Capítulo 45

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Narra James.

Siento como si me hubiera arrollado un camino o algo por el estilo, trato de moverme pero me duele el mínimo intento de hacerlo, no sé porque ahora siento esto, si ayer no sentía nada. Logró hacer fuerza para levantarme sobre la cama quedando sentado ahora. Miro hacia mis nudillos y están morados por los golpes que le di al idiota de ayer, me duele al tratarlos de estirar, supongo que es normal. Giro hacia la mesita de noche donde hay un reloj, son las 10 de la mañana, es temprano por la hora en que me estaba durmiendo anoche; cuando llegamos, fui por el botiquín al baño y comencé a limpiarme y ver cómo realmente me encontraba, noté una cortada sobre la ceja, uno en el pómulo derecho y sobre mi labio superior. Al pasar el alcohol sentía la muerte, dolía demasiado. Entró al baño mi mamá y me siguió ayudando, la notaba enojada, la conocía a la perfección, sé que no le cae muy bien Sara por lo que me había hecho pasar hace un tiempo, el encontrarla besándose con otro no fue muy bonito. Así que desde ahí no la traga en absoluto. Durante el camino a casa me iba regañando por lo que había pasado y mi comportamiento, fui ahí donde le expliqué lo que le iban a hacer a Sara. Sin embargo eso a ella no le importaba.

Como pude ya estaba parado, fui hacia el baño a hacer mis necesidades; me pasó por la mente el bajar hacia la sala pero con este dolor no iba a poder ser posible hacerlo. Decidí recostarme de nuevo en la cama, al fin que no tenía nada que hacer, además de que es Sábado. Estaba acomodando las cobijas sobre mi, para volver a dormirme, pero fue abierta la puerta del cuarto dejando ver a mi mamá con el desayuno sobre un desayunador.

-Buenos días hijo, ¿Cómo has amanecido?-trate de enderezarme pero el dolor no me dejaba hacerlo tan rápido como de costumbre.

-Estoy bien, aunque un poco adolorido.

-Déjame ver- dijo, a la vez que quitaba las cobijas que estaban sobre mi, levantó un poco la playera de mi pijama, dejándole una mejor vista.

-Tienes la piel morada aquí -tocó en la zona de las costillas del lado izquierdo, al sentir su contacto brinque un poco del dolor.

-Auch- trataba de ser algo disimulado con el dolor porque se espantaría y querría llamar a algún doctor o llevarme al hospital.

-Es por esta razón que no me gusta que te relaciones con esa muchacha.

-Mamá, ya habíamos hablado acerca del tema.

-Si, tú me dijiste que ya nada malo té iba a pasar, primero el pearcing, ahora el ser golpeado y llevado a la estación de policía. ¿Qué más podría pasarte? No quiero saberlo, si es posible prevenirlo, créeme que lo voy a evitar a toda cosa.

-No es justo que pongas así, ella no es la culpable. Además, ya me he quitado el pearcing, así que no cuenta. Y con lo de evitarlo, no sé cómo lo harías, ya que para tu información somos novios, lo somos desde las vacaciones.

-No me quieras retar James Williams, porque sabes que lo cumplo. Es mejor que me vaya para que no digamos cosas de las que después nos arrepentimos. Si ocupas cualquier cosa, me hablas, estaré abajo- se levanta de la cama para salir del cuarto cerrando la puerta. Me acomodo en la cama, trato de girarme hacia la mesita de noche para tomar mi celular, al hacerlo me doy cuenta que no está ahí. Ayer cuando llegué lo había dejado ahí, sobre la mesita, no se pudo haber caído. Decido dejar de buscarlo y recostarme de nuevo en la cama, como aún es temprano, acomodo la cobija sobre mi y trato de dormí, ya que cada vez que me muevo, un ardor me recorre por todo el cuerpo.

(...)

-James, debes despertar- dice Kayla, está parada a un lado de la cama- mamá dice que bajes a comer, ya es tarde.

-Ya voy- trato de levantarme, al principio me cuesta algo de trabajo ya que aún tengo la sensación del área de las costillas. Al enderezarme intento hacer el menor quejido para que no se entere mi mamá. Sin embargo, me comienzo a asustar por el dolor, ayer no parecia grave, además de que para nada me dolía. Una vez que logro pararme tomo la mano de Kayla para caminar hacia las escaleras y comenzar a bajarlas. Llegamos al comedor, donde recuerdo que hace unas horas estábamos tan felices junto con Sara. Lo que me hace pensar en que debo buscar mi teléfono para saber como está.

Tan sólo una mirada #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora