Capítulo 12

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Desperté. No fue una linda forma de hacelo, a nadie le gusta que lleguen gritando y abriendo las ventanas tan temprano.

-¡Arriba Aly! El sol ya salió, hoy tenemos muchas cosas que hacer -Mi tío siempre tan cariñoso. Me cubrí con el edredón. Aún no quería levantarme, tenía sueño.

-No quiero -Le dije y me cubrí por completo.

-Tienes tres para levantarte -Hice caso omiso -Uno...Dos... Y... ¡Tres!

Mi tío no era bueno regañando o llamando la atención. Y ya estaba más que despierta, pero me gusta llevarle la contraria para jugar.

-Muy bien señorita. Sólo recuerda que tú te lo buscaste.
Oí que carraspeó. Eso era nuevo. ¿Qué estará planeando?

-¡Julian! -Mis ojos se abrieron bruscamente -¡Haesen! ¡Julian! ¡Haesen! -Me levanté para tumbarlo con mi cuerpo y taparle la boca con mi mano.

En menos de tres segundos lo tenía bajo de mí. Él se moría de la risa, ni siquiera luchaba para quitarme. Tuve que quitar mi mano por miedo que se ahogara con sus propias carcajadas.

-¿Qué se supone que haces? -Le reclamé.

-Nada -Me dijo inocente -Sólo quería llamar a un príncipe para despertar a mi bella durmiente.

-Bien, pues llama a príncipes, no a sapos -Mi tío abrió los ojos de sorpresa. Yo seguía arriba de él.

-De acuerdo Alicia, eso nos dolió.

La sangre se congeló, sentía mi cara palidecer. La voz de Julian aflojó cada músculo de mí.

Lo peor fue la escena: Yo en cima de mi tío y derrumbado en el suelo.

Giré mi cara lo más lento posible. ¡Ay, no! Ahí estaban, los dos con su risita sínica y socarrona burlándose de mí. Yo respiraba tensión, en mi atmósfera sólo había tensión y vergüenza. Mi sistema nervioso sólo lanzaba el recuerdo de cada beso, sólo esas dos imágenes, se proyectaban en mi cerebro. La moral le suplicaba que se detuviera, derribada en una esquina.

¡Di algo, tonta! Gritó la voz del subconsciente.
Llegó Adeline corriendo a salvar el día.

-¡Chicos! ¿Qué sucede? ¿Por qué tantos gritos?
Adeline vio la escena en que yo tenía derribado a mi tío.

Al menos la cabeza dio otra orden. Me levanté de encima de mi tío y lo ayudé a ponerse de pie.
Cada segundo que pasaba, en el reloj de la vergüenza lo valía por un minuto.

-Tal parece que necesitan voluntarios para despertar a Aly durmiente -Julia rompió el silencio.

La sangre congelada comenzó a correr con toda su fuerza, llegó en dos segundos a mis mejillas tornándolas rojas.

-Yo pensaba que Charles gritó para que lo salvemos de Alicia. Mira cómo lo tenía tirado. Pobre hombre, el calvario que ha de pasar, pensando a cada segundo dónde estará su sobrina -Haesen haciéndose el gracioso. Maldito.

Mi tío se río por el comentario de Haesen.

-¡Al fin! Una persona que me entiende -No le sigas el juego. Supliqué en mi mente con la esperanza de tener contacto psíquico.

-Bueno. Ya dejen a Aly en paz -Adeline me defendió -Vamos chicos, dejen su mañana tranquila.

Adeline sacó a Haesen y a Julian de la habitación. Y mi tío me dio un beso en la mejilla y salió corriendo. Más le valía, estaba enojada por lo que causó al gritar.

Procuré dejar la habitación lo más ordenada que podía. Acomodé la cama y puse todo en su lugar. La fotografía de Haesen la guardé en el sacó del instituto Kligooth, hoy la iba a devolver.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora