CAPITULO 65

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REGRESO

- No es verdad eso que estas diciendo - musitó Milly impidiendo que las lagrimas salieran.

Le dio la espalda y se mantuvo así hasta que Max lanzó un suspiro pasando una mano por su cabello.

- Mis cartas es-tán sobre la mesa Lady Mildred.

- ¿Qué pasa contigo Max? - se giró molesta por todo lo que estaba sucediendo -, pensé que era lo que querías. Me lo hiciste ver muchas veces, lo único que teníamos en común era el robo de mi padre. De no ser por eso tu y yo nunca nos hubiéramos conocido. Tu me despreciabas, nunca sentiste por mí nada más que deseos de vengarte por que mi padre osó robarte, ¡A ti, a la gran bestia!

- Fuimos compa-tibles en la ca-ma - respondió Max con ironía.

- ¡Me violaste! - Gritó dolorida por sus palabras.

-No, Milly, no... lo hice - le dijo tranquilo cruzando los brazos.

- ¡No te permito que me llames así! - algo en ella se desató - ¡Tu no, tu no!

Dio un par de pasos hacia él furiosa y con las manos cerradas en puños empezó a golpearlo. ¡Maldito, maldito, maldito... Su rostro estaba cubierto de lagrimas y los sollozos estaban acabando con la fuerza.

Max la sostuvo entre sus brazos después de dejar que lo golpeara desahogándose. Sintió su cuerpo estremeciéndose por los sollozos.

- No quiero... que me llames así..., no quiero... no...

- ¡M-maldita sea! - Gruñó Max aferrándose a la mujer que tanto amaba y a la que estaba lastimando.

¿Era el momento de echarse para atrás?, decirle que sólo había sido una idea cruel o simplemente pedirle que olvidara lo que acababa de decirle. ¡Maldición! ¡No estaba dispuesto a dejarla ir! el pedirle seis meses de su vida a su lado había sido la única opción que le quedaba para que ella estuviera con él, para hacerle ver que el divorcio fue una mala idea desde el principio. Una muy mala idea por parte de él.

Así permanecieron por un largo rato hasta que Milly se apartó limpiando las lagrimas.

- Lo siento - musitó - las hormonas a veces me hacen demasiado emotiva.

Max asintió en silencio sin apartar la mirada de ella.

- L-lady Mildred...

- Acepto.

Max parpadeó apenas al escuchar las palabras de su bella esposa. Milly lo miraba apenas ocultando el desagrado que le causaba haber dicho aquellas palabras.

- Voy a aceptar tu "propuesta", ¿Sabes por qué? - levantó la barbilla y sus ojos brillaron con determinación -, porque sé que al final de esos seis meses, que contaré desde el primer día; voy a llegar a odiarte como alguna vez te amé.

*

Max salió del edificio y caminó por la acera. Iba perdido en sus pensamientos, no había sido su intención volver a obligarla pero no tenia otra opción, haría todo lo que pudiera por mantenerla a su lado, y esos seis meses serian para él una oportunidad que no dejaría pasar. Iba a hacer que Lady Mildred no pudiera vivir sin estar a su lado.

Ella no iba a tener ninguna oportunidad para odiarlo, se iba a encargar de que así fuera. Iba a usar todos sus recursos y los que fueran casi imposibles de obtener también.

Ajustó su abrigo y siguió caminando hasta levantar la mirada frente a un grupo de locales en una plaza pintoresca, que llamó su atención, no tenia prisa alguna, todavía estaba de baja por enfermedad y además no había nadie que le echara de menos hasta que las noticias de su recuperación le obligaran a recibir visitas que esperaban solo por morbo y curiosidad ver a la bestia después de permanecer fuera de combate por mes y medio.

la bestia y la bellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora