... (Parte 2)
Durante unos momentos no supo que hacer. Lo miró salir de la habitación derrotado y se dio cuenta que al final de cuentas ella estaba haciendo lo mismo que él, lastimarlo por orgullo, por venganza...
Se levantó y al principio camino despacio hasta la puerta. Mientras recorría la distancia notó algo diferente en ella y le dio miedo porque era un frío que apretaba su corazón y lo endurecía. Gimió ella no quería sentirse así el resto de su vida, porque tenia un hijo al cual proteger y no quería tener que protegerlo de ella misma. Miró el pasillo vacío y entonces caminó más rápido consiente de que antes cuando él la dejo ir, al terminarse el plazo ella se fue quizá con una poca de esperanza de que algún día lo volvería a ver, pero ahora era todo muy distinto y temía que Max se alejara de ella hasta que sus caminos nunca más volvieran a cruzarse.
- ¡Max!
Su nombre salió de su garganta. Llamándole en voz alta.
- ¡Max! - Elevó el tono de su voz y también lo hizo apurando sus pasos -, ¡¡Max!!
Corrió intentando alcanzarlo. No lo veía por ninguna parte, salió de la casa y se encontró en un bonito jardín, se sostuvo del umbral respirando agitada y entonces lo vio hablando con un hombre mayor vestido de negro, fue hasta él cuando ambos se tendieron la mano y el hombre se alejó.
- ¿Max? ¿Qué pasa? - Inquirió tras él.
Max no la miró, se mantuvo dándole la espalda tenso y agotado. Movió la cabeza negando.
- Nada - respondió ronco -, tengo que arreglar todo este desastre. Voy a necesitar tiempo y ahora no puedo perderlo así que si me disculpas...
- ¡No! - lo detuvo del brazo y casi lo obligó a darle la cara -, ¿Qué tienes que arreglar? Si quieres yo puedo ayudarte.
Unas carcajadas burlonas salieron de la boca de Max, volvió a mover la cabeza.
- No es necesario - replicó volviendo la seriedad en su rostro -. Ya he hablado con el reverendo, lo único que falta es cancelar algunas cosas más. Nunca debí haber dado por sentado que tú...
- ¿De qué estas hablando?
Max la miró y tomó la mano femenina que sostenía su brazo. La llevó hasta sus labios depositando un suave beso en ella.
- ¿Qué responderías si te pidiera qué te cases conmigo? - Demandó irónico -. Me odias así que la única respuesta que esperaría de ti seria un rotundo "no", por lo que nada vale una ceremonia o un banquete celebrando que al fin seras mía para toda la vida. Ya no necesito nada de eso - la soltó después de una delicada caricia en la palma de su mano -. Por favor te pido que te marches sin ningún remordimiento, yo soy el único culpable de pensar que quizás... Todo seria diferente.
Milly levantó la barbilla molesta por su todavía actitud arrogante.
- No he escuchado ninguna proposición así que nunca sabrás cual será mi respuesta - ¡Dios estaba tan molesta! -. Ahora creó que debo marcharme y dejar que arregles tú propio desastre. Lo siento Max pudo haber sido diferente.
Se apartó de él yendo hasta la verja de madera.
- ¿Qué seria diferente Milly?
Su pregunta la obligó a detenerse y no por la pregunta en sí, lo fue por el tono en el que se lo preguntó.
-¡Oh Max! - suspiró girando y fue hasta él -. Nos estamos comportando como unos niños que no quieren ser los primeros en aceptar que no están haciendo las cosas bien. Tú me dices que me amas, y das por sentado que yo siento lo mismo por ti, sin embargo a la hora de la verdad pareces cambiar de opinión y desvaloras mis sentimientos. En este momento tiras la toalla y te das por vencido pensando que alejarte es mejor para mí - levantó la barbilla y cruzó los brazos -. Ahora voy a decirte algo Max: comprendo lo que ha pasado en tu vida. Me doy cuenta que a pesar de lo que te ha pasado, eso ha servido para hacerte el hombre que ahora eres y que a pesar de que, me has lastimado profundamente todavía te sigo amando. Yo...- le tembló la voz y tuvo que detenerse unos momentos -, ahora entiendo lo que quisiste decirle a el príncipe 'Akil cuando dijiste que había que iniciar un nuevo ciclo para poder encontrar la felicidad Comprendo que hablabas de terminar con ese matrimonio que empezó con un chantaje, una consecuencia de algo que no era honesto.
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la bestia y la bella
RomanceMaximilian Blackthorne era conocido como la bestia en el mundo de los negocios. Nunca permitía que nadie se aprovechará de él, mucho menos un contador cualquiera. No le importaba que fuera por momentos de vida o muerte. Joseph Mathews iba a pagar po...