Capítulo 33

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Con cada grito o queja de dolor de parte de Nicholas, mi corazón se apretaba de pena.

Pasado de un rato eterno para mí, y supongo que para todos, el doctor salió.

Me puse de pie en seguida al igual que Alexy.

-¿Cómo está? -Preguntó Alexy.

-Adolorido. Le apliqué un sedante, va a estar dormido la próxima hora y media, aclaro que va a despertar mucho más adolorido. Ya le di instrucciones a Clarissa. -El doctor hablaba con su aire profesional, pero al nombrar a Clarissa, lo dijo con cierta ternura. Al parecer era de la misma edad que Clarissa. -El tiempo curará al joven Hidren, sólo hay que cuidarlo bien.

-Gracias doctor -Alexy agradeció. El doctor en respuesta ladeó la cabeza y se fue.

Clarissa salió con un pañuelo de seda color hueso en la nariz y con los ojos hinchados y rojos de llanto.

-¿Puedo entrar a verlo? -Le rogué con la voz entre cortada.

-Linda, será mejor dejarlo descansar -Me dijo amablemente -A él le hará bien verte al despertar. Iré a preparar su medicina.

-¿Te puedo ayudar? -De nuevo rogué.

Asintió y caminó en dirección a la cocina.
Clarissa preparaba té para Nicolas, era un té especial, con hojas y hiervas que nunca había visto. Yo preparaba la bandeja de plata con la tetera y la taza para Nicolas. Comencé a llorar, me sentía tan culpable.

-Oh -Convaleció -No llores cariño, él se pondrá bien, es un muchacho muy fuerte.

-Me siento tan culpable -Sollocé. Clarissa limpió mis lágrimas con su pañuelo.

-No es culpa de nadie más que de Jerém, él es el único responsable de esto ¿De acuerdo? Y no quiero que te sientas culpable.

Asentí y ella terminó de limpiar mis lágrimas.

Mientras Clarissa arreglaba los cojines de Nicholas mientras él dormía, yo me aseguraba de cerrar bien las cortinas y no dejar nada pasar luz a su cuarto. La habitación de Nicholas era el doble de tamaño que las otras, todo estaba tapizado con rojo y café, el suelo estaba vestido con una alfombra roja de terciopelo y grabados dorados. El candelabro era de gas y estaba a media luz, su habitación era muy elegante y espaciosa. Todo debidamente ordenado y limpio, sus muebles eran de madera pulida y barnizada, la mayoría eran del diseño de "Luis XV" y el resto, como era de esperarse, gótico. Sin luz del día, sólo iluminando por el candelabro, la habitación parecía un lugar lúgubre. Pensé que si estaría llena de polvo y con sábanas blancas en algunos muebles, sería el escenario perfecto de una película de vampiros.

Pasaba el tiempo y sólo podía pensar en todo lo ocurrido esta mañana. Pensaba en el día que Jerém se presentó ante mí y me hizo parte de su plan. Ese día me vio con Nicholas, lo mencionó , quería chantajearme con él y lo logró, herirme con él. Medité lo que acabo de pensar, Jerém me traicionó mucho antes de que yo lo traicionara a él. Alexy dijo que la sombra de Jerém vino en la madrugada y atacó a Nicholas. ¡Maldito tramposo! Espero que me recuerde en dónde quiera que esté.

Pasó el tiempo que pronosticó el doctor que duraría el sedante y Nicholas aún no despertaba. Clarissa me dejó a solas con él, con su medicina en el té.
Me senté en una silla de madera al lado de su cama a esperar a que despertara. Tenía un aspecto terrible. Vendado del torso y brazo derecho, incluso tenía fiebre, a juzgar por las gotas de sudor que caían de su frente a su rostro con una mueca dolorosa.
Me estaba desesperando no hacer nada y sólo verlo en ese estado. Me levanté y humedecí un pañuelo de algodón en agua. Comencé a limpiar con delicados toques su rostro.

Eternos: Juego De SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora