Capitulo 35

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Las pesadillas son sueños perturbadores que provocan fuertes sentimientos negativos, como el miedo, terror, angustia o la ansiedad. Son tan vívidas que te despiertan y te hacen sentir alerta y aterrorizado.

¿Por qué tenemos pesadillas?

La causa exacta de las pesadillas no siempre está clara, pero hay varios factores que pueden contribuir a su aparición:

Estrés y ansiedad.

El estrés, la ansiedad y los traumas emocionales son las causas más comunes de las pesadillas. Los eventos estresantes de la vida, como problemas en el trabajo, problemas de relación, o la muerte de un ser querido, pueden desencadenar pesadillas.

Trauma.

Las personas que han experimentado un trauma, como un accidente, un abuso o un desastre natural, son más propensas a tener pesadillas. Esto a menudo se relaciona con el Trastorno de Estrés Postraumático.

Taehyung ha odiado las pesadillas desde la primera vez que las tuvo.

Despertaba agitado, sudado, con ataques de ansiedad e incluso en algunas ocasiones gritando como loco.

Su madre le hacía tés para dormir, al igual que tomaba las pastillas que el psiquiatra le había dado. Aunque las pesadillas no eran constantes, las tenía de vez en cuando, más cuando fue brutalmente atacado por aquellos infantes, cuando era menor de edad.

—¡Vamos, será divertido! —gritó la niña.

Taehyung negó. Veía al pequeño Taehyung adolescente ser arrastrado por dos hermanos, una niña y un niño más grande que él.

El Taehyung de ahora veía cómo la niña reía como loca; el chico solamente lo miraba intensamente sin decir palabra alguna.

—¡Taehyung! ¡No vayas! ¡Corre! —le gritó a su yo pequeño, pero este no podía escucharlo.

El pelinegro mayor tomó a Tae de las manos, comenzando a arrastrarlo rápidamente al interior de aquel bosque. Entraron a una casa bastante bonita; no era como donde él vivía. Su casa era pequeña, las paredes estaban despintadas, había botellas de alcohol tiradas por todas partes, producto de su padre alcohólico, colillas de cigarros, ropa y comida podrida. Su madre y ellos hacían el intento por limpiar la casa, pero su padre siempre la ponía patas arriba.

—¡Niño, deja de jalonearte, no te haré nada! —le gritó mientras rodaba los ojos.

—¡No puedo ir, mi madre me espera en casa! —respondió. Internado con todas sus fuerzas, intentó soltarse del agarre de aquel pelinegro, pero fue inútil; el tipo era mayor que él y lo superaba en fuerza.

Ambos hermanos lo dirigían a lo que parecía ser un pequeño patio trasero. Era bastante espacioso.

Lo que menos se esperaba fue que, cuando la puerta fue cerrada, fue tomado de los hombros por aquel pelinegro, para después ser lanzado al suelo con fuerza. Sus codos se rasparon, su espalda dolió como la mierda y su trasero también. El mayor se posicionó sobre él y comenzó a ahorcarlo fuertemente; enterraba sus uñas cortas en los antebrazos del mayor, tratando de alejarlo.

Cuando menos se lo esperó, sintió un dolor punzante en su abdomen, seguido de otros más en sus brazos, pecho, cerca del cuello, clavículas, piernas y costillas. El grito que soltó fue realmente alto, molestando a los hermanos, quienes lo miraron con odio y rencor.

¿Pero por qué?

Él no hizo nada.

Él solo quería jugar.

© 𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐇𝐄𝐋𝐋 | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora