Capítulo 1

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— ¡Levántate, maldita sea! 

 El azote de la puerta y la fuerte voz me despertó abruptamente de mi sueño, me sentí despojada de la cobija rápidamente y sin darme tiempo de reaccionar una mano tomo mi brazo sacándome de la cama.

 —Más te vale apresurarte y despertar al mocoso para que se pongan a trabajar. 

 Asentí dos veces seguidas para que el supiera que estaba completamente en mis sentidos. Después de darme una de sus miradas lascivas él salió de la habitación, solté todo el aire que estaba conteniendo, me lleve una mano al pecho para tratar de calmar mi corazón y volteé a mi lado, mi hermanito seguía durmiendo. 

Lo vi respirar acompasadamente mientras seguía en su sueño, Theodore tiene el sueño bastante pesado, me daba una lástima tremenda tener que despertarlo pero tenía que hacerlo antes de que Marcus volviera y lo despertara él mismo.

 —Ted, es hora de que te levantes —dije, zarandeándole el hombro con delicadeza—. Teddy, es hora de levantarse.

 Se removió lentamente y abrió los ojos clavándolos en mí, sus ojos azules iguales a los míos me examinaron y después de unos segundos me sonrió. Mi hermoso niño, le di un beso en la frente mientras él se desperezaba. 

 —Buenos días, _____ —Me saludó, bostezando. —Buenos días, Ted; apresúrate... antes de que Marcus vuelva. 

Rápidamente se levantó a buscar la toalla junto al cepillo de dientes para salir corriendo hacia el baño, un nudo se me formó en la garganta como todos los días mientras lo veía arreglarse. Me sentía una egoísta por darle esa vida, pero no quería alejarme de él, no podía soportar la sola idea de dejar de ver a mi hermoso niño y sabía que a él le pasaba igual.

 — ¿Qué haces parada allí? —Aquella voz chillona me sacó de mis pensamientos.

 La vi parada en la puerta de la habitación mientras se recogía el largo cabello negro en una cola, llevaba unos short de jeans y una camisa azul. Me miraba con desprecio y con superioridad.

 —Marcus y yo tenemos hambre, apresúrate. -Sin decir más se fue, me apresuré a entrar en el baño justo cuando Teddy salía ya listo, me cepille, me bañe y me puse el uniforme: un jeans negro y un suéter blanco con mi nombre bordado en el lado derecho y el nombre del local en el lado izquierdo; las mangas tenían franjas rosas al igual que el cuello. Trabajaba en una cafetería por las mañanas, la paga no era muy buena y a veces no había buenas propinas pero al menos era algo que traer a la casa.

 — ______-El grito de Marcus resonó por toda la casa, puse los ojos en blanco, ¿es que no podían aguantarse por unos minutos? Dejé mi paño guindado en el baño para que se secara junto al de Ted y me puse las converse negras para encaminarme directo a la cocina y hacerles el desayuno.

Allí estaba una pequeña mesa redonda con Teddy, Marcus y Camille, la puta de Marcus. Los tres esperaban por el desayuno, me acerque a la cocina y en unos minutos les había servido los huevos revueltos con los panes tostados.

 La casa no era muy grande, la cocina era pequeña y teníamos sólo esta mesa para comer, la sala poseía sólo dos muebles y un radio en la esquina, el cual utilizaba Marcus para oír sus partidos y ver si había ganado en las apuestas de caballos. No vivíamos en la miseria, pero estaba segura que sin los vicios de Marcus habría podido ser mucho mejor. Pero, ¿qué podía hacer yo? Absolutamente nada.

 Camille fue la primera en terminar de comer, se levantó dejando el plato en el mesón y me miró. —Trata de no llegar tarde hoy.

 Asentí, ella salió de la casa mientras los tres terminábamos de desayunar, recogí los platos y me dedique a lavarlos, podía sentir la mirada de Marcus sobre mi espalda.

¿Matrimonio falso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora