Capítulo 4:

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Capítulo 4:
Pasé toda la mañana pensando en la excusa que iba a darle a Camille y a Marcus. Cuando salí de la cafetería e iba camino a casa se me ocurrió una, no sabía si iba a funcionar pero era lo único que tenía así que optaría por usarla.
Cuando llegué Marcus estaba sentado en el mueble grande escuchando un partido de Fútbol, no le presté atención y me encaminé a mi cuarto. Me cambié y fui a la cocina a preparar el almuerzo. Ensayé una y otra vez en mi cabeza la excusa que iba a dar, sólo esperaba que se la creyeran y me dejaran ir, no quería dejar plantado a Justin.
Marcus me sacó de mis pensamientos cuando me dio una nalgada, apreté la mandíbula como de costumbre para evitar soltarle las miles de cosas que se merecía, pero no lo hice, necesitaba que estuviera contento.
Camille y Ted llegaron cuando casi estaba listo el almuerzo. Me puse nerviosa y recé porque me creyeran y me dejaran ir. Los tres se sentaron y yo les serví, después de unos minutos cuando estábamos los cuatro comiendo sentí que ya era hora de hablar.
—Camille, necesito que me des la noche libre hoy.
— ¿Perdón? —Me preguntó incrédula—. ¿Crees que puedes tener una noche libre?
Marcus me miro con desconfianza. — ¿Por qué quieres la noche libre, _______?
—Donna, una amiga de la cafetería tiene unos vecinos que van a mudarse, pero necesitan que les ayuden con la limpieza y a empacar... me pagaran doscientos dólares por ayudar.
— ¿Doscientos dólares? —pregunto Marcus, interesado.
—Sí, están un poco apurados porque casi les llega la hora de partir y bueno, pienso que no caerían mal los doscientos dólares.
—Tenemos mucho que hacer en el Bar... —Insistió Justin con molestia.
—Puedo ir a ayudarte a limpiar y a preparar todo, necesito que me dejes ir como a las seis y media.
—Déjala ir, Cami. Esos doscientos dólares nos caerían excelentes.
Sentí a mi subconsciente suspirar de alivio, me había portado tan sumisa todos estos años, haciendo todo lo que me pedían y nunca protestaba que supongo que era por eso que Marcus no sospechaba nada. Jamás pensaría que le estaba dando una excusa para salir con un hombre.
Fui a mi habitación y tomé uno de los billetes de cien dólares. Acompañé a Camille al bar y comencé a limpiar las mesas. Traté de buscar el momento de hablar con Malú, necesitaba su ayuda para prepararme para mi cita.
Estaba nerviosa, entusiasmada y llena de expectativas para esa noche. En ese momento me di cuenta de lo mucho que me gustaba y lo ansiosa que estaba por verlo. Eso me asustaba. Aproveché el instante en que Camille estaba distraída para acercarme a Malú.
—Necesito un Favor, Malú.
—Claro, ___. Dime, ¿que necesitas?
—Esta noche tengo una cita. —Le tape la boca a tiempo para evitar que gritara—. Es un secreto Malú, nadie puede saberlo.
— ¿Cómo vas hacer para escaparte?
—No tengo que escaparme, invente una excusa y pedí permiso.
— ¿Marcus te dejo ir?
—Sí, dije que me pagarían doscientos dólares así que no pudo decir no.
— ¿De dónde sacarás doscientos dólares, ___?
—Eso no importa. ¿Vas a ayudarme? Tal vez tengas un vestido y zapatos que me prestes, maquillaje. Vives cerca de donde quedé de verme con él.
—Por supuesto, le diré a Camille que necesito unas cosas y te acompañaré —Me dio un abrazo y me miró—. ¡Estoy tan feliz, ___!
Le sonreí y seguí con mi labor de limpiar las mesas. A las seis y media tomé mi bolso y en compañía de Malú nos dirigimos a su casa. Al llegar, ella me tomó de la mano y me condujo a su habitación, del closet saco tres vestidos cortos, uno negro, el otro Azul rey y el último rosado.
Me decidí por el vestido azul rey con sólo un tirante en el hombro derecho, unas sandalias de tacones plateadas y un bolso de mano del mismo color, me di un baño y traté de que el agua tibia me relajara. Estaba muy nerviosa no tenía idea de cómo comportarme con Justin. Era tan contradictorio, un día me decía que quería mantener las formalidades y al otro me invitaba a cenar. ¿Qué era lo que en verdad quería?
Cerré la ducha, me sequé y tomé una bata. Cuando salí del baño encontré a Malú con los accesorios y todos los implementos para el maquillaje, me senté frete a la peinadora y ella comenzó a lacearme el cabello.
— ¿Nerviosa?
—Un poco... -Admití.
—No tienes que estarlo, sé tú misma. Te va a amar, eres una gran persona, ___ —Le sonreí con agradecimiento. Ella era una buena amiga, realmente muy buena.
Una vez que terminó de lacearme el cabello comenzó a ondearme las puntas, cuando terminó con mi peinado y siguió con el maquillaje. Le pedí que me maquillara lo más ligera posible, sólo usó el compacto, rímel, rubor y un brillo de labios.
Me puse el vestido y las sandalias. Cuando estaba lista me miré al espejo de cuerpo completo que tenía en la habitación y me observé. Por primera vez en mi vida estaba satisfecha con mi aspecto, el vestido se pegaba a mi cuerpo y me llegaba dos dedos encima de la rodilla.
—Estás espectacular, ___. Estoy segura que se le caerá la baba...
—Gracias por todo, Malú. Creo que es hora de que te vayas antes de que Camille te regañe.
—Tienes Razón. —Se acercó y me abrazó—. Mucha suerte, aquí te dejo las llaves para que cuando llegues te cambies. Cuídate ___.
Malú se fue y yo mire el Reloj. Faltaban diez minutos para las ocho, tomé las llaves y salí de la casa. Cerré la puerta y metí las llaves en el pequeño bolso de mano plateado.
Cuando caminaba podía sentir las miradas de algunos hombres puestas en mí, me sentía algo ridícula pero decidí ignorarlo, afortunadamente la casa de Malú no estaba lejos del lugar acordado y cuando llegué ya me estaban esperando.
—Buenas noches, Tyler —Le dije al llegar.
—Buenas noches, Señorita Tisdale. Está hermosa... —Le di las Gracias y él me abrió la puerta. Cuando entré Justin estaba sentado con un elegante traje negro. Sus ojos grises brillaron al verme.
—Buenas noches, Señorita Tisdale. Se ve usted espectacular.
—Muchas Gracias, Señor Bieber. Usted también se ve muy bien.
Aunque la palabra "Bien" quedaba bastante corta, estaba guapísimo y espectacular, un verdadero colirio para las mujeres. Tyler nos llevaba por las calles de Seattle, la ciudad estaba radiante con las luces y toda la actividad comercial. Debía tener una cara de idiota porque nunca había salido, sólo iba de la casa a la cafetería y al Bar.
Tyler nos dejó en la entrada de un lujoso restaurante, se bajó para abrirnos la puerta. Yo salí con su ayuda y Justin salió después de mí, le dijo a Tyler que lo llamaría cuando lo necesitara, él asintió y se marchó. Justin me tomó de la cintura y me condujo hasta el restaurante.
Mi cuerpo reaccionó ante su toque y él parecía satisfecho con ello, me sonrojé. El restaurante era de lujo, por supuesto, di gracias a Malú por todo lo que había hecho por mí. La mesera nos llevó hasta una mesa alejada, Justin me apartó la silla para que me sentara y después tomo asiento frente a mí.
La mesera nos dio un menú a cada uno, Justin debió ver mi cara de incomodidad porque pidió por los dos. La chica volvió unos minutos después y nos sirvió el vino, dejándonos solos. Yo no sabía que decir en un momento como ese, nunca había estado en una cena formal.
—Agradezco que haya aceptado venir a cenar conmigo.
—Dijo que no aceptaría un no por respuesta.
Sonrió. —Tiene razón, pero me alegro haberlo hecho. Vale la pena sólo ver lo hermosa que está.
—Muchas Gracias —dije, sonrojándome. Trate de buscar un tema de conversación pero me di cuenta de que no sabía de qué hablar porque no lo conocía—. ¿Cuántos años tiene? —
Empecé por lo básico y recordé que él también me había hecho esa pregunta.
—Veintisiete —respondió, llevándose la copa a los labios.
— ¿Es hijo único?
— ¿Es esto un interrogatorio, Señorita Tisdale? —pregunto divertido.
—No, pero son preguntas que ya usted me ha hecho, supongo que es justo que yo también sepa de usted.
La mesera trajo nuestra comida y después de desearnos buen provecho se retiró, Justin comenzó a cortar la pechuga de pollo y yo lo imité, me dio una sonrisa divertida antes de responderme.
—Un buen argumento, Señorita Tisdale. No lo soy, tengo un hermano y una hermana. —Come un poco y luego me mira—. ¿Cómo se llama su hermanito? ¿Qué edad tiene?
—Theodore, tiene diez años. ¿Sus hermanos? —Comí un poco de puré de papas mientras esperaba su respuesta.
—Mis hermanos se llaman Jaxon y Jazmin, él tiene treinta años y ella diecinueve.
—Es de mi edad.
Asintió y yo le pregunté por su trabajo, quería desviar la conversación de la familia. Él me conto sobre su empresa Bieber Enterprise Holdings, Inc. Me di cuenta de que amaba su trabajo cuando me dijo emocionado a qué se dedicaban y lo que planeaban hacer con la nueva tecnología que estaban desarrollando. Trataba de volver la conversación hacia mí, pero yo le daba respuestas vagas y cambiaba de tema.
Mientras conversábamos noté cómo se iba relajando y yo con él, hasta parecíamos dos buenos amigos conversando de cualquier cosa, soltó una carcajada en el momento en que le confesé que odiaba el café y pareció mucho más joven. Lo único que arruinaba el momento para mí era oírlo llamarme "Señorita Tisdale".
Terminamos de cenar y él pidió el postre, la mesera se apareció unos minutos después con unas copas llenas de helado de Vainilla, me asombré y lo miré, era un postre sencillo para un lugar tan elegante.
—Me gusta el Helado de Vainilla, es mi favorito y me gusta solo.
Asentí y comenzamos a comer. Me preguntó por mis gustos musicales y mis Hobbies, me asombré al ver que teníamos el mismo gusto en música y le comenté que mi Hobby era la lectura. Después de terminar el helado Justin llamó a Tyler para que nos fuera a buscar. Sentí una punzada de decepción, no quería que la noche terminara, ni tampoco volver a esa casa donde estaba ese asqueroso hombre.
Justin se levantó y como buen caballero me haló la silla para que me levantara, cuando caminábamos volvió a tomarme de la cintura, ese simple gesto se tornó tan posesivo que creía que estaba delirando. Tyler estaba esperándonos y abrió la puerta para nosotros, me embarqué y luego Justin detrás de mí.
Tylerr conducía mientras Justin comenzaba a hablarme. No tenía idea de qué era lo que me decía, ya que estaba más preocupada en cómo salir de ahí, no podía dejar que me llevara a mi casa. Tyler se estacionó en nuestro lugar de encuentro y Justin me miró.
— ¿Va a darnos la dirección de su casa?
Miré sus ojos grises y alargué la mano para abrir la puerta.
—Aquí me bajo, gracias.
Salí del auto dispuesta a irme pero Justin salió detrás de mí, tomó mi brazo y me dio la vuelta para encararlo.
—No puede irse, Señorita Tisdale. Ya es tarde y es peligroso que esté sola.
—Apenas son las diez, estaré bien. He regresado a casa mucho más tarde.
Alzo una ceja como signo de reprobación. — ¿Qué hace fuera tan tarde?
Suspire. —Nada. De verdad no hace falta que me lleve.
No dijo nada pero tampoco me soltó, sus ojos grises estaban fijos en mí y yo me sentía tan pequeña en ese momento. Quería irme y a la vez no, no quería dejarlo y parecía que él tampoco quería alejarse de mí.
— ¿__?
Ambos volteamos al mismo tiempo y vimos a José parado a unos pocos metros de donde estábamos. El alivio me inundó, podría irme con José, le sonreí y me gire hacia Justin.
—Ya no estaré sola, José me acompañará a mi casa.
—Pero...
Lo interrumpí. —No tiene por qué preocuparse, no estaré sola. —Me acerqué a él, gracias a los tacones casi era de su mismo tamaño, planté un pequeño beso en su mejilla y le sonreí —. Muchas gracias por esta noche, Señor Bieber. Nos veremos mañana.
Sus ojos grises brillaron y respiró profundo, por alguna razón en ese momento me sentía poderosa, caminé hacia José y lo tomé del brazo, ambos caminamos en dirección a la casa de Malú.
Al llegar abrí la puerta y la cerré en cuanto José entro detrás de mí, me acompañó al cuarto y yo comencé a quitarme los zapatos y a buscar mi ropa.
— ¿Ese no es el mismo tipo que estaba en la cafetería?
—Sí —Tomé mi ropa y me metí al baño—. Sólo salimos a cenar.
—Ese hombre tiene interés en ti, ___.
—Sólo somos amigos —Le grité, mientras me sacaba el vestido, tratando de ignorar la emoción de pensar que él pudiera realmente estar interesado en mí.
— ¿Cómo demonios te escapaste de Camille y Marcus?
—Les di una excusa. —Me puse mis pantalones, la Camisa negra y salí. Me senté a su lado a ponerme las converse—. Así que creen que estoy limpiando y ayudando con una mudanza.
— ¿Estás loca? ¿Qué pasa si te descubren?
—Ya estoy aquí. No pasará nada.
—Él tiene interés en ti, ___. ¿Y tú en él, verdad? Si no fuera así, no te hubieras arriesgado.
Miré a José mientras él me sostenía la mirada atentamente, pero decidí no contestar. No quería decirlo en voz alta, admitía que me gustaba pero aceptarlo ante alguien más solo me pondría a pensar cosas innecesarias. Terminé de colocarme las zapatillas, me lavé la cara, tomé mi bolso y ambos salimos de la casa de Malú.
Llegué al bar y le entregué las llaves, estaba ansiosa de que le contara pero sabía que ese no era el momento. Me despedí de José y seguí el camino a la casa, por lo menos dormiría un poco más temprano ese día.
Marcus estaba tirado en el sofá —como siempre— cuando llegue a casa. Le di los doscientos dólares y él me sonrió complacido. Se levantó, se acercó a mí y comenzó a acariciarme el cabello y luego me dio un beso en la mejilla. Reprimí mis ganas de apartarlo y él sonrió, me mordió la oreja y se dirigió a la cocina despreocupado. Me tragué la bilis que se había acumulado en mi garganta, lo único que tenía era asco.
Me fui a mi habitación y encontré a Teddy acostado. Me dio una sonrisa y siguió pintando en el cuaderno. Lo que más le gustaba era pintar y lo hacía estupendo. Me dirigí al baño a cambiarme y cuando entré al cuarto Teddy tenía mi nuevo teléfono en las manos
— ¿De dónde sacaste esto, ___?
—Es un regalo, Teddy. ¿Por qué estas revisando mi bolso? —Le pregunte, quitándoselo
—No lo hago. Comenzó a sonar y sólo quería ver qué era.
¡Oh Dios! Gracias al Cielo no había sonado frente a Marcus, le dije a Teddy que no se preocupara, él asintió dudoso pero volvió a su dibujo. Revisé el teléfono y me encontré un mensaje de Justin Bieber.
Justin Bieber:
Espero que haya llegado sana y salva a su casa. Me dejó preocupado.
Tecleé una respuesta rápida.
____ Tisdale:
Estoy sana y salva en mi casa, gracias por preocuparse y por la cena.
Un minuto después me llegó su respuesta.
Justin Bieber:
Fue un verdadero placer. Nos veremos mañana, Señorita Tisdale. Que pase buenas noches.

_____ Tisdale:
Buenas noches, señor Bieber.
Guarde el teléfono y me acosté en mi cama rememorando lo maravillosa que había sido esa noche. Suspire y aunque no podía verme podía sentir la sonrisa tonta en mi cara, me acomode y poco a poco el sueño fue llegando a mí.


**********


Los gritos resonaron fuertemente desde la sala. Miré el reloj y eran las 3:30 de la madrugada. Era Camille, quien se quejaba, mientras se escuchaban cosas rompiéndose. Mierda, estaban teniendo otra pelea. Sentí el lado de mi cama hundirse y vi a Ted acostarse junto a mí.
— ¿No estabas durmiendo? —pregunte sorprendida, él tenía el sueño pesado, así que esto usualmente no lo despertaba.
—No puedo. —Se arropó hasta el cuello y se abrazó a mí. ¡Oh, mi niño hermoso! Me levanté a buscar mi nuevo teléfono junto a mis auriculares en la caja que había dejado en la gaveta de mi ropa interior. Me acerqué a él y le coloque los auriculares, busqué una canción de la lista que Justin había dejado allí y la puse a reproducir, le subí el volumen, le di un beso en la frente y lo abracé. Ted cerró los ojos y unos minutos después se había quedado dormido.
xx
Había pasado dos semanas desde la primera vez que Justin y yo nos encontramos; en esas semanas se había hecho costumbre el que me esperara para ir a la cafetería, se tomaba dos o tres tazas de café, me daba la propina de cien dólares y se despedía para trabajar. Pasábamos las mañanas y las madrugadas hablando por mensajes, una vez me llamó cuando estaba en el bar, pero pude decirle que estaba con unos amigos, de todas maneras, era normal en una joven de diecinueve años.
Marcus y Camille me miraban con desconfianza en muchas ocasiones, estaba de muy buen humor y muchas veces me quedaba en la Luna pensando en Justin, siempre me repetía que debía tener más cuidado pero me era imposible apartarlo de mi mente.
—Bueno, nos vemos mañana —dijo Justin, sacándome de mis pensamientos.
Asentí y él me sonrió, tomó mi mano para llevársela a los labios y besarme los nudillos. Salió de la cafetería mientras yo trataba de calmar mi corazón. Donna pasó por mi lado y me dio un codazo amistoso mientras escuche que Mila bufaba.
Salí de la cafetería y me dirigí a mi casa, le respondí un mensaje a Justin que preguntaba si ya había salido y le dije que le respondería más tarde. Cuando llegué Marcus estaba sentado en el Sofá, pero esta vez lucía diferente, como si estuviera esperándome. Levantó el rostro y sus ojos azules me taladraron furiosos.
—Qué bueno que llegaste, ___ —dijo muy despacio—; así puedes explicarme de dónde sacaste todo esto...
Me mostró el royo de billetes de cien dólares que había estado guardando y la caja del teléfono, tragué fuertemente mientras lo miraba.
¿Qué excusa podía dar?

¿Matrimonio falso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora