Capítulo 26

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NARRA JUSTIN

Las malditas semanas pasaban y _______ estaba cada vez más distante. No me había costado mucho recuperarme, los golpes no habían sido graves. Me hubiera defendido mucho mejor si no hubieran sido tres contra mí; gracias a Dios mis conocimientos de autodefensa y taekwondo me habían ayudado. Sin embargo, aunque ya estaba recuperado, ella seguía sin dormir conmigo. Siempre llegaba tarde y con la misma jodida excusa: "estaba con mis amigos". Lucas siempre la llevaba a casa y se me revolvía el estomago de solo pensar que ese maldito cabrón podía estar moviendo sus piezas para conquistar a mi mujer.

No entendía una mierda de lo que estaba pasando. ¿Cuándo se había vuelto tan distante conmigo? ¿Por qué se comportaba así? No tenía idea, no quería hablar conmigo sobre ello tampoco. ¿Cómo podíamos resolver las cosas si no me decía nada? Por las noches dormía con Teddy y no se aparecía para despedirme por las mañanas; cuando volvía por la tarde, ella ya estaba acostada con el niño.

Tomé un poco de Whisky, no estaba de humor para estar en esa cena en especial, pero el cliente era muy importante. Miré a Selena caminar hasta la mesa, envuelta en un vestido negro que se amoldaba perfectamente a su figura. Era una mujer muy atractiva, sí, eso lo había notado desde que había entrado a trabajar en la empresa, pero no terminaba de convencerme. Se sentó a mi lado y suspiró.

—El cliente acaba de llamar, dice que no podrá reunirse con nosotros hoy.

Me llevé las manos a la cabeza, ofuscado. —Esto fue una pérdida de tiempo —dije levantándome, pero Selena  me tomó de la manga de mi chaqueta.

—No seas amargado, Justin, cena conmigo y luego te vas.

Mi instinto me decía que era mejor que me fuera a casa, que lo mejor era que la llevara a su departamento y cerrara el tema ahí, pero yo era, ante todo, un caballero criado por Pattie y no podía rechazar la invitación de esa mujer. Me senté a su lado a regañadientes y tomé el menú, ella me imitó sonriendo.

La camarera tomó nuestros pedidos y yo me sumergí en mi vaso de whisky por largo rato. De repente, sentí la mano de Selena acariciar la mía confianzudamente, me removí para apartarme de ella sin parecer grosero, pero ella me sonrío y echó su largo cabello castaño hacia atrás. Si hubiera hecho eso hacía algún tiempo atrás, sin duda hubiera caído en su trampa, pero no en ese momento, cuando ya había probado a ___________. Dudaba sobre poder a una mujer como la deseaba a ella y ese pensamiento me heló.

—¿Cómo te va con tu matrimonio?

No contesté, no quería hablar sobre las últimas semanas con mi mujer. Todo había empeorado desde aquella maldita fiesta y no pensaba mejorar. Tomé otro trago, sintiendo el liquido caliente descender por mi garganta, y bajé la vista. No sabía por qué quería que ________ se quedara conmigo, nunca me había puesto a pensar en eso tampoco, solo sabía que, de alguna manera, me gustaba su compañía y el sexo con ella era increíble. ¿Era eso suficiente para no querer dejarla? Durante las últimas semanas, no habíamos tenido sexo ni tampoco habíamos charlado como solíamos hacerlo. De hecho, si hubiera sido otro hombre ya la hubiera dejado, pero no podía hacerlo. Ella y Teddy eran mi familia, la familia que yo había escogido para mí.

—Parece que hay problemas en el paraíso —comentó risueña al no obtener mi respuesta—, pero ¿qué se podría esperar de ella? Es una niña, Justin.

—¿De qué estás hablando?

—Bueno, solo tiene diecinueve años. Probablemente solo quiera salir por ahí y coquetear con chicos, sobretodo en la Universidad.

—________ no es así —advertí, apretando la mandíbula.

—No digo que ella, precisamente, sino todas las chicas de esa edad. Es la lógica femenina, mientras más amantes más autoestima.

¿Matrimonio falso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora