Capítulo 23

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Empecé a atorar el aire en mi garganta y me dejé caer muy lento al piso, con las manos en mi pecho y cuello.

—¿Alicia...? —Andru dejó de destrozar la lápida.

—Andru —Arrastré su nombre en mi tráquea.

—No me digas que te esta dando un cuadro asmático —Andru se arrodilló a mí lado.

Me retorcía fingiendo la escasez de aire. Andru puso su mano en mi frente.

—Respira lento —Andru sonaba preocupado —Tranquila, tranquila.

No pude más y me empecé a reír. Mi risa no fue tan grande como la de él, pero la venganza es un plato que se come frío.

—Debiste ver tu cara —Grazné repitiendo sus palabras.

—¡Joder Alicia! —Gimió enojado. 

—¿Qué? —Puse una cara de inocencia.

—Te ganaste un jodido premio de la academia por esa actuación —Mordió su labio inferior y su pecho se sacudió en señal que se estaba riendo de mi broma de mal gusto.

—Estamos a mano —Me tendió la mano y me ayudó a levantarme.

Andru continuó profanando la lápida.
Destapó la cripta. Colocó a un lado la lápida y de la cripta sacó una caja de madera pequeña, se notaba vieja y la madera podrida, lo único en buen estado era el cristal en el sello de la caja.

—Es hora de tu trabajo —Tomó la mochila.

De ella sacó una pequeña daga de plata, no tenía nada en particular, a excepción de su punta filosa. Al mirarla me pareció que, de la punta afilada salía un pequeño punto de destello.

Asentí temerosa y extendí mi mano derecha temblorosa.

—Es la mano izquierda.

La izquierda me temblaba más. Andru la tomó y la extendió. Únicamente tomando mi dedo anular, el que tiene la vena directa del corazón.

—Andru Gates, si no lo haces bien y me duele, te juró que haré que lo pagues —Lo amenacé.

Seguido de esto cerré fuertemente mis ojos.
Sentí el pinchazo atravesar mi piel, y la plata fría perforar mi vena. Abrí mis ojos, la daga ya no estaba dentro de mí. Empecé a sentir mi brazo dormido, todas las venas de mi brazo se resaltaron debajo mi piel, era una sensación desagradable y fría, sentía todas las venas de mi brazo izquierdo precipitándose e hinchando. Vi salir una gota de mi dedo, la gota cayó en el cristal y después de unos segundos el broche de la caja se abrió botando la cerradura. Mis venas tomaron su lugar y la sangre circuló normalmente. Miré a Andru, él igual estaba contemplado el acontecimiento sanguíneo que experimenté.

Me miró y suspiró. Abrió la cajita y efectivamente, estaban los dos Tótem de águilas, el pecho era de cuarzo, sus lazos eran de cuero, estaban envueltos en una tela aterciopelada. Andru los tomó y los observó. En su cara se notaba el alivio que sentía por dentro.
Después me miró, sus ojos claros denotaban un brillo.

—Su parte señorita Brown —Me extendió uno de los Tótem.

Ambos nos sentíamos victoriosos de conseguirlos.

Andru acomodó todo de nuevo y sobre puso la lápida en la cripta.

Regresamos a donde Edward corriendo. Él estaba recargado en la puerta con su celular entre las manos.

—Listo Smith —Andru llamó la atención de Edward, él asintió.

Eran las dos de la madrugada y nosotros íbamos a salir por la puerta principal.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora