-¿No me crees? -llevé una mano hacia mi pecho, me haría la ofendida.
-No es eso, solamente quiero estar seguro.
-Tranquilo, así que mejor cambiemos de tema pues noto que no te va muy bien con este -solté una gran risa la cual tuve que ahogar pues James me veía algo mal. Y así seguimos platicando por un buen rato; ya los niños habían decidido salir del agua porque la temperatura comenzaba a bajar haciendo más notorio que estábamos lejos de la ciudad. Empezaba a oscurecerse y con ello nosotros decidimos meternos a la cabaña ya que era hora de bañarse y cambiarse de ropa para con esto evitar resfriados. Una vez que salí de la ducha, tomé un short mas arriba de la mitad del muslo, con una blusa de tirantes color gris y mis sandalias azules, estaba lo mas comoda posible; gracias al vapor que se había hecho en el baño me sentía demasiado relajada, estaba lista para lo que tuviera que pasar. Fui bajando las escaleras, cuando me percato que mis papás y los señores Williams estaban arreglados, se notaba que tenían planes y que ninguno de sus hijos estaban en ellos.
-Sara, que bueno que has bajado -me llamó mi papá en la sala- los Williams y nosotros iremos restaurante que está por aquí, no sé si lo recuerdas, fuimos en nuestra ultima cena -asentí un poco-. Bueno queremos pedirles, a ambos -nos señaló a James y a mí- que cuiden de los niños mientras que volvemos.
-No se preocupe señor Ross, los cuidaremos -intervino James.
-Si, está bien. Pueden irse sin pendiente, nosotros estaremos aquí cuidando de ellos.
-Gracias, cualquier cosa no pienses en llamarme al celular -terminó de decir mi papá cuando los demás adultos se despedían de nosotros dos, porque los niños veían una película en la sala de arriba. Los acompañamos a la salida, vimos como se subían al auto de papá para después alejarse bajo la luna que se encontraba en su plenitud.
Subimos hacia la sala con los gemelos y Kayla, una vez ahí caminé hacia el sillón con los pasos de James detrás de mi. La película que veían estaba a la mitad, aunque ellos ya se veían cansado después de haber pasado toda la tarde en el agua, era de esperarse. Al finalizarse la película llevamos a los niños a cepillarse los dientes, después me fui con los gemelos a su cuarto mientras que James llevaba a Kayla hacia su cuarto. Entramos los 3 a este, les acomodé las cobijas para que se acostaran, una vez dentro extendí perfectamente estas para que no pudieran pasar frio. Durante 10 minutos estuve tratando de que se durmieran ya que parecia que no tenían sueño aunque antes estuvieran casi durmiéndose en la sala. Seguían parándose de la cama, estaba a punto de rendirme, hasta me tendí sobre una cama, lo único que quería era dormirlos. Ambos niños se posaron sobre mi, no por mucho, me levanté, tomé a uno por uno para meterlo en su cama sin permitirle salir, recordé que el masaje los relajaba y hacia más sencillo conciliar el sueño; decidí comenzar, sabía que funcionaria y como de arte de magia cayeron rendidos. Como antes había apagado las luces salí con sumo cuidado para no golpearme durante el camino hacia afuera. Una vez del otro lado de la puerta noté que el cuarto de James estaba cerrado y la televisión de la sala de abajo prendida; era de suponerse, él sólo tenía una hermana. Bajé las escaleras con cuidado de no hacer algún ruido para que no se despertaran los enanos.
-Por fin bajas, creí que ya no lo harías porque te habrías quedado dormida. me coloqué en la plaza que estaba a un lado él, tenía que aprovechar la oportunidad de estar así, con él.
-Recuerda que eran dos enanos latosos que no se querían dormir, pero y tú, la tienes fácil.
-Ya quisieras, a Kayla le gusta que le cuenten cada noche una historia diferente; así que ya te imaginaras, horas antes estoy buscando algo nuevo, hasta me he subscrito a una página que da consejos y demás para mamás -no pude evitar y solté una gran carcajada, aunque pensándolo bien, era lo más dulce que había escuchado decirle a alguien.
ESTÁS LEYENDO
Tan sólo una mirada #Wattys2018
RomanceYO NO CREÍA EN EL AMOR A PRIMERA VISTA, HASTA QUE UN DÍA LO CONOCÍ Y FUE AHÍ DONDE MI MUNDO SE PUSO DE CABEZA. ME LLAMO SARA ROSS, TENGO 19 AÑOS Y ESTA ES MI HISTORIA DE CÓMO CON TAN SÓLO UNA MIRADA PUEDE CAMBIARLO TODO. NADIE PODRÍA PENSAR QUE AL...