Capítulo 24

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Mi tío se acercó al cajero de la estación de policía, y sacó su chequera, se me estrujó el corazón, iba a pagar dinero que no era necesario perder.
Cuando lo arrancó de la libreta, lo detuvo el padre de Andru.

—No, por favor dejenme pagar esto a mí —Hizo un gesto con la mano.

—No, Diego, por favor dejame —Mi tío le habló suave y extendió el cheque.

Se acercó el padre de Edward.

—Señores, por favor, seguramente Andru fue el de la idea —El señor Gates culpó a Andru sin pensarlo dos veces.

—Alicia puede ser muy convincente cuando quiere —Mi tío volvió a extender el cheque.

—Los tres tuvieron la culpa ¿Y si dividimos la cuenta? —Propuso el padre de Edward.

Los tres hombres quedaron de acuerdo. Mi tío sacó una buena cantidad de efectivo y lo entregó. La fianza debió haber sido una buena suma de dinero.

Mi tío puso su mano en mi hombro y nos guió a donde tenía estacionada su camioneta gris. Bostezó, se veía cansado, estaba vestido con su pijama, un pantalón a cuadros azul, y una camiseta básica gris y tenis deportivos.

Nos subimos a su camioneta, era raro que la usara, le gusta mucho su auto negro.
En el camino nadie dijo nada, pero sabía que llegando no me salvaba nada ni nadie.

Llegamos y fue directo a la sala, encendió la luz y apuntó al sillón de una plaza para que me sentara.
Suspiró pasando sus manos por su cara.

—¿Sabes que te tengo que regañar, cierto? —Me habló dulce. Asentí y bajé la mirada.

—Pero no te voy a regañar —Alcé rápidamente la cara, las lágrimas se escurrieron por mis mejillas —Pero vamos a tener una platica sería.

Se arrodilló frente de mí y limpió mis lágrimas, en un gesto protector. Tomó de mi barbilla para que lo mirara a los ojos.

—¿Alicia, sabes que me has dado un susto de muerte? —No respondí —No fue nada agradable recibir esa llamada, incluso pensé que era una broma de mal gusto. Dije ¿Cómo es posible que me digan que mi niñita hizo algo como eso? Incluso fui a revisar tu cuarto para así poder mandar al carajo al que estaba del otro lado de la línea. Fui a tu cuarto ¿Y qué crees? No estabas. ¿Sabes cómo me sentí?

—¿Decepcionado? —Murmuré.

—Más importante que eso. El terror me consumió, Alicia. ¿Qué hubiera hecho yo si te pasaba algo?

—Yo lo siento —Sollocé.

—No, no, no quiero que llores.

—Yo no sé que decirte.

—Quiero que me digas ¿Por qué? El porqué fuiste a ese teatro a la mitad de la noche con esos jóvenes.

Andru me dijo que sí podía decirle todo a mí tío.

—Por Andru... —Apenas se escucharon mis palabras.

—¿Él los obligó? —Su voz se escuchó molesta. Negué llorando.

—Él me dijo que iba a perder su alma, y sentí horrible. Me dijo que lo ayudara a ir ahí para sacar algo y así pueda conservar su alma.

Le expliqué todo entre sollozos, no me sorprendería que no me entendiera nada de lo que dije. Me miraba sorprendido.

—Oh, Alicia —Me abrazó y yo me aferré a él llorando —¿Cómo puedo reprenderte por tener un gran corazón?

—¿Estas decepcionado? —Pregunté temerosa de la respuesta.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora