Apreté el teléfono contra mí oído con más fuerza de la que debía, mientras luchaba con las lágrimas que se amontonaban por escapar. Tenía que calmarme cuanto antes; intenté hablar un par de veces, pero me fue inútil, el nudo que se había formado en mi garganta me impedía emitir cualquier sonido.
—¿Bueno?
Ella volvió a preguntar, aunque con un notorio tinte de satisfacción en su voz; obviamente sabía que era yo quien estaba del otro lado del teléfono y estaba disfrutando del momento. ¡Demonios! Casi podía verla frente a mí con esa hipócrita sonrisa llena dicha y emoción. Obviamente, no iba a quedarme toda la vida esperando a que Justin se diera cuenta de que ella, misteriosamente, había tomado su teléfono y se dignara a quitárselo, así que corté de golpe.
Las ganas de arrojar el aparato contra la pared casi me vencieron, gracias a Dios logré resistirme. Respiré hondo varias vecestratando de calmarme, pero me era cada segundo más imposible. Finalmente, las lágrimas ganaron la batalla y comenzaron a resbalar por mis mejillas a su libre antojo. Mi corazón estaba latiendo tan rápidamente que podía escucharlo retumbar en mis costillas, me dolía el pecho y, cada vez que las imágenes de Justin y Selena invadían mi mente, me faltaba el aire. ¿Qué estaban haciendo ellos dos juntos? ¿Era por algún asunto del trabajo? ¿Estaban en la oficina o habían ido a otro lugar? ¡Maldición! ¿Estaban en un hotel? ¿Por qué fue ella la que contestó su teléfono? ¿Por qué él no se había dado cuenta? ¡Dios mío! iba a volverme loca si seguía pensando en eso, debía detenerme.
Los sollozos no se hicieron esperar y pronto me describí bramando desconsoladamente. Había llorado innumerables veces cuando era pequeña, sobre todo por las noches: por mi madre, por mi padre y por lo injusta que era mi vida. Sin embargo, el dolor que sentía en ese momento era terriblemente diferente y abrumador, aunque no menos doloroso.
¡Qué ilusa había sido al creer que recién me estaba enamorando de Justin Bieber, cuando estaba completamente enamorada de él desde hacía mucho tiempo! Por eso dolía de esa manera, esa era la única explicación razonable a esa sensación que me martillaba el pecho. Había caído totalmente rendida a sus pies desde el primer momento en que lo había conocido, ¡si es que realmente lo conocía!
¿Por qué diablos quería que intentáramos tener un matrimonio, en primer lugar? ¿Por qué nos llevábamos bien en la cama? ¡Esa no era razón suficiente, por dios! No conocía nada de él y, aunque él sabía sobre mí pasado,tampoco se había molestado en saber más sobre mí. Él era totalmente indiferente a mis preferencias, a mis gustos y a todos los interminables sentimientos que pasaban por mi mente.¿Acaso me quería para poder tener una amante? Claro, si no estaba casado entonces no tenía gracia. Negué con la cabeza ante el giro tan inesperado que estaban tomando mis heridos pensamientos. La situación era simple: Selena había contestado su teléfono, pero eso no quería decir que estaban en una situación comprometedora. Tal vez, durante una reunión en la que Justin estaba ocupado, ella había tomado el teléfono para ayudar. Lo más seguro era que Justin se disculparía con la verdad apenas llegara al departamento.
Me lavé la cara e intenté esparcir el optimismo por todo mi cuerpo.
Una vez que sentí más recuperada, puse mi teléfono en vibrador y lo metí en mi bolsillo. En la mesa aún me esperaban Fer, Lucas y Marina. Una vez entre a ellos esbocé una cálida sonrisa con todas mis fuerzas e intenté seguir la conversación con monosílabos atolondrados. Me era muy difícil seguirles el ritmo.
Mi corazón comenzó a palpitar como loco cuando sentí el condenado celular vibrar en mi bolsillo. No estaba preparada para hablar con Justin en ese momento, no cuando las imágenes creadas por mi imaginación seguían tan presentes. No quería comenzar a pelear delante de mis nuevos amigos, eso sería realmente patético.
Seguí conversando con los muchachos al tiempo que el teléfono vibraba sin parar. Repicaba varias veces, luego cesaba para volver a repicar nuevamente tras unos segundos. Aunque me estaba poniendo sumamente nerviosa, mantuve mi fachada y seguí la conversación como si no hubiera problema alguno.
—Definitivamente tendremos que reunirnos para ir de compras—mencionó Fer animada.
—¿No podrías sugerir algo para todos?
—Puedes comprar con nosotras, Lucas —respondió ella—. Serás excelente llevando las bolsas.
Ambas nos soltamos a reír, al tiempo que Lucas nos imitaba con carcajadas sarcásticas. Claro, él no estaba al tanto de lo atrayente que era ir de compras para las mujeres en general, y al parecer, yo tampoco.
Nunca había tenido dinero para gastar en mí y la idea de tener un monedero lleno de dinero sin un objetivo claro me espantaba; sobretodo aquella tarjeta de crédito ilimitada que me había dado Justin, esa sí que me asustaba. El teléfono siguió vibrando en mi bolsillo y lo seguí ignorando. Pronto Fer nos animó a emprender camino hacia nuestros hogares y Lucas se ofreció a llevarnos, ya que era el único que había llevado su auto.
Me embarqué al lado del copiloto, mientras los escuchaba conversaranimadamente. Yo solo podía admirar la ciudad por la ventana y seguir haciendo caso omiso de mi teléfono. Afortunadamente, Justin se cansó de llamar cuando dejamos a Marina en su casa.
No quería llegar al Escala, no sabía cómo enfrentar a mi marido sin provocar un escándalo o largarme a llorar como una niña pequeña. Él me debía una disculpa, pero yo no estaba en condiciones de escucharla.
—¿Estás bien, ____?—me preguntó Fer desde el asiento trasero.
—Sí... estoy bien —respondí débilmente.
—No eres la misma chica alegre con la que me topé al principio —insistió—. ¿Pasó algo?
Lucas miraba al frente, esperando también por mi respuesta.
—Yo... solo no quiero ir a casa todavía.
—¿Qué tal si pasan un momento a mi departamento? —me ofreció ella, era una gran amiga—. Podríamos ver una película. ¿Qué dices?
Asentí agradecida por el ofrecimiento, necesitaba desesperadamente una distracción. Debía dejar de pensar en Justin Bieber y su posible infidelidad un momento. Me dolía el hecho de haber descubierto cuán profundos eran mis sentimientos hacia él de esa forma.
El departamento de Fer era elegantemente hermoso, las paredes estaban pintadas de un hermoso color morado y unos preciosos muebles marrones acolchados adornaban la sala de estar. En el centro de la estancia, una enorme pantalla plana convertía el lugar en una perfecta cineteca.
—Wooow —chifló Lucas—. Así que la pequeña Fer es una chica independiente.
Ella sonrió. —Se podría decir que sí, le rogué a mi padre por mi propio espacio, aunque debo compensarlo con buenas notas—admitió mientras encendía la televisión—. ¿Qué quieren ver?
Me encogí de hombros ante su pregunta, no me importaba en realidad, solo quería algo que mantuviera mi cerebro ocupado. Saqué mi teléfono del bolsillo sin ni siquiera mirarlo y lo arrojé dentrode mi bolso, luego me senté en medio de Fer y Lucas y esperé que comenzara el film.
Aunque la película era una comedia que se veía muy graciosa, no fue capaz de hacerme olvidar a Justin. Estaba tentándome a tomar el teléfono y llamarlo para aclarar todo antes de llegar a casa. Cuando llegara, me esperaba mi primera discusión real con mi marido y eso me aterraba. Decidí no ir por él y me quedé a disfrutar del largometraje con mis amigos e incluso sugerí que pusiéramos otro, cuando este acabó. Pronto fueron las siete de la tarde y noté que era demasiado tarde.
—Bueno, me la he pasado muy bien con ustedes —dijo Lucas, levantándose del mueble para estirarse—, pero es hora de que me vaya a mi casa. ¿Quieres que te de un aventón hasta la tuya? —me preguntó.
Asentí y me levanté para despedirme de Fer, le agradecí por la linda tarde que habíamos pasado y nos abrazamos. Me hubiera gustado mucho haber disfrutado más de su compañía, pero el nudo en la garganta que tenía y las dudas en mi cabeza me lo impedían. Estaba hecha un lío, quería llegar y recibir mi anhelada explicación, pero al mismo tiempo quería ignorar todo lo que había sucedido.
Lucas estacionó el vehículo frente al escala y yo suspiré, tratando de calmar mis sentimientos por vez definitiva. Le agradecí por todo y me despedí con un beso en la mejilla. En el ascensor sentía mi corazón martillar y oprimirmi pecho: el Justin que me encontraría adentro no iba a ser el mismo amante dulce de la noche anterior.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron lo divisé sentado en el mueble de la sala con un vaso de Whiskey en la mano, el cual revolvía una y otra vez para hacer tintinear el hielo contra el cristal. Tenía la mirada perdida y la preocupación bañaba su hermoso rostro y me sentí culpable, pero el recuerdo de la voz de Selena me dio fuerzas para avanzar y enfrentarlo.
El sonido de mis tacones al tocar el suelo lo alertó de mi llegada. En silencio, dejó su bebida sobre la mesa y alzó su imponente figura del sofá. Su rostro lucía una furibunda expresión, pero sus ojos brillaban de alivio al verme a salvo. Ya que lo tenía frente a mí, pensé: ¿Qué era lo que tenía que hacer en ese momento? ¿Reclamarle? ¿Escapar? ¿Desfallecer?
—Hasta que por fin te dignas a aparecer. —Aunque su voz era calmada, era obvio que estaba enojado—. ¿Dónde estabas?
—Te deje dicho con tu secretaria que saldría con unos amigos—respondí, tratando de mantener mi voz serena. Quería llorar, pero no iba a hacerlo frente a él, no de nuevo, me negaba a hacerlo... algo entre los dos se había roto.
—¿Cuáles amigos, ______? ¿Te costaba mucho contestar el teléfono al menos una vez?—ironizó—. Te llamé más de treinta veces.
¿Eso era enserio? ¿Él me estaba reclamando no haberle contestado, cuando él también había ignorado mis llamadas?Y para colmo, su exnovia había tomado su teléfono y se había burlado de mí. Tomé un respiro profundo y decidí darle una oportunidad para que él mismo me explicara qué había sucedido con Selena.
—Fui con Fer y otros dos chicos a tomar un café, luego fuimos a ver unas películas. Eso fue todo lo que hice, dejé el teléfono en el bolso y no se me ocurrió revisarlo.
—¿Quién te trajo?
—Lucas.
Su cara se contrajo en una mueca de disgusto.
—¿Lucas qué?
—¿Es esto un maldito interrogatorio?—pregunté exasperada.
—Sí —sentenció él—. No maldigas y contéstame, _____ ¿Lucas qué?
—No sé su apellido.
—¡Mierda! —rugió exasperado—. ¿No te dije que tuvieras cuidado? Eres mi mujer, ___a, muchos van a querer acercarse a ti solo porque llevas mi apellido.
Así que era su mujer cuando a él le convenía. ¿Por qué demonios no me decía qué hacía Selena con su teléfono por propia voluntad?
—Debiste avisarme que ibas a salir y que te ibas a quedar hasta tarde —insistió—. Te he dicho que estés pendiente del teléfono, no puedes solo tirarlo al bolso y olvidarte de él.
—¿Es esto una maldita prisión? —refunfuñé harta de esa situación—. Si doy dos pasos a la derecha debo enviarte un mensaje: Justin, he dado dos pasos a la derecha, ¿podría dar uno a la izquierda?Su rostro volvió a contraerse en una mueca de dolor. Mi comentario le había dolido y, aunque debía disculparme por mi actitud, no estaba dispuesta a ceder. ¡Quería una maldita explicación, pero no quería tener que pedírsela! Quería que me demostrara que ese matrimonio funcionaba, que fuera honesto conmigo y me dijera si había pasado algo con esa mujer.
—No... —murmuró ido—. Yo solo... yo solo quiero saber que estás bien, es todo. No quiero que te sientas prisionera por mi causa.
Suspiré, el muy maldito intentaba dar vuelta la situación y hacerme sentir mal. No me importaba lo que dijera o cuánto le dolieran mis palabras, no iba a retractarme de ellas. Me mordí el labio esperando que dijera lo que quería oír, pero no dijo nada, solo que quedó parado en medio de la sala mirándome.
—¿Hay algo que tengas que decirme?—le pregunté, esperando que confesara, pero solo se encogió de hombros y negó con la cabeza—. Muy bien, me iré a dormir entonces.
Quería descansar en el cuarto con Teddy, pero eso era bastante cobarde de mi parte. No huiría de él, menos cuando yo misma había propiciado la discusión. Tiré el bolso a un lado y me largué a dar un baño. Cuando estaba lista para dormir, revisé mi teléfono. Justin no había exagerado, realmente me había llamado más de treinta veces, casi cuarenta. Dolida, dejé el aparato en el velador y me acomodé dándole la espalda al lugar que él ocupaba. Lo sentí entrar minutos más tarde. El colchón se hundió a mi lado y pronto sus caricias invadieron mi hombro descubierto. Me removí para apartarme de sus besos.
—Justin, estoy cansada.
No lo miré, él se quedó un rato allí, sin moverse, y poco después se levantó para ir al baño. Cuando se reunió conmigo en la cama,me dio la espalda de la misma forma en que yo lo hacía. Esa era la primera vez que dormíamos sin mirarnos frente a frente. Comencé a llorar sigilosamente, no quería que él se diera cuenta de mi pesar. Después de luchar alrededor de una hora con mis lágrimas, me quedé dormida.NOTA:
5.6K! Dios, jamás pense llegar a este número , la verdad no tenia muchas esperanzas de que mi FanFic tuviera ni 100 visitas. GRACIAS!
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¿Matrimonio falso?
FanfictionJustin y _______ son dos personas de mundos totalmente diferentes. Él exitoso empresario, rico y triunfador pero dañado sentimentalmente por un pasado lleno de cicatrices. Ella hermosa y risueña afronta los problemas de la vida con optimismo a pesa...