Capitulo 42

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Una semana había pasado desde lo sucedido; las heridas en su cuerpo eran un tanto graves, puesto que JungKook se había encargado de enterrar la navaja a profundidad en sus muslos, pecho y brazos. Tal parece que lo quería matar.

Las heridas tenían costras que ayudaban a la cicatrización de las mismas. La herida de su cuello era la más grave entre todas, no podía bajar la cabeza puesto que corría el riego a que está se abriera de nuevo.

El menor estaba alerta en todo momento; no confiaba en nadie. Se la pasaba en su habitación todo el día y no hablaba con nadie, ni siquiera con su hermana, que también era su mejor amiga.

Le habían entregado un nuevo celular para que se comunicara con su familia cuando se quedara solo, porque sí, no quería salir de su casa ni un poco.

Tenía la sensación de que le iban a hacer algo si salía. Sentía que JungKook le haría algo.

Pero el no estaba, ¿Cómo podría hacerle daño?

Su celular comenzó a ser bombardeado con notificaciones, pero lo ignoró por completo, ya que tenía una alarma que le avisaba a qué hora debía tomar sus pastillas.

Se levantó de la cama y bajó a la cocina después de tomar su celular. Tomó un vaso y se sirvió agua en él, tomando las pastillas que le tocaban a esa hora.

Las voces en su cabeza se callaban cuando tomaba esas pastillas, así que se sintió aliviado momentáneamente.

Si bien las voces ya no eran tan ruidosas como antes, aún estaban ahí; sabía que solo se podían callar, más no quitar por completo. Necesitaba las pastillas para la esquizofrenia durante su vida entera.

Su madre se encargaba de darle ánimos todos los días; notaba que su hijo estaba demasiado decaído.

Sabía que estaba cansado, ya que pasar por una situación así debió ser demasiado difícil.

No quería ni imaginar lo que su hijo menor había pasado estando con ese tipo loco, lo que le habrá hecho.

Eso era todo lo que su madre le decía.

A él se le hacía ridícula la preocupación de su madre; le parecían ridículos sus gestos y su rostro aterrorizado que hacía cada vez que el detective le preguntaba qué era lo que había sucedido con JungKook. Al igual que le parecían exagerados los abrazos que le daba cuando sus ojos se ponían llorosos al contar las cosas. Pero la realidad era que sus ojos se ponían así al tener rencor acumulado hacia JungKook por haberlo dejado solo en ese lugar.

No sabía lo que sentía; simplemente existía cada día que pasaba. Se le hacía asfixiante la manera en que lo trataban; no estaba acostumbrado en esos momentos a recibir abrazos, mucho menos besitos cariñosos o caricias en su cabello. Eso lo hacía JungKook cuando tenía un ataque de pánico; lo ayudaba a calmarse.

Él sabía que su familia estaba preocupada por él; le habían conseguido un psiquiatra que lo ayudaría a mejorar, pero no había asistido. Se le hacía difícil hablar con alguien cuando JungKook le advirtió que si hablaba con alguien más... Lo mataría.

Cosa que era totalmente estúpida si él no estaba.

Sus tíos, tías, primos, primas y diferentes personas eran simplemente personas morbosas que buscaban presionarlo y sacarle la verdad sobre lo que le había hecho JungKook.

No se preocupaban por él, simplemente querían saber lo que pasó.

Y eso simplemente hizo que los odiara; no los veía como antes, se había dado cuenta del tipo de gente que eran.

Las personas cuerdas deben ser castigadas.

Las personas cuerdas deben morir.

Las personas cuerdas deben sufrir.

© 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐋𝐋 | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora