Un mes había pasado, un mes en el que todo parecía ir de mal en peor después de lo acontecido con la chica que Taehyung mató.
Taehyung no hablaba; parecería que había quedado mudo. A veces murmuraba cosas o susurraba, comenzaba a llorar de la nada e incluso no podía dormir bien. Las pesadillas constantes sobre la muerte de la chica lo atormentaban, más porque sabía que era su culpa.
Él la había matado. Él lo hizo. Nadie lo obligó. Fue su culpa, de nadie más.
¡Su culpa!
Taehyung había dejado de dormir con Jungkook, no comía con él; lo hacía solo. Se apartó completamente de él.
Cuando Taehyung iba al edificio, todo era en silencio. La mayor parte del tiempo que ocupaban en el automóvil del mayor, Taehyung se la pasaba disociando.
Mirando un punto fijo como si aquello le diera una respuesta, sin mencionar que la segunda voz en su cabeza le decía que todo era su culpa.
“Es tu culpa, Taehyung, tú la mataste, es tu culpa. Deberías de hacer lo mismo.”
“No le hagas caso, Taehyung, si lo haces, no veremos más a JungKook”, y eso era lo que quería: no ver nunca más a JungKook, dejar de verlo, porque hacerlo le recordaba la expresión muerta de la menor.
“¡Mátate, mátate, mátate, mátate, mátate, mátate! ¡Mátate, Kim Taehyung!”
Aquellas voces lo agobiaban. Quería callarlas para siempre, quería que dejaran de existir en su cabeza.
Las voces eran demasiado ruidosas, gritaban, lloraban, se lamentaban, lo hacían sufrir. Aquello era una tortura. Nadie debería pasar por ello; nadie sabe lo que se vive día a día escuchando voces producto de un trauma.
Malditas voces. Decían que era su culpa.
Pero no era su culpa, era la de JungKook. Sí, sí, sí, era culpa de JungKook, de él no.
Él nunca quiso matar a la chica, no, claro que no. Él quería protegerla de la maldad de la gente loca; él quería cuidarla. Él lo quería hacer, sí, sí, sí.
Solo quería cuidarla.
Su intención nunca fue matarla.
Mordiendo sus uñas con desesperación, Taehyung miraba hacia los lados del automóvil como loco. Sus sentidos estaban alerta, su cuerpo estaba tenso y se sentía sumamente cansado.
—¿Qué carajos te pasa, Taehyung? Pareces un puto loco —le dijo JungKook.
Taehyung no lo miró, tampoco le dijo nada; simplemente se dedicó a observarlo fijamente hasta que JungKook lo miró de vuelta.
—¿Por qué mierda me miras así? —cuestionó enojado. Taehyung simplemente lo miraba, no decía nada, pero sus ojos demostraban más que mil palabras.
Tenía miedo, tenía miedo de JungKook.
El dentista lo había logrado; logró que una persona inocente le temiera con toda su vida.
JungKook intentó tomar las mejillas de Taehyung para mirarlo fijamente a los ojos. Y sí, ver aquel pánico, miedo, terror y horror reflejado en los ojos de Taehyung cuando se acercó fue como una pequeña victoria para él. Aunque el demonio dentro de él, aquel que lo hacía cometer actos tan horribles, no se sentía satisfecho. No le gustaba ver aquellos ojitos llenos de miedo hacia el tonto de su portador.
Soyeon estaba cada vez más preocupado por el estado mental del menor, quien ya no se veía como antes; ahora estaba mucho más apagado que nunca.
Los ojos de Taehyung estaban opacos y tenía que obligarlo a comer a veces.
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© 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐋𝐋 | Kookv
Misterio / Suspenso𝐒𝐅𝐇 | 𝐊𝐕 | 𝗘𝗱𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗘𝗱é𝗻: Taehyung, un joven que acababa de mudarse a Seúl, Corea del Sur, se enfrentaba a un desafío común: encontrar un departamento asequible. Con un sueldo modesto, sabía que tendría que renunciar a los lujos y bu...
