Capítulo 11

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—No madre, no salgo con nadie —respondo por tercera vez a la pregunta de mi madre—. Bueno, hay un chico con el que voy a salir el viernes, pero no es nada importante.

Sus ojos se iluminan y sonríe alegremente.

—Cuéntame de él.

Resoplo, Dios. Mi madre aun insiste en que debo buscar el amor y toda esa mierda...

—Es un piloto de aviación, tiene veintinueve años y es lindo.

—¿Sólo eso? Puedes decirme por qué te gusta, que lo hace especial. Vamos querida, cotillea con mamá.

—Mamá de verdad, tú más que nadie sabes que no estoy interesada en una relación. —Sonrío apaciguadoramente, cuando la veo fruncir el ceño ante mis palabras—. Ahora, en esta cena si estoy realmente interesada. Está deliciosa.

Mi madre suspira resignada, hoy se ve muy bien. Su cabello y su piel vuelven a tener ese hermoso color oliva de siempre. Amo a mi madre y me alegra verla así de nuevo.

—¿Has hablado con tu padre?

Hasta aquí llego mi alegría.

—No sé de cual padre hablas —respondo a secas

—Celeste —advierte.

—Mamá, si vas a tocar ese tema mejor me retiro. —Dejo el tenedor a un lado y me levanto de la mesa. Mi humor tornándose agrio y oscuro ante la mención de ese señor.

—Señorita Celeste —reprende la enfermera de mamá.

—Lo siento Ivonne, pero mi madre sabe que ese tema, para mí, es intocable.

Estoy a punto de caminar hacia la puerta, cuando la voz sumisa y derrotada de mamá me detiene.

—Está bien cariño, no volveré a hablar de ello.

Suspiro y me vuelvo hacia mi madre. —Te amo mamá, lo sabes, pero simplemente no lo hagas. No vayas allí. —Le ruego con mi mirada que lo deje ser, que no me presione más, pero no lo hace.

—Algún día, algún día cariño.

—¿Algún día que mamá? —Exploto, siempre, siempre, es lo mismo—. ¿Algún día un hombre vendrá y me hará lo mismo que a ti? Te llenará de promesas y luego te abandonará con una hija. ¿Es eso lo que quieres para mí? Que vuelva a vivir lo de antes, las humillaciones y todo eso.

—Señorita Celeste le pido por favor que se calme. —Ivonne se disgusta por mi comportamiento-

—No amor, eso no es lo que quiero. Quiero que seas feliz —dice mi madre con lágrimas en sus ojos.

—No llores madre, no vale la pena. Soy feliz, así como soy. Por favor madre, amo estar contigo, pero si insistes con eso no vendré más, nos haremos daño las dos. No es bueno para ti preocuparte y yo no sé controlarme cuando tocas el tema de ese señor.

—Lo siento cariño, no dejes de venir.

—No lo haré madre, te amo demasiado. —Voy hasta ella y la abrazo, intentando calmarla, a pesar que yo también necesito un abrazo y que alguien aligere un poco mi carga.

—Tengo un nuevo chiste cariño. —Mamá cambia de tema, es una costumbre entre nosotras cuando estamos enojadas, contarnos un chiste, así lo superamos nuevamente.

—Cuéntamelo —digo con una sonrisa.

Al finalizar la cena con mamá, regreso a mi dormitorio para encontrar a Tay y Cipriano en él.

—Hmm ¿Esto es real o estoy delirando? —murmuro, confundida. Le doy una sonrisa a mi amiga y una mirada de fingida indignación a Cipriano—. ¿Por qué Patch por que la eliges a ella? Déjame ser tu Nora.

Tu Plato De Segunda MesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora