Mi corazón se detuvo por un momento. Mi tío y Haesen estaban expuestos con Jerém, y las probabilidades de vivir de Julian y mías eran inseguras, de igual manera la de ellos.
Julian y yo apresuramos el paso al bajar las escaleras. En cuanto menos me di cuenta, las lágrimas salieron. Las escaleras estaba oscuras, húmedas en forma de caracol y por ellas corría agua. Me resbalé y caí de un sentón. Comencé a llorar más. Julian se detuvo y subió escaleras a mí.
-¿Está bien?, ¿Te hiciste daño? -Me preguntó arrodillado frente de mí.
-Mienteme Julian -Le dije en un susurro lloroso.
-¿Qué? -Preguntó confundido.
-Mienteme -Volví a decir -Dime que todo saldrá bien y nada malo pasará y todos estaremos bien. Mienteme -Le pedí.
Julian me miró, sus ojos verdes se volvieron claros y su ceño fruncido.
-No Alicia, no te mentiré. Todo está mal, no sé lo que pase y menos si todos estaremos bien -Dijo duro y seguro -Pero te prometo que yo no voy a dejar que acabe mal, voy a intentar que todo salga bien, ya te dije que yo cuido de tí como cuido de mí, no dejaré que algo te lastime. Y esta no es cualquier promesa, es una promesa mestiza, te doy mi palabra. ¿Será suficiente Tornadito?
Asentí con una pequeña sonrisa y los ojos húmedos. Julian nunca me ha fallado.
Me ayudó a levantarme y seguimos nuestro camino hacia abajo.
Llegamos Julian y yo a las catacumbas, y ahí estaban.
Jerém y Ana Lucía en un costado del pasillo y mi tío y Haesen en otro.
Julian y yo habíamos hecho el llamado de emergencia a los Descendientes y no tardaban en venir, sólo necesitamos ganar tiempo para evitar que Jerém logre abrir la Góndora.
-Mi querida Alicia, llegaste justo a tiempo -Jerém me dijo con una sonrisa sínica en su cara. Como odiaba su voz.
-Ven aquí linda, es hora de abrir esto para que yo pueda trabajar -Me hablaba fingiendo ternura en su voz.
Jerém quería hacer esto lo más rápido posible, pero yo debía impedirlo.
Empezó a sacar la daga de su cinturón.-Espera -Hablé -Quiero decir algo.
-Lo dirás después de esto -Me habló impaciente.
-No, ahora -Dije fuerte y firme.
-Bien, te escucho -Dijo.
No tenía la más mínima idea de que decirle, Jerém no tenía que sospechar que yo trataba de ganar tiempo para que llegaran los Descendientes. Sus pasos eran cortos, pero si él logra tener la gota de sangre mía, se acabó todo y la raza humana estará sometida, y al revés, si los descendientes lo consideraban inofensivo, no sé qué cosa puedan hacernos a Julian y a mí.
-Después de esto... ¿Qué pasará? Quiero que me digas qué papel haré yo, y quiero que le digas la verdad a todos ahora mismo.
-¿Verdad? ¿Qué verdad? -Me preguntó.
-Quiero que le digas a esos dos -Señalé a mí tío y a Haesen -Que soy tu mano derecha -Ni siquiera puedo describir la mirada de mi tío, sé que fui dura, pero era necesario que se escuchara convincente.
Jerém sonrió de satisfacción.
-Ya escucharon a mi pequeña aliada -Les sonrió victorioso.
Conducí mi mirada a Ana Lucía, que también tenía la sonrisa de suficiencia estampada en su rostro con botox.
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Eternos: Juego De Sombras
FantasyLa sangre es lo que nos define, lo que nos separa y lo que nos une. Si la cabeza domina cuerpos y el corazón domina mentes ¿Quién es más peligroso entonces? No juegues con lo que no entiendes. Primera regla de los normales. Si vas a quemarte, asegúr...