Capítulo 10

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Después de la conversación confusa y espantosa, dormí toda la tarde, me dolía la cabeza y procesar toda esa información sería como poner dinamita en mi cerebro y detonarla en cuanto pronuncie: Gondora, Alejandreta y Rina Taurín.

No sabía donde estaba mi tío, bajé y como lo he hecho estos días, fui a la cocina, estaba Adeline y mi tío tomando café con galletas. Momento incómodo.

-Hola linda ¿Que tal dormiste? -Me preguntó Adeline.

-Bien gracias, me hacía falta una siesta.

-¿Quieres comer algo? -Me preguntó Adeline.

-No gracias -Le sonreí.

-Vamos nena, al menos toma el té con nosotros -Mi tío me ofreció pero no tenía ganas de comer nada.

-Saben... ¿Donde esta Haesen? -Vacilé al decir aquella pregunta y sentí las mejillas arder.

Mi tío le dio una mirada de complicidad a Adeline y sonrieron ambos. Genial, ahora piensan que gusto de Haesen, pero él lo dejó claro, apenas nos conocemos y somos menos que amigos.

-El joven Haesen debe estar en el jardín trasero o... Peleando con Julian -Mi tío le dio un sorbo a su café.

-Bueno, adiós -Salí casi corriendo.

Fui al jardín trasero y empecé a caminar, no sé ni para qué buscaba a Haesen. Iba a ir al mismo bosque de la otra noche.
El aire estaba frío. Agradecía que soplara una suave brisa fría para que las mejillas dejaran de arderme.

-¡Brown! -Escuché gritar a Julian unos metros atrás.

Me detuve y me giré en mis talones para mirarlo. Su cabello castaño despeinado por el aire, y aún con la oscuridad de la noche y la niebla azul, pude ver sus ojos verdes; era tan alto como Haesen, pero él era más fornido y su piel no era tan blanca como la de Haesen, él tenía un bronceado natural. Había una sola cosa que los hacía iguales. Ambos eran igualmente atractivos.

-¿Qué quieres Julian? -Le dije en un tono molesto.

-Creo que alguien se despertó con el pie izquierdo -Se burló haciendo referencia a mi enojo.

-Dejame en paz, no te importa -Con Julian tenía que sacar la casta o si no terminaré como la última vez, con una mano cortada.

-Y puedo saber por que estas molesta -Ni siquiera le ha de importar, sólo lo dice para molestarme.

-¡Contigo! -Le reproché.

-¿Conmigo? -Preguntó divertido -A ver cuentame tornadito ¿Por qué estas enojada conmigo?

Odiaba que me dijera tornadito. Cada vez que competía con él en algún deporte de la escuela, yo daba mi cien y a veces él me ganaba, y él sólo iba a burlarse de mí y me decía tornadito. Maldito.

-¡Y aún así tienes es el descaro de preguntar por qué! Pues primero me arrastras por un pasillo y me llevas ahogándome -Le mostré mis dedos para numerar -Segundo, me haces una horrible herida y por último me dejas aquí abandonada -Julian sólo me miraba divertido y con su risita sínica.

Se acercó peligrosamente hacía mí, con su sonrisa esbozada, por inercia yo retrocedía pero me tomó por la muñeca y me asusté, no quería otro corte. Traté de quitarle mi mano y sólo conseguí que me tome por los hombros con más fuerza, esto ya no me gustaba, puse mis manos en su pecho, pero en menos de dos segundos me estampó sus labios con los míos ¡El maldito me beso! Su beso tuvo efecto en mí, me dejó sin fuerza alguna para luchar y no porque yo quisiera ese beso, si no porque movía tan bien sus labios contra los míos y su lengua erizándome el bello de los brazos cada vez que hacia contacto con la mía. Hasta que el aire le faltó, aflojó su agarre y me dejó la boca en paz. Sentía la cara arder de la ira, me restregué el antebrazo en los labios, estaba furiosas y sólo mi cerebro daba la orden de golpearlo.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora