Capítulo 29 (parte 2)

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-¿No me darás una? -llevo mi mano hacia la bolsa que esta justa en el regazo de James; parece que se le ha olvidado que iba a invitarme algunas. Tomo una y la llevo a mi boca. Cuando estaba a punto de llevarme otra a la boca James me la quita y se la come -¡oye!-grito golpeando su brazo.

-Lo siento Sara, se me antojó esa palomita -río- pero aquí tienes otra -sacó otra de la bolsa y la llevó a mi boca; la tomé con mis labios, junto con ella noté como humedecí un poco los dedos de James. Cuando lo sentí soltó una pequeña risa- ¡tranquila!, te los encargo; puede que los ocupe para más después.

-Una disculpa, no quería que me la volvieras a quitar -solté una pequeña risa.

-Yo jamás haría eso -lleva una mano a su pecho, pareciendo que le dolía mi comentario.

-Está bien, voy a confiar en ti -le dediqué una sonrisa.

Durante lo que faltaba del camino no dijimos nada; de un momento para otro me entró la necesidad de pegar mis labios sobre los suyos pero por tres obvias y pequeñas razones no lo podía hacer y otra razón mucho mayor,  no somos nada. Si no me lo pide pronto soy capaz de yo pedírselo, durante una cena romántica en un restaurante.

(...)

Por fin llegamos; el lago tiene un gran arco por ahí es donde pasan todos los visitantes. Está justo como lo recordaba; ya hacía mucho que no veníamos, yo creo que desde que tenía 5 años, era una niña pequeña.
Es grande, tiene el tamaño de un campo de futbol; el agua es transparente, se puede ver las piedras y algunos peces que nadan por la orilla, al rededor del lago se encuentran unas mesas con bancos que ya están asignas a permanecer ahí; por un lado hay quince cabañas para dormir, pero yo creo que el sentido de venir aquí a pasar la noche es porque dormirás afuera, con la naturaleza y no te encerrarás en esa pequeña casa.

James para el auto donde hay otros; aún lado está el de mi padre, ya han llegado, creo que hemos tardado más de lo que es, pero no me interesa cuánto tiempo es el que llevan ellos ahí, espero que para la próxima vez solo estemos James y yo, me hubiera gustado hacer más cosas durante el camino.

-Llegamos -anuncia James.

-¡Siiii! -gritan las tres pequeñas razones por las que no pude besar a James al unísono; se bajan dejándonos solos.

-Por fin, conocerás de lo que te has estado perdiendo -sonrío.

-Ya quiero estar ahí -lleva su mano a mi muslo- contigo por supuesto.

-Muy bien, entonces hay que bajar ahora antes de que pregunten por nosotros- digo y James aparta su mano dejando un vacío como sólo él lo sabe hacer; jamás había sentido algo parecido, pero antes de bajar me abalanzo un poco hacia James tomándolo del cuello para darle un pequeño y suave beso sobre sus labios, al principio lo tomo desprevenido pero de inmediato me sigue, unos movimientos más y nos separamos.

-Hay que bajar- dijo James, sin dejar de sonreír- porque si seguimos unos segundos más aquí no te dejaré salir.

Bajamos del auto de su padre; James se dirigió hacia la cajuela y comenzó a agarrar las maletas que llevaban, lo ayudé tomando algunas bolsas y mochilas; cuando ya estaba todo abajo cerró la cajuela. Caminamos un poco hacia el carro de mi padre todos estaban ahí; mis padres y los de James platicaban, Jared, Jack y Kayla jugaban con su pelota; parece que no nos echaban de menos o que no se habían dado cuenta que aún no llegábamos, lo bueno es que no piensan nada o eso espero, porque de solo imaginármelo me sube el color.

Tan sólo una mirada #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora