Capítulo 29

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Capítulo 29:

Sus ojos grises seguían clavados en mí. No importaba cuanto tratara de ignorarlo, él no perdía de vista ningún movimiento que hacia; el ambiente se había tornado tan tenso que hasta Jaxonlo había percibido, incluso había dejado de coquetearle a todas las mujeres, incluyéndome, y trataba de llamar la atención de Justin.
Traté de prestar atención a la conversación que sostenía con Lucas, pero era imposible con el insistente escrutinio de Justin, bebí un poco de mi cosmo.
¡Maldición! ¿Qué se suponía que hacía en ese lugar? ¿Acaso me estaba vigilando? No, Justin no era así. ¿O sí? La idea de que Justin me hubiera estado siguiendo todos esos días me causó escalofríos. Me negaba a verlo como un acosador, pero también estaba consciente de que a él le gustaba tener el control de todo, y eso me incluía a mí. Suspiré largamente, mientras mi cerebro me torturaba. Quizás estaba paranoica, lo más seguro es que se tratara de una casualidad.
Sin embargo, la sensación de sentirme observada había estado conmigo toda la semana, no podía ser mi imaginación.
Fer, con su personalidad extrovertida y su genuina simpatía, estaba intentando animar las cosas y acabar con las malas vibras reinantes, mientras Jaxon trataba de ayudarla. Sin embargo, el escenario se negaba a cambiar: la presencia más imponente de todas estaba hecha un tempano de hielo infranqueable, no hacía más que enfriar el ambiente y eso era, para todos, muy incómodo. Me enfadé, se suponía que había ido a ese lugar a divertirme por una miserable vez en la vida. ¿Por qué no podía dejarme?
No, él no iba a evitar que tuviera la mejor noche de mi vida. Bebí lo poco que restaba de mi cosmo y arrugué la cara. El líquido que descendía por mi garganta me quemaba el esófago. Respiré hondo y le sonreí a Lucas, aún sabiendo que Justin me observaba.
—¿Vamos por mas bebidas?
—Claro —respondió él, sonriendo. ¿Por qué Justin no podía ser la mitad de agradable de lo que era Lucas?
Me alejé de la mesa con Lucas detrás de mí y no miré hacia atrás, estaba decidida a divertirme. No obstante, apenas llegué a la barra me volteé disimuladamente para ver a Justin. Estaba mirándome. Sin pensarlo, comencé a coquetear con Lucas. Inicié hablando de tonterías, sonriendo todo el tiempo y tomando mi cabello para juguetear con él. Me sentía ridícula, ¡jamás en mi vida había intentado seducir a alguien! No tenía ni la más mínima idea de cómo debía hacerlo, mis únicas maestras habían sido las pocas películas de la señal abierta que había podido ver.
Sin embargo, la sonrisa de Lucas me animó a seguir. Continué, quería experimentar las bondades de la seducción y hacer todas las cosas que me había saltado. Además, el alcohol estaba ayudándome mucho.
—¿Estás bien? —Me preguntó de repente—. ¿No te sientes incómoda con tu esposo aquí?
—Por supuesto... —mentí—. Él es libre de estar donde quiera, así como yo de hacer lo que me plazca.
Cuando vi su sonrisa, supe que lo que había dicho había sonado demasiado sugerente. Tragué saliva, nunca había pensado en las cosas que se hacían después de la discoteca, eran cosas que no iban conmigo y que no pretendía hacer tampoco. Esperaba que a Lucas se le fuera la idea de la cabeza en lo que quedaba de la noche.
Pronto comenzó a hablarme sobre un concierto que darían en unos días, sin embargo, no le presté mucha atención a sus palabras. Mis ojos se desviaban involuntariamente y se conectaban a los de Justin. Me miraban fijo, tenía su mandíbula apretada, parecía como si estuviera dándome una advertencia, la cual ignore por completo.
—Entonces —me interrumpió Lucas—, ¿qué dices?
—Perdón... ¿qué? —me giré hacia él. No había escuchado nada de lo que había dicho.
—Te pregunte si querías ir al concierto...
—Oh, Claro... —sonreí—. Podemos decirle a Fer y a Marina para que...
—No, espera —me detuvo—. Me refiero a nosotros... solo nosotros.
Lo miré fijamente por unos segundos, hasta que el barman nos interrumpió para atender nuestros pedidos. Respire profundamente, agradeciendo su presencia. Justin y yo no estábamos juntos, pero legalmente yo seguía siendo su esposa y no me parecía correcto salir con él sin resolver la situación. Además, el hecho de que pensara en mí como algo más que una amiga me perturbaba. No quería tener que rechazarlo, ya que era muy inexperta en esas cosas.
Mientras Justin Bieber siguiera clavado en mi corazón y grabado en cada milímetro de mi piel, me sería imposible pensar en otros hombres. No había habido ninguno antes a él, y dudaba que hubiera otros después. Él estaba impregnado en una parte muy profunda de mi corazón y, hiciera lo que hiciera, se negaba a salir de ahí.
Había perdido la cuenta de cuántos Cosmopolitan había ingerido y lo cierto era que, a esa altura de la noche, no me importaba mucho. Estaba divirtiéndome demasiado, y por dios que Fer también lo hacía, podía verla bailar muy sugerentemente con Jaxon desde donde estaba; no se sentía avergonzada en lo absoluto por estar casi encima de él, supuse que era a causa del alcohol... aunque algo me decía que con o sin él, Fer se hubiera comportado de esa forma.
Marina, Lucas y yo bailábamos en la pista algo alejados de ellos; ya no me importaba mucho si sabía o no mover mi cuerpo, solo me dejaba llevar por la música. Justin seguía sentado en el mismo sitio que había ocupado desde que había llegado, lo único que había hecho era beber tanto como yo lo hacía y vigilarme atento.
Algunas horas más tarde, me sentí un poco ebria por primera vez... y, aunque no quería toparme con él, el alcohol me dio una extraña e inesperada valentía. Me disculpé un momento con mis amigos y fui hasta la mesa que ocupábamos todos. Luego, sin mirar a Justin, tomé mi copa para ingerir lo que quedaba de mi bebida de un solo golpe.
—¿No crees que ya es demasiado? —me preguntó con voz ronca. Sentí cada vello de mi cuerpo erizarse solo al escucharlo. Dios... ¡cómo lo extrañaba! No obstante, aunque me moría de ganas de lanzarme sobre él y abrazarlo, no le contesté; terminé de beber y me dirigí a la barra con el vaso en la mano. Cuando estaba a punto de llegar me tomó por el brazo y me preguntó siniestramente.
—¿Piensas ignorarme toda la noche?
Suspiré. —No te estoy ignorando —respondí, soltándome de su agarre—. Es solo que no tengo nada que hablar contigo.
Iba a irme cuando volvió a asirme. — ¿A dónde vas?
—Iré por otra bebida, tengo sed.
—Es demasiado, _________... —exhaló complicado—. ¿Cuántos Cosmopolitan piensas beber?
—Todos los que mi cuerpo aguante. —Le guiñé un ojo, me solté de su agarre y me fui a la barra. Una vez tuve el trago en mis manos, regresé a la pista por los chicos.
Marina se había disculpado para ir al baño, por lo que solo estaba Lucas. Comencé a moverme al ritmo de la música y completamente guiada por el alcohol. No me di cuenta cuando Lucas se acercó a mí y se plantó a solo unos centímetros de distancia. No le presté atención, seguí bailando hasta sentir su mano en mi cintura y su aliento en mi cuello. Volví, por un segundo a mis sentidos. Estaba borracha, pero, en alguna parte de mi ser, mi consciencia todavía seguía funcionando. Debía alejarme, tenía que alejarme. Iba a hacerlo cuando Justin retiró la mano de Lucas de mi cuerpo y me jaló hacia él.
—Lo siento... —se disculpó, sin sentirlo de veras—. Me gustaría bailar con mi esposa. Espero que eso no sea un problema para ti.
No importó cuán bajo lo dijera, sus palabras sonaban autoritarias de todas formas. Tragué saliva estupefacta y asentí a Lucas, para que nos dejara solos. Algo me decía que Justin estaba tratando de contener su furia.
Como si ya su presencia fuera poca, la música se volvió lenta, como si estuviera sincronizada a nuestra relación. La pista se llenó de parejas que se abrazaban y se besaban en cada giro. Sus cuerpos bailaban al suave ritmo de la empalagosa melodía y el amor y la pasión rebozaban el aire. Justin me tomó de la cintura y me pegó a él; sentí mi corazón vibrar, había anhelado demasiado ese abrazo, ese contacto. Un nudo se formó en mi garganta, inevitablemente.
—¿Estás disfrutando de tu libertad? —me preguntó, con su boca en mi cuello.
Levanté la vista y lo observé confundida. —¿Qué dices...?
—¿Es esta la vida que quieres, _______? ¿Salir a emborracharte como loca y conocer gente cuya única preocupación es encontrar una pareja para pasar la noche?
—No me insultes...
—No es eso lo que pretendo, solo evidencio lo que veo — sentenció—. ¿Por qué te fuiste? ¿Me dejaste por esto... ________?
Respiré hondo, no quería hablar con él, pero tampoco quería alejarme, tenía un conflicto mente/corazón, una disyuntiva entre el deber y el querer.
—Te he extrañado tanto... —susurró en mi oído, haciendo temblar hasta la última célula de mi cuerpo—. El departamento se siente tan vacio sin ti... mi cama se siente tan grande sin ti.
Lo mire con los ojos húmedos por las lágrimas—. ¿Esa es la razón por la que me extrañas? ¿Solo porque compartía tu cama?
Él frunció el ceño y me observó dolido. —Nunca he pensado solo en sexo contigo. Creo que estábamos bien, éramos una pareja... lo teníamos todo.
—¡No es así! —grité exasperada. Estaba harta de que me dijera siempre lo mismo. Afortunadamente, la música estaba tan alta que ocultó mis protestas.Justi estaba asombrado ante mi actitud—. No era como yo quería que fuera, no era lo que quería...
—¿Y qué es lo que quieres entonces,________? —Preguntó serio, sosteniéndome entre sus brazos con fuerza—. Si no hablas conmigo no puedo entenderte y quiero hacerlo... de verdad quiero entender qué pasa por tu cabeza. Dime lo que quieres, _____...
—¡Que me ames! —solté por fin. Estaba cansada de ocultarlo y el alcohol me había ayudado a sacarlo de adentro. Se sentía tan bien decirlo en voz alta, era como si me hubiera sacado a una ______ pesada y densa de encima—. Quiero que me ames, tanto como yo te amo a ti...
Sus ojos se ampliaron por la sorpresa y su agarre menguó poco a poco.
—Estoy enamorada de ti, Justin, y no me es suficiente lo que me ofreces. No quiero una relación en la que pretendamos ser un matrimonio, quiero uno real. Ser la única en tu vida, la única mujer en la que pienses, la única a la que quieras hacerle el amor. Quiero que me dejes entrar por completo en tu vida —terminé de hablar, tratando de controlar mis lágrimas—. La vida que llevaba contigo no me era suficiente...
Él seguía sorprendido. Abría y cerraba la boca tratando de decir algo, pero nada salía, respiraba hondo y miraba hacia todos lados. ¿Qué estaba buscando? ¿Alguna oportunidad para rechazarme de una manera en la que él no fuera el malo de la película? Me mordí el labio, tenía que salir de ese lugar, ya tenía suficiente con su rechazo silencioso, no me quedaría ahí para escuchar: "No es por ti, es por mí" o cualquier otra excusa barata en que yo tuviera la culpa solo por el hecho de amarlo.
Me separé de su agarre, fui hasta la mesa que ocupábamos y, sin dar ninguna explicación, tomé mi bolso y salí del local. No tenía idea hacia dónde iba, lo único que sabía era que necesitaba poner distancia entre nosotros. Quería olvidar todo; ya sabía que él no me amaba, pero confirmarlo era como si mi corazón hubiera sido lanzado a una trituradora y no quedara más que polvo. Necesitaba olvidarme de Justin, ese sentimiento y ese dolor que permanecía conmigo no era sano, tenía que aprender a superarlo y dar la vuelta esa página de letras bañadas en oro.
—¡Espera! ¿A dónde crees que vas? —Escuché en mi espalda.
Era él. Su voz me dejó paralizada; él aprovecho para tomarme por el brazo y regañarme. —¿Estás loca? No puedes salir a esta hora, ¡mucho menos sola!
—Puedo cuidarme a mí misma, Justin —respondí mordazmente, intentando zafarme, pero lo único que hice fue tambalearme. Él utilizó mi deplorable estado para afianzar su agarre y apegarme a él.
—Mira cómo estas —susurró—. Voy a llevarte a casa... no podemos hablar en este estado.
¿A casa? ¿Hablar? ¡Yo no quería hablar con él; solo quería que me dejara en paz! Tenerlo tan cerca me producía miles y miles de sensaciones que había extrañado, su hermoso rostro estaba tan cerca que podía sentir su respiración. Olía a alcohol, pero su olor propio era mucho más fuerte... ese olor me hipnotizaba, ya no podía pensar con claridad, solo quería sentir, al menos esa noche, al menos una vez más... su cuerpo.
Y, sin importarme nada, me pegué más a él y junté mis labios con los suyos en un beso desesperado. Lo tomé por sorpresa, por lo que tardó en responder, pero cuando lo hizo me sentí morir. Su lengua batallaba con la mía por tomar el control, y, como él era el experto, se lo cedí.
Mis piernas temblaban por aquella maravilla llamada beso, él me atraía en un vaivén impregnado de necesidad. Rodeé su cuello con mis brazos, mientras tomaba mi cintura y me abrazaba con tanta fuerza que pude sentir su masculinidad erguida y dispuesta.
—¿Sientes cómo estoy por ti, ____? —jadeó—. ¡Dios, te he extrañado tanto!
Mordisqueó mi labio y siguió torturándome entre besos; mis hormonas se alborotaban cada vez más, mi piel reaccionaba a sus besos con espasmos y mi parte íntima clamaba por tenerlo un vez más. No me importaba nada, solo quería sentir la sensación de ser suya de nuevo.
—Vamos a un hotel —sentencié, una vez que pude hablar claro. Él me miró confundido—. Quiero terminar esto —admití sin pudor.
—¿Estás segura? Creo que debemos hablar... —dudó—. Estamos tomados y...
—¿No quieres? —lo interrumpí, altanera. ¡Mierda! Lo único que faltaba era que él me rechazara, ¡seguro era por Selena!
—Por supuesto que quiero. Te deseo, _____... —tragó saliva—, pero ¿un hotel?
—¿Quieres hacerlo aquí?
—¿Para qué cualquier carbón pueda ver tu cara de placer? Ni muerto.
—¿Entonces...?
—Vamos a casa, ____... —Ahuecó mi cara entre sus manos y me besó dulcemente—. Vamos a hacer el amor en nuestra cama.
Mi garganta se retorció en un nudo. ¿Cómo podía decirme eso cuando me había rechazado silenciosamente? Definitivamente no iría al Escala, eso era una despedida, no una promesa de un futuro juntos.
—Nunca he hecho el amor en un hotel... —musité sin mirarlo—. Me gustaría experimentar eso...
Sus ojos se encendieron y sonrió, me tomó de la mano y me guió hasta su Audi. Pensé en Fer, no le había dicho que me iba, pero supuse que estaría muy ocupada con Jaxon como para notar mi ausencia.
Mi corazón comenzó a latir más fuerte cuando estacionó el auto frente al hotel. No dijimos nada en todo el viaje, no hacía falta, todo estaba claro para mí y estaba segura de que también para él. Reservó una habitación y volvió a tomar mis labios en un beso cuando entramos.
Lo correspondí con tanta intensidad como pude, no quería pensar en lo que me deparaba al día siguiente. Disfrutaría esa noche aunque quedara marcada para siempre, no me importaba el dolor del recuerdo, lo prefería mil veces antes de quedarme sin nada.
Le quité la chaqueta de cuero y acaricié sus duros brazos por encima de la camisa, mientras él seguía besándome intensamente. Mi corazón martillaba contra mis costillas, sentía mi cara completamente caliente, mi cuerpo entero no hacía nada más que temblar ante sus caricias. ¿Encontraría a otro hombre así? Pensé. ¿Podría otro hombre hacerme sentir lo que Justin me hacía sentir? ¿Podría amar a otro hombre como lo amaba a él? Sabia cuál era la respuesta a todas esas preguntas: un absoluto y rotundo no.
Ningún hombre había llamado mi atención antes que Justin y sabía que ninguno podría llamarla después, pero no quería seguir pensando en lo que me esperaba después de ese encuentro, solo quería disfrutar, quería que esa noche durara lo suficiente para dejarme un lindo recuerdo para atesorar de por vida.
Mi chaqueta y mi blusa abandonaron mi cuerpo en un instante y, sin saber cómo, me acorraló entre la pared y él para besarme mientras desabotonaba mis jeans. Dejábamos de besarnos solo el tiempo suficiente para recargar los pulmones y volvíamos a encontrar. Sus manos vagaban por mi cuerpo, acariciándolo, provocándolo... y yo respondía ante cada uno de sus estímulos.
Besó el nacimiento de mis pechos mientras quitaba mi sujetador; gemí cuando tomó uno de mis pezones en su boca, mientras con su mano jugaba con el otro. Sus caricias me estremecían, sentía mi parte más intima contraerse de necesidad, mientras él me torturaba. No hacían falta los preliminares, yo estaba húmeda por él desde que lo había besado afuera del club.
Le ayude a que me quitara el pantalón e inmediatamente guio una de sus manos hasta mis bragas. Deslizó uno de sus dedos en mi intimidad ya húmeda, y jadeé cuando comenzó a moverlo: primero lento, luego más rápido, un segundo dedo acompañó al primero en sus embestidas y, en un momento, yo estaba alcanzando y saboreando el éxtasis del primer orgasmo de esa noche.
—Te voy a tomar aquí mismo, _____ —dijo mientras se desabotonaba el pantalón—. Ya disfrutaremos de la cama más tarde, necesito estar dentro de ti ahora mismo.
Respiré hondo cuando lo sentí en la entrada de mi intimidad, esperando, pero no hizo nada. Lo miré a los ojos y lo vi dudar. —¿Qué pasa? —pregunté, rogando que no se hubiera arrepentido.
—No traje condones...
Lo miré un momento, eso no podía estar pasando. No tenía cabeza para ponerme a echar cuentas. Respiré hondo, no iba a irme de ahí, quería eso, quería sentirlo y estaba tan excitada que no me importaba nada más. No creía que hubiera problemas después, de todos modos ya lo habíamos hecho sin protección y no había pasado nada.
—No importa —aseguré, besándolo y atrayéndolo hacia mí.
—¿Estás segura?
Asentí, no quería hablar más, necesitaba sentirlo. Entro en mí de una sola estocada, haciéndome jadear ante su invasión. Me aferré a su camisa mientras me apoyaba en la pared para recibirlo. Iba lento al principio, pero aceleraba conforme pasaban los segundos. Gemí más fuerte, me sentía llegando al cielo, mi cuerpo explotaba en el más glorioso letargo y lo sentía llegar también.
Tomamos un momento para recuperarnos del orgasmo que habíamos tenido, luego Justin me cargó hasta la cama donde terminó de desvestirse. Se recostó junto a mí y me abrazó, pronto hicimos el amor de nuevo, pero más lento, más suave, tomándonos un tiempo para explorar nuestros cuerpos. Terminamos al mismo tiempo, los espasmos de mi cuerpo se apoderaron de mí. Justin estaba recostado en mi pecho tratando de recuperar el aliento también.
—Te extrañe tanto, ____... —suspiró largo—. Extrañe tenerte así...
Comencé a acariciar su rebelde cabello cobrizo, Justin me deseaba, eso me quedaba más que claro, pero no me amaba. ¿Acaso era tan difícil que yo tuviera un poco de felicidad? Ser deseada por un hombre me había agobiado los últimos años de mi vida, Marcus no dejaba de repetirme lo mucho que me quería en su cama y ahora que estaba enamorada de un hombre y fuera de su alcance, solo obtenía deseo también. Estaba feliz que me deseara, pero también quería que me amara, no era tan complicado como sonaba.
—Tenemos que hablar, ______ —me dijo, incorporándose y mirándome a los ojos, tomé su cara entre mis manos y lo besé.
—Hablaremos mañana, ¿está bien? —suspiré—. Ahora solo quiero dormir.
Él asintió y se acomodó en la cama para llevarme con él, nos cubrió con la manta y acarició mi cabello mientras el sueño lo invadía. Me acomodé entre sus brazos y dejé que el sueño me llenara también.  

NOTA: Perdón, enserio ahora estoy en un nuevo colegio (El cual no me gusta) y me dejan 10.000 tareas por día y se me olvido escribir los capítulos (Qué pendeja) Pero bueno, les pido que me tengan ¿Paciencia? La jamo con todo mi corazón. Con Aguacate, pizza y amor. C


Capítulo dedicado a: EiramligNicole

¿Matrimonio falso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora