Capítulo 4

3.2K 160 11
                                    

Narra James.

Como no tenia nada que hacer y estaba solo en mi casa decidí buscar una Institución donde se tocara violín ya que me gusta mucho; cuando la encontré decidí inscribirme aunque me habían dicho que ya se habia empezado el curso de verano, eso no me importó en lo absoluto y me esperé hasta el próximo fin de semana para ir.

Puse mi alarma a las 8:00, tomé una ducha rápida. Opté por usar unos jeans negros, una playera blanca con cuello "v", una sudadera roja y unos tennis negros. Terminé de vestirme y tender mi cama y bajé para tomar algo antes de irme.

Bajo y me encuentro a mis padres Anna y Paul Williams tomando un café. Siempre lo hacen, camino un poco más y veo a Kayla con un tazón de cereal.

-Hola familia- Saludo como siempre a todos.

-Hola hijo, buen día- dice mi papá.

-Hola James- saluda mi mamá; me dirijo por un vaso de leche al refrigerador, voy a dejarle comida a mi perro. Termino y estoy decidiendo en que irme, como ya era tarde tomo la moto y me voy.

(...)

Llego a la Institución temprano ya que tenía mi reloj adelantado y camino con calma, llego al décimo piso y me quedo parado a la mitad del pasillo ya que le estaba enviando un mensaje a mi mamá avisandole que había llegado y que cuando acabara llegaría a la casa.

Pero cuando estaba a punto de guardarlo algo golpeó fuertemente mi gran espalda, me voltie segundos después ya que antes decidí guardar mi celular, jamás imaginé lo que iba a tener atrás de mi viendo mi trasero ya que cuando me giré tenia la mirada hacia abajo con dirección a mi trasero, me le quedé mirando como ella lo hacía no podía desaprovechar esta oportunidad.

Era hermosa, jamás había visto a alguien así -me mordía el labio inferior mientras la seguía viendo a los ojos, como lo estaba haciendo ella-
Cuando por fin reaccionó hacia la situación.

-Disculpa- regalandome una sonrisa haciendo que me gustara. Me tranquilice porque no me podía pasar, era muy pronto para eso.

-Hola, también es mi culpa, no tendría que estar aquí - Dije, para que no se sintiera culpable.

-Jajaja no, es mi culpa, ¿tomas clases de violín? -dice algo apenada, con esa pregunta me di cuenta que la estaba poniendo nerviosa tal como lo estaba haciendo ella hacia mi.

Ojalá fuera tan fácil solo tomarla y besarla hasta quedarnos sin aire.

Le respondí con un si y enseñándole el violín que tenia en un costado de mi, mencionó que no nos habíamos presentado aún así que me dijo su nombre. Yo opté por tomarla de la mano y empezar a hacer movimientos circulares con mi dedo pulgar haciendo visible que se le empezaba a dificultar respirar. Decidí no hacerla sufrir más y soltar su mano a un costado para así despegarnos, pero al momento de hacer esto su sonrisa se desvanecía.
Decidimos entrar al salón de clases , ya era tarde, nos vió feo el maestro pero hicimos caso omiso.

Fue pasando la clase, le hacía platica a Sara y reíamos hasta que el maestro se enojó y nos corrió, solo faltaba ya una hora para que se acabara la clase, Sara se quería ir pero se me ocurrió una idea.

Así que la invité al café que estaba cerca; aceptó.

Estábamos en el ascensor y yo creía que no volveríamos a estar tan cerca como lo habíamos estado pero nuestras muñecas se atoraron porque traía una pulsera; así que la tomé de nuevo, ella sonreía nerviosa y yo solo recordaba de como se había puesto cuando le tomé la mano. Por fin nos desatoré y salimos del ascensor.

No platicamos en el camino porque estaba nervioso y no sabia de que platicar; hasta que baje un poco la mirada hasta su cuello, algo llamó mi atención, un pequeño tatuaje de corazón, me entraron las ganas de preguntarle en ¿donde se lo había hecho?, ¿si le habrá dolido?, ¿que la llevo a hacérselo?; pero solo sonreía nervioso, supongo que habrá tiempo después para hablar sobre nuestros tatuajes.

Entramos y le pregunté lo que iba a tomar, le gusta lo mismo que a mi, el frappuccino. Me entregan las bebidas y me pongo a buscarla. Se veía hermosa sentada apartada de los clientes, parecía estar en una cita, con una luz tenue y bonita vista. Llego con ella y empieza a tomar del frappuccino con algo de delicadeza, quise darle un beso. Se me antojaban esos labios tan gruesos y rojos, jamás había visto unos así.

Miraba hacia la ventana para que no creyera que estaba con un loco, ya que toda ella era perfecta, sus grandes ojos gris, cabello largo y lacio color castaño, tes blanca.  Yo era un poco menos blanco que ella, una gran sonrisa que pudiera derretir a cualquiera. Me tocó del brazo para llamar la atención pero lo único que hizo fue erizar los vellos de mi brazo y la sensación que me causó fue única. Me paré rápidamente al sanitario para calmarme un poco, por lo que había sentido con solo un roce con su piel.
Cuando ya estaba más relajado regresé apenado y me senté frente a ella.

Conversamos sobre nosotros, cuando ya habia pasado la hora que faltaba salimos del lugar, la acerque a mi costado para susurrarle al oído -espero que te haya gustado tanto como a mí y que se pueda repetir pronto- cuando termino de decir noto que se vuelve a estremecer y le sale un pequeño quejido, solo río por la situación en que la pongo.

Seguimos platicando y llegamos al garaje donde nos despedimos, me da un beso en la mejilla solo que me muevo un poco y toca una parte del labio, solo me queda sonreir por mi primera victoria. Me alejo con una gran sonrisa y subo a mi moto, conduzco por 30 minutos y llego a mi casa, subo directamente a mi cuarto ya que no hay nadie, me mantengo pensando en mi día y en Sara, me voy quedando dormido poco a poco hasta quedarme completamente dormido.

Cuando cierro mis ojos aparece Sara junto a mí en la cama y la agarro por sobre su cintura para que no se vaya de mi lado.

-James, ¿Estás ahí? Ya vamos a comer- dice mamá detrás de la puerta.
-Hola -digo con dificultad- ahora bajo- termino.

Tan sólo una mirada #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora