Capítulo 20

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Justin soltó un suspiro de frustración ante la brillante presentación de Selena, pero yo no pude apartar la mirada de la sonrisa hipócrita que esbozaba. Estaba completamente segura de que había hecho eso para molestarme a mí, y exasperar a Justin de antemano. La verdad era que yo nunca había sentido una real hostilidad hacia las personas, ni siquiera hacia Mila, pero ella era diferente. Justin carraspeó y me apretó más a él.
—Si nos disculpas, Selena... hay más personas esperando por conocer a mi esposa.
— ¡Oh, sí! —exclamó ella—. Lo siento, espero que podamos vernos más a menudo. Por cierto... no me iré de aquí sin un baile, Justin.
Me tensé ante aquella idea, no quería verla en los brazos de Justin, ni siquiera cerca de él, aunque sabía que se verían de todas formas en la oficina. Respiré hondo, no podía permitir que eso me afectara; todavía había personas por conocer y no quería darle la satisfacción a Selena de saber que su presencia me había afectado.
Solo pude respirar tranquila cuando ella estuvo fuera de mi vista. No sabía por qué me sentía tan amenazada, si porque había tenido una relación con Justin o porque no era de mi agrado en lo absoluto. Intenté ignorar la extraña oleada de posesividad que me golpeó en el rostro al sostener a Justin del brazo. Quería gritarle a todas las mujeres que estaban en esa reunión que él era mío, solo mío. Respiré hondo otra vez para lograr controlar mis pensamientos, no podía echar a volar mi imaginación en ese lugar y tampoco quería decir palabras que me dejaran al descubierto.
Seguí sonriendo celestialmente a todas las personas que se acercaban a conocerme durante toda la tarde; Teddy se había cansado hacía rato de las presentaciones y había optado por ir a jugar. Lo reprendí, no quería que pensaran que era grosero, pero Justin me tranquilizó apelando a que mientras más infantil actuara, mejor.
Pronto, un hombre alto y rubio se nos acercó. Era ya mayor y llevaba del brazo a una rubia como de mi edad. La chica era hermosa, una verdadera belleza que sabía desenvolverse muy bien en ese mundo... parecía estar acostumbrada a los eventos sociales. Me tensé ante la idea de que fueran pareja, había escuchado historias de jovencitas que cazaban a hombres mayores por dinero; yo misma había lo había visto muchas veces cuando trabajaba para Camille. Esbocé una sonrisa cuando llegaron hacia nosotros, para disimular.
—Señor Bieber, le agradezco mucho la invitación —saludó el hombre amablemente.
—Gracias a usted por venir... —correspondió—. _____, este es el Señor Alexander Kavanagh, dueño de CJL, una de las editoriales más importantes de Seattle, y su hija Fernanda Kavanagh.
—Es un placer conocerla, Señora Bieber —me dijo tomando mi mano para besarla.
—A mí también me alegra conocerla, puede llamarme Fer—agregó la chica con una sonrisa.
—Y tú puedes tutearme y llamarme ____ —sonreí más.
Ella rio con mi comentario y comenzamos una agradable conversación. Mientras, mi marido y su padre hablaban de la economía y esas cosas. Fer fue muy amable conmigo y no trató de indagar en mi relación con Justin en ningún momento, aunque se veía curiosa al respecto —como todos los demás. Bastó que charlara unos minutos con esa mujer para adorarla; era extraño, pero me sentía muy cómoda con ella. Era agradable reír con sus comentarios y ocurrencias.
—Sé que la conversación está animada, pero debemos movernos —irrumpió el Señor Alexander—. Estamos obstruyendo la fila, Fer.
Me sentí un poco triste, no quería que ella se fuera, me la estaba pasando muy bien con ella.
—Después que la gente termine de presentarse podemos seguir conversando—me animó Fer.
Asentí más reconfortada, luego ella tomó del brazo a su padre y se marchó a saludar a otras personas. Por mi parte, seguí conociendo gente; familiares de Justin, amigos y empleados. Estaba comenzando a adaptarme a la reunión cuando sentí a Justin tensarse nuevamente, miré frente a nosotros y descubrí a un hombre alto y apuesto acercándose a nosotros.
—Justin —lo saludó el recién llegado.
—Hola, John—respondió mi esposo fríamente—. ______, este es el Doctor John Bianco —me lo presentó a regañadientes.
El Doctor Bianco me estrechó la mano seductoramente e intentó plantar un beso en ella, pero yo la retiré antes.
—Es un placer conocerte por fin, _____ —agregó decepcionado.
—Puede llamarme, ___ —comenté para reparar el daño—. ¿Es usted un colega de Pattie?
—No, la Doctora Bieber es Pediatra y yo soy Psiquiatra.
¿Psiquiatra? ¿Por qué conocería Justin a un Psiquiatra? Mi marido se removió incómodo a mi lado, obviamente queriendo detener esa conversación lo más rápido posible. Aunque el Señor Bieber destilaba hostilidad por todos lados, el doctor Bianco no perdió su sonrisa en ningún momento.
—No quiero ser grosero, John, pero hay más gente esperando por _____.
—Por supuesto, no quiero incomodar —sonrió arrogantemente—.Ha sido un placer conocerte, ___... Nos veremos en Consulta Justin.
Justin apretó la mandíbula tan fuerte que temí que se fuera a partir un diente. Me preocupé, ¿por qué Justin se veía con él? ¿Qué problemas tenía para que tuviera que consultar con un psiquiatra? Tragué fuertemente ante la posibilidad de que padeciera una psicopatía; estábamos tratando de sacar un matrimonio adelante y yo no tenía idea de quién era mi esposo.
— ¿Por qué tienes que verte con un Psiquiatra?—le pregunté una vez que había conocido a todos los invitados. Él se removió nervioso y trató de fingir una sonrisa.
—No es algo de lo que debas preocuparte, ____ —acarició mi mejilla—. Te prometo que todo está bien.
No quise seguir discutiendo porque sabía que llamaríamos la atención, ya tenía suficiente con toda la parafernalia que todos habían hecho en mi honor ese día, así que traté de disfrutar la fiesta. Gracias a las atenciones de Justin, fue muy fácil enfocarme en parecer una esposa digna del gran Justin Bieber.
Él se comportó como un verdadero caballero conmigo; siempre atento y cariñoso, aunque muy reservado. Cambiaba el tema cada vez que algo se acercaba a su pasado o a su relación con el Doctor Bianco, por lo que el corazón se me encogió de angustia. ¿Qué pudo haberle pasado?
Más tarde pude charlar un poco más con Fer y eso me subió el ánimo, ella era increíble y divertida, me sentía muy a gusto con ella.
—Comenzaré a estudiar "Literatura Inglesa" este semestre —me comentó en tono alegre
— ¡Igual que yo!—chillé emocionada.
— ¿¡Es en serio?! —exclamó—. ¡Es increíble! Podremos vernos más seguido, te dejaré mi número para que nos mantengamos en contacto. Creo que podríamos salir de vez en cuando.
Asentí emocionada por haber hecho una nueva amiga y seguí conversando con ella. Un rato después se nos unió Jazmin, quien lucía impecable en su vestido azul. Entre las dos planearon salir de compras y un sinfín de costosas actividades a las cuales no estaba acostumbrada, sin embargo acepté acompañarlas de buena gana. Al parecer, yo era la única persona en ese lugar que no se alegraba ante la expectativa de pasar todo el día en el Centro Comercial.
Cuando nos despedimos, busqué a Justin por todo el recinto. Al verlo, sentí una intensa punzada en el corazón. Estaba bailando con Selena. Sus cuerpos se movían compenetradamente en un lento y cálido ritmo. Inspiré, tratando de frenar mis pensamientos, pero no pude dejar de admirar lo perfectos que se veían juntos.
— ¡La detesto!—gruñó Jazmin a mi lado—. Es una arrastrada.
—Era la novia de tu hermano, ¿verdad?
—Nada serio, él no se tomaba en serio a las mujeres antes de ti, aunque debo admitir que esa ha sido la peor de todas sus novias.
—Supe que es su empleada.
—Sí, lo es... —suspiró ella—. Tiene que ser muy buena en su trabajo, sino mi hermano no la soportaría. Basta ver su rostro para saber lo desagradable que es.
Miré a Justin una vez más, su semblante estaba contraído en un ceño fruncido y una mueca de desaliento. Parecía que estaba tratando de controlarse para no gritar, era obvio que estaban discutiendo y trataban de disimularlo.
—Ten cuidado con ella —boqueó Jazmin al notarlo también—. Sé que mi hermano no quiere nada con ella, pero no diría lo mismo de ella.
—Lo tendré, Jazmin —agradecí—. Por cierto... ¿sabes por qué Justin ve a un Psiquiatra?
—Comenzó en su etapa rebelde y lo ve hasta hoy...
— ¿Era rebelde?
—Como no tienes idea... de hecho, dio bastantes dolores de cabeza, sobre todo a mi papa, que tenía que mover Cielo y Tierra para que no hubieran consecuencias legales.
— ¿Qué hacía?
—Se metía en todo tipo de peleas, tendrías que haber visto cómo llegaba a casa... —rio—, aunque creo que sus oponentes quedaban mucho peor.
¿Peleas? ¿El perfecto y carismático Justin Bieber se metía en luchas callejeras? Obviamente ese era un recordatorio de que las apariencias engañaban y de que él tenía todo un pasado previo y una historia de la que yo no sabía absolutamente nada. Lo único que sabía de él era que había sido adoptado, que no sabía quiénes eran sus padres y que tampoco le importaba.
Suspiré, quizás con el tiempo él sentiría la confianza suficiente para contarme con su propia boca sobre su vida. Aquello era importante para nuestro matrimonio, era difícil pensar que funcionara si no sabíamos nada el uno del otro.    

¿Matrimonio falso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora