Capítulo 31

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El mausoleo se extendía por debajo. Estaba construido con tabiques grandes y anchos rojos, los pilares eran de cemento gris, y a pesar que estábamos en un santuario de reposo para los muertos, no olía absolutamente a nada. La habitación se extendía por un largo pasillo y terminaba en otra escalera hacia arriba.

Julian iba unos pasos delante de mí alumbrando nuestro camino.

-Cuando las personas que descienden de cazadores de criaturas oscuras, tienen esta posibilidad y derecho Aly -Julian siguió explicando después de un rato -A algunas criaturas de la noche los cubren ciertos derechos de nuestros códigos mestizos, y por tanto no podemos cazarlos sin motivo. En algunas ocasiones están causando problemas, tanto para nosotros como para los humanos y es ahí cuando intervenimos. Lo que vamos a hacer es un llamado de emergencia, vienen algunos descendiente y dan su veredicto final, y deciden si la criatura es cazada o se deja libre; a fin de cuentas yo estoy cazando a Jerém ¿no?.

Julian se encogió de hombros cuando terminó de explicar.

-¿Tú desciendes de cazadores, Julian? -Pregunté.

-Sí Aly, mi trabajo es cazar hijos de la noche y de las sombras.

-¿Los mestizos tenemos que desempeñar las funciones de nuestro linaje?

-En su mayoría son cumplidas indirectamente -Julian hizo una mueca -Por ejemplo, las hijas de Afrodita sólo tiene que ser bonitas y conseguirse un buen marido, los hijos de zeus son empresarios famosos, hijos de Ares, grandes deportistas, hijos de Ángeles, son modelos y vanidosos, egoístas y con un terrible problema de confianza, orgullo y narcisismo -Julian habló mal de los hijos de los ángeles, casi denigrándolos -Y luego vienen los intelectuales y poéticos, los hijos de Atenea y Apolo; los malvados con una tendencia a hijos oscuros, son los de Ades y aunque no lo creas, Poseidón. Entre muchos más.

-Me gustaría saber mi función... -Musité.

-Lo lamento Aly, de tí no lo sé... Pero muchos mestizos, casi todos, desarrollan dones especiales. Tal vez si llegas a tener uno, sepamos tu linaje.

Me detuve en seco y pude oír la maldición que susurró Julian para él.

-¿De qué hablas? Dominic me dijo que yo descendía de Apolo, creí que lo sabías -Lo miré. Él se relamió los labios nervioso.

-No lo sabía, pero ahora ya lo sé. Sigamos. -Cortó en seco la pregunta.

-No -Lo detuve -Tú sabes más sobre mí, y ahora me dices.

Julian me miró con una ceja enarcada y frío. Negó con la cabeza.

-Por favor -Rogué -¿Qué tan malo es? ¿Por qué no me quieres decir mi linaje?

-Sólo te diré que no creas todo lo que te dice Dominic.

Julian no me dirá nada. Y no había tiempo que perder, sólo bajé la mira resignada. Esto es peor de lo que pensé.

-Sería más fácil si conociera a mis padres... -Murmuré para mí.

-Estarás bien, ¿sí...? -Julian tocó mi hombro.

El toque de Julian, era como un beso en la frente, era su intento desesperado por arrancar todos los malos recuerdos de mí, era su manera de expresar que me protegía y se preocupaba por mí, era su idea original de demostrar afecto, algo que a él, le costaba expresar.

Julian abrió la otra pesada puerta del mausoleo subterráneo. La puerta daba paso a una mansión como de cuentos de hadas, en donde las hadas y el abandono se habían apoderado de ella.

Mi mente volaba al ver a las pequeñas criaturas con cuerpos humanos y pieles como las de un reptil, no median más de diez centímetros y tenían sus pequeñas orejas puntiagudas. Volaban de un lado a otro jugando con pequeñas risas y revoloteos.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora