'AKIL AL HASSAM
Milly miró la mano que El demonio del desierto le tendía. Su educación la hizo estrechar su mano aún en shock al encontrarlo en la propiedad sin que nadie lo anunciara.
- Permitame presentarme, soy 'Akil Al Hassam, amigo y padrino de su esposo.
-¿Sabe alguien qué se encuentra en Rectory Mayor?- comentó frunciendo el entrecejo.
- No sé preocupe sí alguien de sus empleados supiera de mí arribo, estoy seguro que usted ya estaría enterada. - sonrió con un dejo de cinismo. - No, nadie me ha visto con excepción de usted. Le di la vuelta a la casa para venir a saludar a estos grandotes.
El perro gimió acercándose a el hombre replegándose en sus pantalones color caqui. Lo acarició. El resto de los perros se alborotaron tras la enorme reja que los mantenía alejados de los jardines de la propiedad.
- Imaginó que usted señor... Al Hassam es uno de los invitados a la cena de mañana.- se sonrojó sin saber como llamarlo.
- Si, y mí acompañante que sé quedo en el auto ya que no tenia deseos de estropear sus zapatos.
El sarcasmo en su voz le hizo recordar a su marido ausente.
- Entonces debo darle una disculpa por no tener preparado aún sus habitaciones. - levantó el rostro colocando su mano de manera de visera para tapar su ojos del sol. - Ahora iba a recoger unas flores, si usted quiere podemos volver a la casa y esperar en el salón con una refrescante bebida, mientras esperan a que preparen sus habitaciones.
- No sé preocupe, nosotros sólo ocuparemos una habitación. - Sonrió apenas nuevamente con malicia. - así que Georgie no tendrá mucho trabajo en prepararla, ella ya sabe cual es la que yo ocupo cuando estoy en Rectory Mayor.
- Por supuesto.
Ambos se quedaron en silencio. Milly no sabia que más decirle a un hombre como él, no lo conocía de nada excepto cuando llegó a la ceremonia civil con Max. Nunca fueron presentados, tal vez ante la premura del tiempo y los nervios de una boda que para nada había sido normal.
- Así que Max le ha abandonado el día después de su boda. - comentó con un dejó de ironía mientras se volvía a inclinar para acariciar el perro. - He hablado con él, me ha parecido una falta de atención hacia usted.
- No creo que eso le preocupe, - replicó Milly algo sonrojada. - usted conoce las circunstancias de nuestro enlace. Es su amigo.
- Si, lo soy. - la miró. - pero también creo que ambos han cometido un error al casarse de esta manera.
- ¿Habló de eso con él? A lo mejor hubiera podido evitar que él me obligara a este... absurdo enlace, ni siquiera nos conocíamos un par de semanas antes.
- Ah señora Blackthorne, dejame que le diga algo sobre Max - sé irguió acercándose a ella tomándola del brazo mientras caminaban hacia los jardines con el perro a un lado de ellos. - Lo conozco casi como a mi. Joseph Mathews ¿Su padre? abuso de él, de la manera en que usted quiera llamar a la circunstancias que tuvo para hacerlo cuando robó a las empresas Blackthorne. Nunca ha permitido que nadie se aproveche sin esperar una represalia de su parte. - se detuvo abruptamente, - y debo decirle que su padre tuvo mucha suerte. Max nunca perdona. Nadie enseña a perdonar cuando no hay quien lo haga.
Milly se estremeció ante el tono de voz del demonio del desierto. Ambos no dijeron nada mientras seguían caminando por el adoquín, entre arbustos y flores.
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la bestia y la bella
RomanceMaximilian Blackthorne era conocido como la bestia en el mundo de los negocios. Nunca permitía que nadie se aprovechará de él, mucho menos un contador cualquiera. No le importaba que fuera por momentos de vida o muerte. Joseph Mathews iba a pagar po...