¿SEGUNDA OPORTUNIDAD?
Se sobresaltó al escuchar su voz. Levantó la mirada hacia él, todavía mantenía la misma pose. Su mano cerca de la de ella se movió apenas rozándola antes de guardarla en el bolsillo de su abrigo.
- ¿Crees tú?
- Tal vez - levantó los hombros -, si no fuera porque...
- ¿Porque?
- No e-existe eso de "borrón... y cue-nta nueva" - respondió con un dejo de decepción.
- Es difícil - asintió la joven bajando la mirada.
- Lo es.
Milly miró la nieve que cubría el terreno. En verdad era muy difícil olvidar el pasado y seguir como si nada hubiera pasado. Ella seguía con aquella imagen en su cabeza. Roberta sentada en su regazo con la cabeza en su fuerte hombro mientras él musitaba un "te amo" en su oído.
- Max, yo... - lamió sus labios resecos -, tú, ¿Amabas mucho a Roberta?
- ¿Por q-qué in-sistes en ello? - Demandó mirándola con el ceño fruncido, movió la cabeza -. M-mi cabe-za esta confundida... después del acci-dente, e intentando por to-dos los medios re-cordar lo que crees que... pud-o pasar, pero no puedo ha-cerlo -, inclinó la cabeza levantando su mano libre hasta la mejilla suave y blanca algo sonrojada por el frío -. ¿Qué... fue lo que te hizo pen-sar que a-amo a Rober-ta?
Su mirada plateada se intensifico, las yemas de sus dedos apenas tocaron su piel antes de dejar caer la mano.
Milly suspiró apartándose unos pasos de él. Sus ojos miraron fijamente el lago congelado mientras la escena se repetía ante sus ojos como un tormento.
- E-ella, estaba acurrucada en tu regazo y..., tú la abrazaste mientras le decías que la amabas - su voz se rompió y aclaró su garganta fallando miserablemente en evitar que notara lo que le dolía -. Ella sonrió y te abrazó correspondiendo a tu confesión. Yo... Bueno acababa de llegar, alguien me... Ayudo a salir de la cabaña en el bosque y quería verte, no sé, tal vez para agradecerte, yo...
- ¡Nunca... hubie-ra he-cho eso! - Exclamó indignado y muy molesto -, R-Roberta nun-ca fue dig-na de algún sentimien-to de mi parte que no fuera se-xual; e-ella fue una más. Las muje-res que for-maron parte de e-ese aspecto de mi vida sa-bían muy bien que parte tenían e-en ella. Lo... siento - suspiró -, nin-guna de ellas fue-ron dignas de... perte-necer más allá de la inti-midad de un dormitorio... en un hotel. L-la única que t-traspasó esa barre-ra fuis-te tú, nadie excepto tú M-Milly.
- Max..., no intentes confundirme así - movió la cabeza angustiada -, lo que dices sentir por mí... No lo sé, quizá es parte del golpe en la cabeza que te mantuvo en coma por mes y medio, crees que lo que sientes es verdad. No quiero que te engañes, obligándome a creerlo, yo..., no lo soportaría.
Max permaneció en silencio, bajó la mirada. El silencio les rodeó, Milly se abrazó intentando entrar en calor.
- Bueno - metió la otra mano en el bolsillo de su abrigo e inclinó un poco la cabeza -, tal vez ten-gas razón. E-es muy pronto para asimilar sentimientos tan intensos, pero creeme... nunca había sentido lo que siento por o-otra mujer o persona. De eso estoy seguro, lo sé... y también sé que no es por el accidente, creo que...
Max se quedó callado mirando fijamente hacia un punto frente a él.
- ¿Pasa algo Max?
Una ráfaga de imágenes comenzaron a pasar frente a él, un sido frío recorrió su cuerpo y se sintió tan débil como nunca antes. Su respiración se volvió agitada, entre abrió los labios buscando la manera de aspirar algo de oxigeno que le hacia falta en esos momentos.
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la bestia y la bella
RomanceMaximilian Blackthorne era conocido como la bestia en el mundo de los negocios. Nunca permitía que nadie se aprovechará de él, mucho menos un contador cualquiera. No le importaba que fuera por momentos de vida o muerte. Joseph Mathews iba a pagar po...