Capítulo 23

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Narra James.

Una larga noche, me sentía algo confundido. Ayer Sara había dicho que le gustaba, estaba algo impresionado pero en cierta forma lo imaginaba. Lo esperaba. Lo quería. ¿Y yo?-para que te haces -lo pienso en mis adentros- claro que sientes lo mismo.

Me levanto y me dirijo al baño para una ducha, tenía que arreglarme, estar presentable. Quería ver de nuevo a Sara, la iría a buscar y la llevaría al cine.
Baje a la cocina para tomar algo. Salí de esta y fui al patio para ver cómo seguía Alaska, sorprendentemente ya estaba parada, lo había mencionado el Veterinario, que entre más rápido avanzara sería mucho mejor para ella y así lo hacía. Me acerqué a él y le di una caricia, se veía mucho mejor, le puse comida, agua y me fui.

-Hola James -saludaron Kayla y mi madre.

-Hola mamá, buenos días- dije yendo a la cocina - hola Kayla -le dije abrazándola.

-¿A dónde vas tan arreglado? -terminó de decir mi madre y me mire espantado, creí por un momento que era mucho- te ves muy bien tranquilo.

-Iré al cine- dije mirando hacia otro lado, no creo que le agrade saber con quien es.

-Muy bien, cuídate mucho y nos vemos aquí cuando regreses -dijo preparándose un café y dándole leche caliente a Kayla.

Tomé una manzana roja -de mis favoritas- le di una mordida, salí de la cocina y de la casa; en un momento ya estaba arriba de mi carro, oprimí el botón para que el portón se abriera.
Salí de la casa, encendí el estéreo del auto, estaba "PERFECT" DE ONE DIRECTION, me gustaba pero nadie lo sabía.
Comencé mi viaje, la casa de Sara no estaba tan lejos de la mía así que sería rápido llegar, quiero verla ya, sentir de nuevo lo que empieza a provocar dentro de mi.
Cuando llegué sonaba "SORRY" DE JB, también de mis favoritas; pero tenía que bajar ya.
Mis manos sudaban de lo nervioso que me comenzaba a poner, jamás me había pasado eso antes, ni con mis anteriores novias.
Me acerqué más al portón y decidí tocar el timbre.

-Hola James, ¿Cómo estás? -dijo la mamá de Sara, regalándome una gran sonrisa.

-Hola, bien gracias y ¿Usted? -los nervios iban bajando de intensidad.

-Muy bien hijo, oh disculpa, entre- dijo dejándome espacio para entrar a la casa.

Me indicó que entrara y me sentara en el sillón que estaba en la sala principal.

-Sara está limpiando el patio, Sparck lo ha dejado sucio- dijo Rousse, sonrío y asiento.

-¿Podría ir con ella?, no sabe que estoy aquí- sonrío apenado.

-Si, está bien, si necesitan algo estoy en la cocina- dice y camina hacia ella.

Me paro del sillón y camino hacia el patio, me encuentro con una Sara desalineada; me gusta, está mirando hacia el rincón; veo la manguera en la que le está saliendo agua y decido tomarla dirigiéndola hacia la espalda de Sara, en ese instante veo como su ropa se empieza a mojar; me río.

-Jared! Qué haces! -dice levantándose, gritando y agitando los brazos; noto que tiene el ceño fruncido como lo hizo en nuestra primer cita cuando el maestro nos regaño y corrió del salón- ¡Ohhh! ¡Eres tu! -dijo cuando ya estaba frente a mí- que gracioso James- me quita la manguera y la posicionó enfrente de mi mojándome.

-¡Nooooo! ¡Para! ¡Para! -dije riendo y corriendo por el patio- lo siento, no quería -al decir esto mi risa me delató.

-¡Oh claro James! No querías- dijo sosteniendo todavía la manguera sobre mi.

La tomé desprevenida y le quité la manguera, en estos instantes estaba súper mojado, mi sudadera escurría así que me la quite pero con esta también se fue mi playera; Sara me miraba algo impresionada -Huuuum.

-Deja de verme así Sara -dije en tono burlón; tomé de nuevo la manguera y me dirigí contra Sara, la abrasé y la comencé a mojar, ella gritaba y yo reía.

-¡Ya!, detente. Me rindo, tú ganas -dijo golpeándome en el pecho; la solté y fue corriendo hacia la llave para cerrarla, creo que ya no quería más diversión húmeda.

-Hola Sara- dije sonriendo con picardía, al mismo tiempo me quitaba el agua de encima.

-¡Oh claro James! Te secarás así ehh- dijo riéndose y acercándose a mi.

-Es lo que intento -digo sonriendo- ¿ Y tu Sara, te quedarás así? -digo señalando su ropa mojada.

-No, me iré a bañar, gracias a alguien que me ha tirado toda el agua encima -dice levantando la ceja- ¿Quieres bañarte? -me pregunta mirándome a los ojos.

-Contigo -susurré en mis adentros- Yo creo que si, ya que en un rato tengo una cita con una chica muy linda -dije remarcando la palabra cita; me miraba algo confundía, fruncía el ceño como lo ha hecho en ocasiones.

-¡Oh! -miraba hacia el suelo, se le borró la sonrisa de hace un momento- entonces vamos al baño para que te des una ducha -dijo guiándome hacia la casa, luego a las escaleras y al final del camino se encontraba el cuarto de los gemelos, ahí estaba el baño.

-Sara, ¿crees que puedas ir a mi carro por una mochila? ahí traigo mi ropa; por si lo preguntas, siempre la traigo por si la necesito, nada en especial -digo sonriendo de lado.

-Está bien; mientras te puedes ir metiendo para que no se te haga tarde en tu cita -dijo extendiendo la mano para que le diera las llaves; me dio una toalla y salió del cuarto.

Ahora me encontraba en el baño quitándome la ropa mojada, dejándola sobre el piso; abrí la regadera y me metí, se sentía demasiado bien, el agua recorrer mi cuerpo era lo mejor.
Estaba a punto de salir de la ducha cuando se abrió la puerta.

-¡Lo siento! -gritó Sara desde la puerta cuando me vio sin toalla, me la estaba poniendo cuando llegó- No vi nada, yo no quería, no creí que ya estabas afuera; solo quería dejar tu ropa aquí -dijo saliendo del baño y dejando la mochila, note como sus mejillas subían de color.
Me encanta cuando sube el color a sus mejillas y que la razón de ello sea yo.

Tomé la toalla y comencé a secarme, luego la ropa y zapatos. En unos minutos ya estaba arreglado; recogí todo y salí del baño.

-Lo siento -dijo Sara cuando me vio que salí del baño, sus mejillas seguían rosadas y miraba hacia sus pies.

-No hay problema Sara, ¡espera! ¿Sigues mojada?, ¿Por qué aún no te has ido a bañar?- Estoy un poco exaltado y acercándome a ella un poco más.

-Te he estado esperando para disculparme- dijo mirándome fijamente, lo cual me comenzaba a gustar.

-No tienes por qué, más bien gracias por la ducha- dije mirando hacia sus labios.
Me acerqué aún más acortando la distancia que hasta hace un momento nos alejaba, la tomé entre mis brazos, acerqué mis labios a los suyos, comencé a besarla lentamente, quería disfrutar de este momento; abrí un poco su boca, mi lengua pedía paso, no lo pensó tanto y aceptó. En estos momentos la respiración comenzaba a dificultarse, lo que hizo que nos separáramos; Sara seguía con los ojos cerrados. Fue corto pero especial.

Tan sólo una mirada #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora