Capitulo 26

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JungKook se separó del abrazo que Taehyung le estaba dando después de haber llorado, lo miró y dejó un beso en aquel puchero que el menor siempre hacía cuando lloraba o hacía algo que no le gustaba.

Tomó al menor del brazo y lo jaló con dirección al baño.

-Lava tu cara, tienes rastros de lágrimas y no queremos que los demás extraños te vean con la cara mojada. Esperaremos unos minutos. Ellos no te aceptarán si ven que eres débil. Debes mostrarte fuerte ante ellos, Taehyung -dijo JungKook, abriendo la llave del agua.

Taehyung juntó agua en sus manos y la puso sobre su rostro.

-Cualquier persona que te vea débil se aprovechará de ti. Eso siempre me lo dijo mi madre -dijo JungKook.

Taehyung asintió y tomó la toalla que le dio JungKook para secar su cara. Cuando terminó, JungKook lo guió a un lugar en medio de la pequeña granja que había ahí.

Personas comenzaron a salir cuando JungKook las llamó. Todos lo veían con una mezcla de curiosidad y diversión, ya que se veía asustado.

JungKook le dio una mirada, diciéndole que pusiera una postura intimidante para que lo respetaran. De lo contrario, sería devorado por los demás.

-¡Presten atención! -gritó JungKook. Todas las personas lo miraron.

-¡El chico que ven aquí es el nuevo ayudante! ¡Él será el encargado de visitar los demás edificios donde llegan las presas! Deben obedecer todo lo que él les diga -dijo JungKook.

-¡Jefe! -gritó un chico. JungKook lo miró.

-¿Cómo vamos a obedecerlo si se ve como un pequeño cordero asustado? Es débil y nos llevará al abismo -dijo el chico.

JungKook lo miró. No le había dicho que hablara. Si él daba la afirmación de que podían decir algo, lo hacían. De lo contrario, si no decía absolutamente nada, debían callarse.

Las demás personas miraron al chico bocón con desaprobación. El jefe no les estaba pidiendo permiso ni opción de elegir obedecer o desobedecer. Al menos les estaba avisando de la nueva llegada del nuevo ayudante.

-¿Te di permiso para hablar? -preguntó JungKook.

El chico bocón negó lentamente.

-No te estoy pidiendo permiso ni te estoy dando opciones de elegir. Te estoy avisando de la llegada de un nuevo miembro a este lugar. No tienes derecho a refutar ni a contradecir lo que digo -dijo JungKook.

Con cada palabra, JungKook daba un paso; pronto quedó frente al chico y, en un rápido movimiento, sacó la navaja que siempre llevaba consigo y la clavó en el cuello del chico, que se llama Saúl, por cierto. Sacó la navaja, viendo la cascada de sangre que brotó de aquel hueco en el cuello del bocón. La sangre manchó el rostro de JungKook, los rostros de los demás e incluso el de Taehyung, que se encontraba a tres metros de distancia. La sangre hizo un charco en el suelo, dando la oportunidad de que los niños pequeños que había en ese lugar jugaran con ella, dando brincos en la misma, sumergiendo levemente sus manos en la sangre rojiza y comenzando a dibujar sonrisas y muñequitos en sus rostros, ropas y suelo.

Los niños fueron quitados de ahí por sus padres.

-Estos niños ensucian la ropa como si ellos lavaran -dijo una joven de aproximadamente veintidós años.

JungKook vio cómo el cuerpo de Saúl cayó al suelo, haciendo un golpe que resonó por el lugar. El chico sostenía su cuello como si aquello fuera a parar la hemorragia. De sus labios salían sonidos entrecortados y su respiración era cada vez más lenta. Para este punto, la sangre de Saúl había avanzado hasta los pies de Taehyung, quien ya no estaba tan asustado como antes; había visto demasiadas cosas atroces desde su llegada a ese lugar, del cual, según JungKook, ya habían pasado cuatro meses. Su cordura estaba casi nula en tan poco tiempo; no quería pensar qué sería de él si duraba más tiempo con JungKook.

© 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐋𝐋 | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora