Capítulo 28

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Narra Sara.

Me despierta mi alarma, no es un sonido tranquilo con el cual despertar; así que cuando esté más despierta lo cambiaré por una mejor canción que podría ser "AM" de ONE DIRECTION.

Luego de unos minutos de estar mirando hacia el techo y de estar pensando en cómo James me susurró al odio el que estaba esperando este día me pone algo nerviosa en buen sentido. Yo también lo he estado esperando, desde que mi madre los ha invitado a ir con nosotros.

Por fin me decido a pararme, me estiro, creo que estoy algo torcida, anoche hacia demasiado frío es por eso que he pegado mis piernas a mis brazos para hacerlo menor. Guardo la ropa que ocuparé en una mochila que tengo en mi closet; dejo fuera un pequeño short, una blusa naranja, mi traje de baño que consiste en un top y bragas algo pequeñas de color azul, y mis vans negros.

Luego de haber tendido mi cama, fui a darme una ducha.
Cuando ya estaba seca me puse primero el traje de baño para que cuando llegáramos al lago solo quitarme la ropa y poder entrar antes que todos.
Ya vestida me maquillé un poco aunque fuera algo contradictorio, pero me gusta llevar un poco la contraria y no ser igual a los demás.

Salí de mi cuarto con mi maleta, bajé las escaleras y vi a los gemelos saliendo de su cuarto.

-¿Listos?- pregunté entusiasmada.

-¡Si! -dijeron al unísono.

-¡Muy bien! -aplaudí al mismo tiempo- entonces vamos a bajar con sus papás -caminé un poco para hacer que los gemelos se quedarán delante de mí, apoyé mis manos sobre sus hombros para hacerlos caminar; hasta que bajamos.

-¡Hola chicos! -dijo mi madre- Vámonos, se nos hace tarde.

-¡Si! -corrió Jared hacia la sala para ir por su pelota.

-Ya quiero estar ahí- dijo Jack cargando su pequeña maleta para salir detrás de papá.

Subimos todos al auto de papá, un Mercedes azul.
Luego de conducir por 10 minutos hacia la casa de los Williams por fin llegamos; como era de esperarse fui la primera en bajar, quería serlo, luego bajó mi madre detrás de mí, cuando se iba a dirigir hacia el timbre yo ya lo había hecho antes, así que le tuve que quitar la mano para que no volviera a tocar e hiciera el ridiculo frente a su "consuegra", suena gracioso al pensarlo, pero quiero que sea posible en algún momento no muy lejano.

Abrieron la puerta, era Anna con una gran sonrisa que debo admitir me sorprende no es nada parecida a la que vi el día que seguí a James a la clínica cuando su perrita estaba mal. Nos saluda y nos indica que podemos pasar agitando la mano; no lo pienso dos veces y decido entrar, pero manteniendo la calma.

Frente a mí se encuentra el señor Williams metiendo maletas a la cajuela del auto, la pequeña Kayla está sentada dentro del auto en la parte trasera y junto a ella hay una enorme pelota rosa que creo que les encantará a Jared y Jack jugar con Kayla; siempre han querido una pero mi madre cree que no durarán mucho con ella y prefiere no averiguarlo. Levanto mi vista hacia la puerta, James, lleva una playera color blanca que deja ver todos sus tatuajes, no lleva mangas; bajo la vista y un pequeño short cubre sus bien tonificados muslos y para completarlo lleva puestos unos tenis negros.

-¡Sara! -dice trayéndome de nuevo a la vida- parece como si hubieras visto algo buenísimo-comienza a reír, levanta la ceja.

-¡Naaa!, no lo creo; supongo que algo parecido-le respondo, pongo mis manos en la cintura.

En este momento estoy tan aliviada de que no esté nadie cerca, solo está Kayla pero no cuenta mucho porque está dentro del auto, aunque dicen que los más pequeños son muy observadores; los padres de James y los míos están afuera platicando.
James toma mi mano y me lleva hacia la calle, la suelta cuando estamos ahí, siento un vacio cuando lo hace.

-Que les parece si todos ustedes se van en el auto del señor Ross, si es que no hay problema -mira hacia mi padre, pero este agita la mano dando a entender de qué no lo hay- y los jóvenes y niños nos vamos en el carro de mi papá para que ellos se conozcan mejor y sea más fácil relacionarse y puedan jugar cuando lleguemos al lago -todos comienzan a asentir.

-Buena idea hijo -le dijo John, pasando por su lado y entregándole las llaves de su auto- una cosa, no se te olvide cerrar la casa y revisar que las puertas tengan seguro contra niños- James asiente- vamos Anna, que el lago no espera a nadie -los adultos comienzan a reír.

Abro la puerta del auto de papá para sacar a los gemelos, una vez fuera camino con ellos hacia la casa, James camina detrás de nosotros. Me detengo frente al auto, James abre la puerta trasera para que ahora si los gemelos puedan subir; los ayudo a subir y cierro la puerta. Me dirijo hacia el lado del copiloto y subo. James abre con el botón que tiene en su mano el portón, es igual automático que el que tenemos en casa.

-Se han ido, no hayan la manera de dejarnos-dice riéndose de lado- pero no hay problema-me mira con picardía pero hago como si no lo hubiera escuchado, ya que si estuviéramos solos haría que nos regresáramos y no saldríamos nunca de su habitación; aunque no tardo en reírme con él. Se sube al auto y lo saca de la casa. Vuelve a oprimir el botón y esta vez se cierra, cuando ya está bien cerrado comienza a conducir. Ponemos la dirección en el GPS para no perdernos y llegar pronto, solo está a 45 minutos de su casa; un poco más lejos de lo que está de la mía.

-¿Quieren escuchar una canción? -pregunto mirando hacia los niños detrás de nosotros; el camino es algo largo y no quiero que estén aburridos, tengo que hacer algo hacia ellos.

-¡Si! -dicen en unísono los tres; James me mira con mala cara, aunque no creo que sea verdad o por lo menos eso espero.

-Ya oíste James, quieren una canción para ellos.

-Tu se las prometiste, no yo -se ríe- pero como soy muy buena persona te ayudaré -cambia de función en el estéreo y este pasa a un disco para niños que ya traía- es de Kayla -sonríe- luego de esto me debes un favor, no tienes idea de cuantas veces he escuchado ese disco.

-Los que quieras -río y llevo mi mano hacia el hombro de James, gesto que lo sorprende un poco.

-¡Oh, ya verás! -sonríe con picardía.

No decimos más, el viaje transcurre entre canciones para niños de diez años, miradas asesinas de parte de James hacia mi, es cuando recuerdo: "si las miradas matasen", ya no estaría aquí.
Hicimos una parada en una gasolinera, el auto del señor Williams necesitaba algo de combustible, así que mientras cargaba el tanque decidí comprar algo de comida para el recorrido que faltaba; compre unas palomitas acarameladas, tengo que decir que son mis favoritas, dos bolsas de malvaviscos para ponerlos en la fogata que espero y hagamos, algunas sodas y papas; me gaste un poco más de lo  que creía así que tendré que darle la factura a mi madre cuando tenga oportunidad.
Salgo de la tienda y se han movido de la bomba, se encuentran en un paradero un poco después, luego de caminar llego hacia ellos noto que James está hablando con los gemelos y Kayla.

-¡Ya llegué! -anuncio subiendo al auto.

-¿Qué me has traído? -pregunta James levantando una ceja y revisando en la bolsa- ¡oh para mí! -toma las palomitas- ¡son mis favoritas! -creo que tenemos más cosas en común de las que me imagino.

-Claro que no -le digo- pero podríamos compartir -lo miro con picardía.

-Está bien, te podré dar una que otra -sonríe; parece un niño cuidando sus juguetes, creo que tuve que haber traído más.

-¡Oh, qué amable eres! -sonrío- esto es para ustedes, tómenlo antes de  que James no les vaya a querer dar nada -les doy las papas y ellos sonríen.

-Gracias Sara -dice Kayla.

-Gracias hermanita -dice Jared.

-Gracias -dice Jack.

Cada uno lo repite; son tan adorables.

Tan sólo una mirada #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora