suspiró sintiéndose de pronto muy cansada - dejáme decirte algo; amó a Max, quizá no debería hacerlo pero no puedo evitarlo, lo amo demasiado y no sé que va a pasar entre nosotros en el futuro. Ambos tendremos un hijo y eso nos va a unir para siempre. Yo, sé que verlo después del divorcio va a ir acabando conmigo, pero también sé que si no vuelvo a verlo seria peor para mí y si en algún momento tu y yo..., tuviéramos una relación no funcionaria. Habría tantas razones que seria una lista muy larga.

Sean la miró con profunda tristeza. Movió la cabeza como sí buscara razones para refutar las palabras de Milly.

Ella volvió a sentarse en el sillón y se recargó en el respaldo, cerró por unos segundos los ojos ¡Dios! Suspiró silenciosa, todo estaba siendo demasiado para ella. Tan sólo en un espacio muy corto de tiempo estuvo en los brazos de su esposo entregándose a él sin ninguna inhibición, huyó como una ladrona en la noche sintiéndose una intrusa al tomar el lugar de una mujer que estaba muerta y demasiado viva en la cabeza de Max.

Aguantó una risa casi histérica al abrir los ojos y mirar a Sean mirando por la ventana de su departamento, tenso y tal vez desilucionado por sus palabras mientras mantenía el recuerdo todavía vivo de la mujer todavía vivia en su corazón y entonces estaba ella igual tensa y dolorida por un hombre al que también vivía en su corazón, pero él estaba vivo y fuera de su alcance. Un par de patéticos con ideales imposibles.

- ¿Sabes lo qué has hecho Milly?

La pregunta inesperada la volvió a alertar.

- Si Sean, sé muy bien lo que está pasando - respondió en voz baja.

- Tenia puestas mis esperanzas en ti - musitó enseñándole el perfil cargado de mucha tristeza -, pensé que tal vez a tú lado yo podría olvidarla.

- ¡Sean! - se irguió sintiendo dolor por él -, eso nunca iba a pasar. El amor no se forza. Sólo una vez en la vida se ama de verdad, ella fue el amor que te correspondía, él es el que yo deseé que fuera mío y al final no pude tener.

la bestia y la bellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora