𝐒𝐅𝐇 | 𝐊𝐕 | 𝗘𝗱𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗘𝗱é𝗻:
Taehyung, un joven que acababa de mudarse a Seúl, Corea del Sur, se enfrentaba a un desafío común: encontrar un departamento asequible. Con un sueldo modesto, sabía que tendría que renunciar a los lujos y bu...
La madre de aquel niño pequeño de ahora quince años, veía a aquel doctor que había diagnosticado a su pequeño con trastorno de identidad disociativa (TID), un trastorno mental caracterizado por la presencia de dos o más identidades o personalidades dentro de una misma persona, que pueden tener diferentes nombres, edades, géneros, personalidades y recuerdos.
-Señora -llamó el doctor-. Su hijo tiene que estar bajo revisión por estos días, necesitamos saber qué fue lo que causó que despertaran las demás personalidades. El TID a menudo se desarrolla como una forma de coping para manejar el trauma y el estrés, y es común que las personas con TID experimenten amnesia o pérdida de memoria en relación con eventos traumáticos.
La señora sabía lo que había causado aquel trastorno. Hace años, su pequeño niño fue abusado por aquel bastardo que se hacía llamar su tío. Después de años de pasar por psicólogos, su niño tuvo la desgracia de parar en manos de un loco mayor que su hijo y ser apuñalado hasta casi morir. Por suerte, logró salir de aquello que pasó, al igual que su niño pasó por psicólogos. Pero el trauma parecía ser tan fuerte, que su niño comenzó a distanciarse de ella y su hermana mayor.
Comenzó a disociarse y a comenzar a autolesionarse, comenzó a padecer ansiedad y depresión, y lo que le pareció raro a la señora es que su hijo comenzó a mencionar a diferentes personas que, según su hijo, estaban en su cabeza. Entre ellos estaban tres personas, un niño de doce años, un adolescente de dieciséis años y uno de veinte años. Y el anfitrión, que tenía quince años. Cada uno con diferentes nombres. El niño de doce años era dulce, tierno y amable, el de dieciséis estaba a la defensiva y siempre buscaba la manera de lesionarse, y el último era el que trataba de protegerse de todos.
Estas diferentes personalidades son un síntoma común del TID, y pueden ser el resultado de la forma en que la persona ha aprendido a copear con el trauma y el estrés. Cada personalidad puede tener su propia historia, sus propios recuerdos y sus propias emociones, y pueden interactuar entre sí de manera compleja. El tratamiento para el TID a menudo implica trabajar con un terapeuta para integrar las diferentes personalidades y desarrollar estrategias para manejar el trauma y el estrés.
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La señora miró a su hijo con preocupación mientras él comenzaba a temblar y a sudar. La personalidad del adolescente de dieciséis años, que había estado dominante durante las últimas horas, comenzaba a salir.
-No, no, no... -murmuró el adolescente, su voz llena de desesperación y miedo-. No quiero estar aquí. No quiero sentir esto.
La señora se acercó a su hijo y lo abrazó con fuerza.
-Estoy aquí, hijo mío -le dijo-. Estoy aquí para protegerte. No tienes que tener miedo.
Pero el adolescente no parecía escucharla. Se debatía en sus brazos, tratando de liberarse.
-No, no, no... -siguió murmurando-. No quiero estar aquí.
La señora sabía que tenía que encontrar una manera de calmar a su hijo. Recordó las técnicas que había aprendido en la terapia y comenzó a hablar en una voz suave y calmada.