No estaba en mis planes (En Reedición)

Verdades entre sueños

Caminaba en un parque muy lindo, verde, con árboles,  fuentes y un pequeño lago en el centro. Era de tarde y los pájaros cantaban. Camine un buen rato disfrutando de la vista y el ambiente, era un lugar donde no existían preocupaciones ni miedos, todos era relajante. Luego de repente, de entre los árboles salió Steve. Con esa sonrisa tan hermosa suya, vestía unos vaqueros y chamarra negra, pareciera que se acaba de quitar el casco pues estaba algo alborotado su pelo. Sonreí cuando lo vi y en unos cuantos pasos, se a cortaron las distancias. Le tome los brazos y me puse de puntillas para depositarle un beso en esos perfectos labios, un beso dulce que ambos disfrutamos, al separarnos aún sin hablar, nos tomamos la mano y seguimos caminando. Era como si el silencio fuera nuestras palabras, nada era incómodo. Después de un rato caminando estábamos de nuevo en el pequeño lago y dejamos de caminar,  aun sonriendo me abrazo e hice lo mismo, nos despegamos un poco y me tomo por los hombros.

-Nat -dijo con esa melodiosa voz de ángel.

-Dime Steve -dije mirando esos orbes azules que me mostraban más allá que un mar.

-Te amo.

-Yo también -dije para después darle otro pequeño y dulce beso.

-Lo malo es que a pesar de que nos amemos no podemos estar juntos -me confundí ¿A que se refería?  El mantenía su sonrisa.

-¿Por que lo dices? -le pregunté algo preocupada.

-Pues ya lo sabes -bajo sus manos y las colocó en sus pantalones, se mostraba indiferente- tienes enemigos en todo el universo y siempre estas en peligro, tu y todos los que te rodean. Todo el mundo lo está, y a decir verdad no estoy dispuesto a pagar el precio a estar junto a ti.

-Steve pero, ¿Qué demonios éstas diciendo?

-Lo siento Natasha, pero la vida siempre te va a dar golpes, te va a tirar y te maltratara. Tu lo sabes y sabias que esto no se podría nunca. Hasta luego, porque yo tengo un futuro mejor, y tu... solo eres una sucia asesina que no vale nada.

Dicho esto se fue. Como si nada hubiese pasado.

Luego estaba en un lugar diferente, caminaba por las calles tranquilamente al igual que miles de personas más. Luego llegue a donde estaba un árbol enorme, era grande y hermoso. Y detrás de él salió Steve, corrí a sus brazos y me recibieron calidamente.