Capítulo 7

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Los días siguientes me encontré a Darren en casi todos los lugares a los que iba, estuvo en mi trabajo el martes y el jueves, y en los corredores o cualquier otro lugar. Algunas veces estaba con sus amigos otras veces con Daisy. Esos dos daban un serio espectáculo en público.

Resulta que compartíamos cuatro clases. Contabilidad, Sistemas de información, Finanzas corporativas y Fundamentos de Mercadeo, en todos se ha unido a mi grupo de estudio, así que Bruno, Marcia, y Sonja están felices con el nuevo integrante, los otros chicos, Manuel y Guillermo no tanto. Daisy solo estaba conmigo en contabilidad – gracias a Zeus.

Hoy es viernes, voy camino a clase de contabilidad, pero antes voy por mi delicioso café. Bruno me está esperando con él en su mano como todos los días.

—También dejó estas —Me entrega una caja de galletas—. Dijo que te gustaban.

—Son de miel y avena ¿Cómo lo supo? —Mi corazón se acelera.

—Bueno es lo que siempre compras, tal vez te observa más de lo que crees.

—Lo que sea, nos vemos B.

Llevo a contabilidad a tiempo, sin embargo, mi asiento usual ya está ocupado así que decido hacerme en el mismo lugar de hace unos días. No busco a Darren con mis ojos, probablemente esté sentado con Daisy y no quiero ser testigo de su ritual de apareamiento.

Estoy concentrada en las notas de la clase pasada —el señor López tiende a preguntar— cuando alguien se desploma con gracia a mi lado. Reconozco ese aroma

—Hola conejita ¿cómo estás? —Mi corazón y mi estómago vuelven a su fase gimnasta.

—Hola Darren uh... ¿Bien y tú?

—Bien. Veo que recibiste mis galletas. —Señala la caja que tengo en mi bolso.

—Si gracias. Son mis favoritas.

—Lo sé. Las compras todos los días.

No sé qué decir a eso así que volteo y me concentro en la clase que acaba de iniciar. Siento a Darren observarme de reojo varias veces, al tiempo decide volver a colocar su brazo en el respaldo de mi asiento y unos segundos después su dedo traza mi espalda. Esta vez no me sobresalto, como que lo esperaba.

Después de unos minutos el decide concentrarse en la clase también sin dejar de tocar mi espalda y cuello. Miro hacia donde se debe encontrarse Daisy y la encuentro fulminándome con su mirada, se ve realmente furiosa.

Siento que mi teléfono vibra en mi bolso así que lo veo. Es un mensaje de Julián, me ha llamado el jueves y no logré contestar, luego devolví el llamado y tampoco atendió.

Julián: Vi tu llamada, lo siento estaba en práctica de vuelo. ¿Estabas ocupada ayer?

Yo: Si, trabajo los jueves en la tarde. ¿Cómo estás?

Julián: Bien, ayer yo te llame porque quería invitarte a salir hoy ¿Tienes tiempo?

¬—Dile que hoy no puedes. —Me sobresalto al escuchar la voz de Darren y sentir su aliento en mi oreja hace que mi piel se erice.

—¿Por qué estas espiándome? Respeta mi espacio personal.

—No deberías mensajearte en clase, después estás molesta por no entender nada.

—¿En serio Darren? Tú eres quien más interrumpe mis clases con mensajes.

—Sí, es cierto, pero soy yo. Tengo derecho, después te ayudo con tus apuntes.

Yo: Estoy libre...

—¡Dame mi teléfono Darren! —gruño entre dientes.

—No. Estoy preocupado por tus estudios, además hoy no puedes ir, tengo partido te necesito ahí para que me animes.

Tu Plato De Segunda MesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora