Capítulo 2

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Capítulo 2

¿Qué pasaría si le contaba toda mi situación a él? ¿Podría ayudarnos a Teddy y a mí? No lo conocía de nada, apenas y sabía su nombre pero me sentía tan desesperada que la idea no me parecía tan mala. ¿Cuántas posibilidades existen en la vida de encontrarte a un millonario? No muchas, de eso estaba segura y si él pudiera darme un trabajo con una buena paga podría mantener a Teddy, no necesitaría a Marcus.
—Bien, señorita Tisdale ¿A dónde se dirige? —Su voz me sacó de mis pensamientos, sin duda era una voz hermosa.
—A Coffee Express, está a tres cuadras de aquí...
—Tyler, vamos a llevar a la señorita primero. –Anunció él.
—Sí, Señor
Mientras Tyler conducía a la cafetería mi idea de contarle todo a Justin desapareció tal como vino, no podía arriesgarme a que él lo supiera sin conocerlo, no sabía cómo podría ser su reacción. ¿Qué sucedería si Teddy y yo acabábamos separados definitivamente por mi imprudencia? Mi corazón comenzó a latir rápidamente, me asustaba el solo pensarlo. ¡No! No podía separarme de él.

El silencio fue bastante incomodo, tanto que di gracias al cielo cuando Tyler se detuvo frente a la cafetería. Me voltee para despedirme de Justin el volvía a tener sus ojos Grises fijos en mi, el corazón comenzó a latirme fuerte ¿Qué tenía aquel hombre que me provocaba este tipo de reacción?

—Muchas Gracias por traerme, Señor Bieber; y disculpe todas las molestias. –agradecí sinceramente y sintiendo que mi última oportunidad se me iba entre las manos.

—No ha sido molestia, señorita Tisdale —De pronto, se movió en su asiento acercándose hasta a mí y haciendo que todo mi cuerpo estuviera consciente de su presencia—. De hecho, me apetece mucho una buena taza de café. Da una vuelta cerca de aquí, Tyler.

— ¿Señor?
—Mantente cerca, te llamare cuando termine...
—Sí, Señor. –Respondió él, serio como siempre.
—Muchas Gracias por traerme, Tyler. –Le sonreí.
—Ha sido un placer, señorita Tisdale
Me bajé del auto y caminé siendo consiente en todo momento del monumental hombre que caminaba detrás de mí. Entramos juntos y yo rogaba al cielo que hubiera llegado a tiempo, la pequeña cafetería tenia las paredes pintadas de blanco y el piso de cerámicas blancas intercaladas con negras, tres de las doce mesas de maderas estaban ocupadas al igual que dos de las cinco sillas negras frente a la barra de madera.

—Tome asiento. Enseguida lo atiendo, señor Bieber
—Me gustaría sentarme en la barra, señorita Tisdale –Murmuró él con su voz galante.

Yo solo asentí mientras lo veía sentarse en una de las sillas, sus largas piernas alcanzaban perfectamente el piso, a pesar de lo alta que era la silla. Todas las mujeres que se encontraban aquí volteaban a verlo y no podía culparlas, lo cierto era que destacaba con ese porte en este lugar tan sencillo.
Mila, una de las muchachas que trabaja con nosotras se le acercó con plan coqueto, se hecho el largo cabello negro hacia atrás y con una sonrisa le habló. 

— ¿Qué te puedo servir? — Dios, ¡estaba segura que no se refería a un café!

—No tiene por qué molestarse, la señorita Tisdale me atenderá... -Cortó el, educadamente.

¡Oh Dios! ¿Quería yo lo atendiera? Me sentí ridícula al estar emocionada por eso, probablemente sólo quería que lo atendiera porque me había traído hasta aquí y era la única a la que medio conocía, además el sólo ver la cara de decepción de Mila me había hecho el día.

—____, te solicitan. —Me llamó con rencor.
Me encaminé hasta llegar a la pequeña puerta de la barra, dejé mi bolso a un lado y fui hasta donde me esperaba aquel monumento de hombre, él me miraba divertido, al parecer el rechazar a Mila le había causado gracia. Bueno no estaba segura de si a él le había causado gracia, pero al menos a mí sí.
— ¿Qué puedo servirle? –Pregunté con una sonrisa cordial. -Creí haber visto sus ojos grises brillar pero de seguro sólo era mi imaginación, me sonrió de regreso antes de contestar.

¿Matrimonio falso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora