Taehyung estaba aburrido; el anochecer había llegado y él había despertado recientemente. Estaba sobre el pecho duro de Jungkook, quien lo abrazaba por la cintura posesivamente.
Después de su pequeña sesión de besos, Taehyung se había vuelto a quedar dormido y Jungkook simplemente se dedicó a observarlo dormir. Taehyung se veía diferente y lo sabía demasiado bien. Cuando llegó al edificio, el menor tenía los ojos llenos de brillo y ganas de vivir; ahora, era todo lo contrario. Sus ojos estaban opacos, su mirada era cansada y sus ojos se perdían de repente, mirando a la nada. Estaba un poco ojeroso por no dormir bien debido a las pesadillas; su peso no era el mismo, estaba mucho más delgado que antes. Pero ahora lo estaba recuperando poco a poco, ya que Jungkook lo obligaba a comer todo el contenido del plato; de lo contrario, se morirá.
—¿Cuánto falta para llegar? —preguntó Taehyung, completamente aburrido.
—Aproximadamente una hora más —le respondió.
—Estoy aburrido —susurró Taehyung.
—¿Y qué quieres que yo haga? —le respondió JungKook, mirándolo con el ceño fruncido.
—No sé, cuéntame algo o moriré de aburrimiento —respondió. Pero, rápidamente, una pregunta llegó a su mente, interrumpiendo al contrario cuando este quería decir algo—. JungKook —llamó JungKook, que lo miró—. ¿Cómo supiste que estaba en el edificio?
JungKook se rió.
—Hay cámaras de vigilancia por todo el edificio, es fácil saber quién entra y quién sale e incluso hay cámaras una calle antes de llegar al edificio; nosotros podemos verlas. Tenemos acceso a ellas.
—¿Cómo supiste de mí? —se atrevió a preguntar.
JungKook sonrió ladinamente, mordiendo su labio, recordando aquel día.
—Jefe —llamó el ayudante. JungKook volteó a mirarlo. Se encontraba ahorcando a un tipo con sus propios intestinos, después de haberlo acuchillado.
—Dime.
—Un nuevo inquilino ha llegado al edificio; su nombre es Kim Taehyung. Es un chico de veintidós años, a punto de cumplir veintitrés primaveras.
—Mh, ¿tienes fotos? —preguntó. El ayudante negó.
—No, señor. Pero las cámaras de vigilancia están ahí en el edificio. Déjeme buscar los videos.
JungKook asintió y dejó que su ayudante buscara lo que iba a hacer. Poco tiempo después, el ayudante había encontrado lo necesario para que viera al nuevo inquilino y víctima.
—Mire, señor. Él es el chico —soñó la pantalla de la laptop.
JungKook se acercó; tenía el rostro manchado de sangre y las manos mojadas en ese líquido rojizo que escurría por sus dedos hasta caer en gotas que manchaban el piso. Tomó la laptop en sus manos y miró al chico que había volteado a ver las cámaras cuando Soyeon le dijo que había en el edificio.
Taehyung había sonreído a la cámara, ya que pensaba que estaría seguro con ese tipo de vigilancia. JungKook sonrió, casi como si el menor lo pudiera ver. El ayudante lo miraba atentamente; sabía que su tiempo de expiración estaba llegando. Si bien no era demasiado viejo, tenía treinta y cinco años. Quería morir lo más pronto posible.
—¿Y bien? ¿Qué le parece, jefe? —preguntó.
JungKook le hizo una seña para que guardara silencio. Seguía observando a ese castaño.
Era demasiado lindo; tenía sus cabellos castaños ondulados, sus ojos grandes y expresivos que demostraban un rastro de amabilidad que lo hizo sentir asco. Sus hermosos lunares que pudo notar y un cuerpo de muerte. Llamó a su inquilino con una seña.
—¿Sí? Dígame, jefe.
—Necesito ver al nuevo inquilino. Necesito fotos, ayúdate.
Ese día, su ayudante había ido al edificio a tomar unas fotos del menor. Le mandó las fotos a su jefe, quien había quedado satisfecho al ver lo hermoso que se veía ese chico. Sin duda alguna, sería divertido corromperlo.
—¿Entonces ya me había visto? —preguntó Taehyung, asustado, pues nunca pensó que llegaría a estar en esa situación solo por culpa de unas cámaras y el ayudante del mayor.
—Sí, busqué todo sobre ti: tu familia, dónde trabajas y estudias. Sé todo sobre ti, Taehyung. No querrás mentirme con algo porque te aseguro que te irá demasiado mal.
Y con eso, Taehyung asintió.
Pasaron los minutos y esos minutos se convirtieron en una hora. Habían llegado a la nueva casa de los locos. Sin duda alguna, eso había sorprendido a Taehyung, puesto que la casa era demasiado preciosa. Era casi parecida a la casa donde estaban, con la diferencia de que esta tenía un jardín con todas sus flores favoritas.
—¿Te gusta? —preguntó JungKook con voz seria.
—S-Sí. Me gusta, es demasiado linda. Las flores son preciosas.
—Lo sé, elegí esta casa porque sé que están tus flores favoritas.
Aquello sorprendió a Taehyung demasiado. No supo qué decir; a decir verdad, simplemente se le hacía raro que la persona que lo tenía secuestrado y lo torturaba hiciera ese detalle por él. Solo sonrió con una pequeña felicidad en su interior debido a ello.
—G-Gracias —le susurró. JungKook solo hizo un movimiento con su cabeza. Jaló al menor al interior de la casa y le enseñó todo el interior de la misma, dejándolo en la habitación que compartirían, porque sí. JungKook dormía en otra habitación, pero esta vez quería dormir con el menor. Y así lo haría.
Le dio de comer algo y lo bañó, quitando las vendas de su cuerpo y cambiándolas después de que terminó de bañar. Había una herida que había necesitado sutura, puesto que era profunda y sangraba mucho; entonces, tuvo que suturarlo. Ahora ya podía quitar los hilos de la herida. Simplemente vendaría y aplicaría una crema en las heridas para que cerraran.
—¡Auch! —se quejó Taehyung, sintiendo el dedo del mayor apachurrar una herida fresca. El mayor simplemente se burló del quejido.
—Saldré —le dijo JungKook. Aunque en realidad era una prueba para Taehyung, JungKook se había dado cuenta de que el menor se había arrepentido de quedarse con él.
Saldría de la casa, dejando todo sin seguro. Cuando Taehyung intentara escapar, él lo estaría esperando.
—¿A-a dónde?
—A un lugar, eso a ti no te importa. Solo saldré.
Taehyung asintió. Pasaron dos horas y JungKook se había ido. Taehyung revisó la casa y no había absolutamente nadie en ella; estaba solo. Así que tomó valor y giró la perilla de la puerta, abriéndola. Sintiendo el aire frío golpear su rostro, se encontró en un bosque, así que lo único que vio fue la carretera y los árboles frondosos. Entonces dio un suspiro tembloroso y salió de la casa. Sin ser consciente de la mirada de dos personas a su espalda, eran Na-yeon y Soyeon. La última lo miraba con preocupación.
—El chico salió —informó Soyeon a través de la radio.
JungKook sonrió y tronó su cuello, jadeó ante la sensación de alivio.
—Te estaré esperando, Taehyungie.
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© 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐋𝐋 | Kookv
Misterio / Suspenso𝐒𝐅𝐇 | 𝐊𝐕 | 𝗘𝗱𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗘𝗱é𝗻: Taehyung, un joven que acababa de mudarse a Seúl, Corea del Sur, se enfrentaba a un desafío común: encontrar un departamento asequible. Con un sueldo modesto, sabía que tendría que renunciar a los lujos y bu...
