Cuando Taehyung despertó, sintió un dolor horrible recorrer todo su cuerpo; su espalda, pecho, piernas y brazos dolían como el infierno. JungKook no mintió cuando le dijo que le haría ver el infierno mismo, puesto que sentía las heridas arder ante el más mínimo contacto con la cama. Suponía que estaba vendado, ya que no sentía su piel tocando directamente la cama, sino que sentía algo ligeramente rasposo en su espalda, así como también notaba su cuerpo mojado. No sabía qué era, pero estaba seguro de que aquel líquido que mojaba su anatomía era nada más y nada menos que sangre propia.
Quiso moverse de su lugar, pero automáticamente un quejido entrecortado salió de sus labios. No pudo moverse, ya que su cuerpo dolía muchísimo. Entonces giró levemente su cabeza al ver que alguien había entrado a la habitación.
—Despertaste —le dijeron. Su vista no podía enfocar a la persona, pero, por la voz, supuso que era Soyeon—. Dios, Taehyung, me tenías tan preocupada. JungKook se pasó esta vez. Lo siento —se disculpó; lo último era porque se sentía ciertamente culpable al ayudar a JungKook, pero lo hizo por el bien de ambos. Aunque, al parecer, ella salió ilesa y él no.
Taehyung no encontraba voz para decir lo que quería; simplemente, un sollozo de dolor salió de sus labios. Soyeon se puso alerta y se levantó, pero fue detenida por el brazo de Taehyung.
—Debo llamar a JungKook, necesita venir a curarte las heridas. Pasaste dos días inconsciente, Taehyung, debe venir a verte.
—N-No, no qui-quiero verlo. Hazlo tú —le dijo, reuniendo todas sus fuerzas.
Soyeon niega lentamente.
—No puedo, lo siento. JungKook prohibió que alguien más que no sea él te cure las heridas. Solo puedo hacerlo yo si él no está.
Taehyung cerró los ojos y asintió lentamente.
—Voy a llamarlo, ¿okey? Por favor, no digas otra cosa, simplemente obedece, Tae. Él está molesto contigo ahora, solo obedece y queda callado. Por favor, ¿lo prometes?
—S-Sí.
Y con eso, Soyeon salió de la habitación.
—¡Jefe! —gritó Soyeon, corriendo escaleras arriba, donde JungKook veía a Sebastián inconsciente—. Taehyung despertó.
JungKook frunció el ceño y asintió, pateó el cuerpo del chico en el suelo y salió de la habitación rumbo a la planta baja.
Cuando JungKook entró a la habitación, lo que vio al entrar fue el rostro mojado de Taehyung debido a las lágrimas, lleno de pequeños moretones en el pómulo y cuello, su espalda vendada debido a que las heridas de ahí eran más profundas que las demás, y su cuerpo temblando levemente por miedo. Se acercó a él y se sentó en la cama; su mano se dirigió al rostro del menor y lo acarició. Taehyung cerró los ojos, pensó que el mayor iba a golpearlo.
—Necesito cambiar tus vendas —le dijo. Taehyung simplemente asintió—. Ven.
Con toda la suavidad del mundo, JungKook lo levantó de la cama, dejándolo sentado en la orilla. Aquel movimiento pareció ser un infierno para Taehyung, puesto que sollozó de dolor.
—Esto no hubiera pasado si te hubieras quedado en la casa, Taehyung. ¿Aprendiste la lección?
—Sí.
—Bien.
Lo llevó al baño, quitó las vendas y comenzó a bañarlo con sumo cuidado, tratando de que el jabón no tocara las heridas en la espalda. Éstas ya tenían costras formándose encima y los lados de la herida estaban un poco rojos. No eran demasiados latigazos; eran cinco en la espalda y cinco en el pecho, pero, tomando en cuenta las quemaduras con la navaja y los cortes en el pecho, que fue uno, fue demasiado para él. Claro que para JungKook eso no era casi nada.
Su rostro mostraba el dolor que sentía; sus ojos estaban cansados y solamente quería dormir por horas o días. Sentía un dolor emocional tan grande que solo quería morir y no estar en el mismo lugar que JungKook. Lo odiaba, lo detestaba con el alma. Y lo único que quería era que JungKook desapareciera para poder ser libre. Quería llorar por horas, pero no con JungKook ahí.
JungKook le dio una pastilla para el dolor y, cuando las heridas ya no le dolían tanto como antes, pudo levantarse con ayuda del mayor. Entonces, sin decir palabra alguna, JungKook lo llevó de vuelta al baño, donde lo paró frente a un espejo grande que era de cuerpo completo.
—N-No —negó, puesto que sabía las intenciones de JungKook: hacer que se viera en el espejo.
—Sabes que no me importa —dijo, tomando las mejillas del menor y haciendo que se mirara al espejo, pero Taehyung apartó la mirada porque no podía mover la cara debido a que JungKook lo sostenía.
—N-No quiero. N-No quiero verme al espejo, JungKook.
JungKook frunció el ceño.
—¿Por qué no querrías hacerlo? Eres precioso, Taehyung.
Taehyung dejó salir una risa sin gracia.
—Por supuesto que no, ni siquiera puedo llegar a considerarme mínimamente lindo. Tengo cortes y quemaduras por todo el cuerpo, estoy más delgado que antes y ojeroso —le dijo, mirando a JungKook a los ojos. Después miró su reflejo; era cierto. Se veía diferente, demasiado. Su rostro estaba cansado, sus ojos sin brillo y su cuerpo marcado.
—Tú eres precioso, Taehyung. Tú no te ves con mis ojos, porque lo que para ti significa verte feo, no es así. Para mí, eres como una obra de arte, mi obra de arte. Eres creado por mí, eres mi creación más preciada. Verte marcado, roto, por mí, hace que sienta una satisfacción enorme; me gusta cómo se ven las cicatrices en tu cuerpo.
Tal vez se había dejado llevar demasiado por las palabras de Jungkook, pero era lo que su cabeza necesitaba escuchar para callar los pensamientos que tenía. Entonces, giró con cuidado en su lugar, quedando frente a Jungkook. Cuando este lo miró, su cintura fue apretada.
—Tengo hambre. D-Dame de comer, Kookie.
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© 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐋𝐋 | Kookv
Misterio / Suspenso𝐒𝐅𝐇 | 𝐊𝐕 | 𝗘𝗱𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗘𝗱é𝗻: Taehyung, un joven que acababa de mudarse a Seúl, Corea del Sur, se enfrentaba a un desafío común: encontrar un departamento asequible. Con un sueldo modesto, sabía que tendría que renunciar a los lujos y bu...
