Capítulo 30

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-Aly, mi intención no fue ofenderte, sino todo lo contrario.

-Lo sé, lo sé -Le hablé más tranquila -Es que tienes que dejar de hacer eso.

-¿Qué cosa?

-Tienes que dejar de pensar que yo voy a dar por hecho lo que tu mente crea. Nicolas, te juro que desde el momento en que te conocí, sólo he pensado en cosas positivas sobre ti.

Nicolas sonrió.

-¿Podría usted perdonarme?

-Claro que sí, pero no vuelvas a hacerlo.

Yo sola volví a colgarme de su brazo para volver a caminar de regreso a mi casa.

-Me gustaría hacerte una promesa, una que pueda cumplir para que no vuelva a pasar, pero no puedo -Me miró a los ojos.

-¿Por qué? -Le pregunté un tanto confundida.

-Porque a mí siempre me va a importar su opinión sobre mí.

Traté de no sonreír pero fue imposible el no hacerlo.

Nicolas me dejó hasta la entrada de mi casa. Se negó a entrar por más que yo le insistí. Dijo que no era decente que un hombre esté solo con una señorita a esas horas y a solas. Me dio ternura, lo dejé por su lado.

Entré a la casa e iba a ir directo a mi habitación. Al cruzar la sala, la luz de una lámpara iluminó el sillón de una plaza verde botella con bordado amarillos y gran respaldo de mi tío. Ése sillón era el que ocupaba para leer el periódico en las tardes de invierno. La única luz de la lámpara, dejó ver a un hombre. Puede que unos treinta y tantos, cabello castaño, ojos verdes, delgado, y por el largo de sus piernas, yo diría que medía como uno noventa. Ambos nos mirábamos, yo lo estudiaba silenciosamente, en cambio él me miraba con una sonrisa maliciosa de lado. Era la primera vez que me encontraba con Jerém cara a cara.

-Cuando pensaba en Alicia Brown, pensaba en una niña; pero tú, ya eres toda una señorita -Rompió el silencio.

-Yo en cambio, nunca te he pensado -Le contesté altaneramente. Por alguna razón, no me atemorizaba estar con él sola.

Soltó una risita siniestra y burlona.

-Me agradas, no te andas con juegos y eso es lo que me gusta de las personas. Sabes perfectamente quién soy. Verdad.
-Así es, ambos nos conocemos demasiado a pesar de ser la primera vez que nos vemos en persona.

-Te equivocas - Sonrió -Soy un hombre que lleva ventaja de todos, mundanos o mestizos, hasta cierto caso, oscuros también. Y yo te he visto antes. Esta tarde. -Me hablaba con una sonrisa en el rostro. Y estaba claro que sabía secretos míos, que yo puede y desconozca -Dejame decirte qué, que buena elección de muchacho. ¿Es tu novio o apenas te pretende?

Con ese último comentario dio a notar que llevaba ventaja sobre mí, al mencionar a Nicolas, hizo referencia a una amenaza.

-En realidad somos amigos, apenas lo conozco -Quité importancia para que se aparte de esa área -Pero supongo que no vienes a hablar de mis amigos ¿O sí?

Rió de nuevo, y sacudió su dedo índice apuntándome.

-Chica lista -Me elogió -¿Y tú sabes el motivo de mi visita, cariño?

-No. Pero puedo imaginarlo -Le hablaba firme, en una posición recta y mirándolo directamente a los ojos -E imagino que necesitas mi ayuda.

Sonrió. Su sonrisa mostraba sus dientes, pude notar que sus colmillos eran de tamaño normal, pero destacaba la punta puntiaguda al final de estos.
Se levantó y dio unos cuantos pasos hacia mí. Para detenerlo hablé.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora