Capítulo 6

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Darren: Dije que me llamaras. No que me escribieras.

Yo: Querías que te de diera las gracias

Darren: Escribiste esto

Conejita: Muchas gracias por el café.

¿En serio? ¿Sólo eso? Ni siquiera un beso o alguna mierda de esas.

Yo: Algo es algo, además tú ya tienes a alguien que te envíe "todas esas mierdas"

¿Por qué carajos soy conejita? Eso se lee raro

Darren: Chica dura... me gusta. Eres mi conejita, además tienes el trasero para serlo.

Yo: ¡Que idiota! Ve y mírale el trasero a tu novia.

Darren: ¿Por qué crees que miro el tuyo? Estoy cansado de ver el de ella.

Yo: ¡Eres un cerdo! Adiós imbécil

Darren: ¡ESPERA! Ok, estoy bromeando. Seamos amigos ¿Te parece?

Yo: NO

Darren: ¿Por qué demonios no?

Yo: ¿Dejarás de mirarme el trasero? ¿Hacer o decir cualquier cosa que nos comprometa algo más que a ser amigos?

Darren: ¿No se pueden ni besitos?

Yo: ¡Tienes novia, maldita sea!

Darren: Tienes una boca muy sucia... eso me gusta

Yo: Adiós

Darren: ¡No, espera! Sólo bromeo.

Darren: Háblame...

Bueno en realidad escríbeme

Insúltame, dime lo idiota que soy, cualquier cosa que venga de ti es ganancia.

¿Conejita?

Yo: No me digas conejita

Darren:  Oh si lo haré. Nos vemos AMIGA...

¡Qué idiota!

Estoy en clases de mejoramiento y productividad, el profesor Hurtado está en medio de su enseñanza y yo enviándome mensajes con Darren. No he prestado nada de atención y lo ridículo de esto es que se encuentra sentado a cuatro filas de donde estoy.

Tengo que repasar sobre los sistemas de información administrativos Gracias Darren.

—Maldita sea, ahora debo volver a buscar esta maldita lección —refunfuño mientras salgo de clases.

—Yo puedo prestarte mis apuntes —grito. Fuerte y como una niña, Darren apareció de la nada a mi lado mientras me concentraba en mis maldiciones.

—¿Intentas matarme o qué? ¡Idiota! —Toco mi pecho con mis manos. Mi ritmo cardiaco esta doblemente acelerado, primero por el susto de mierda y segundo por su cercanía. Huele delicioso.

—Sabes, empieza a gustarme esa forma tuya de tratarme mal. Eso de gritarme, gruñirme y decirme idiota... hmmm sexy.

—Estúpido —gruño. Respiro profundamente tres veces para regular mi corazón.

—Esa también —Se acerca un poco más y es casi imposible no tocarnos, su brazo se roza con el mío y estoy enloqueciendo—. Lo siento por asustarte. Te vi molesta así que quise saber que te hicieron.

—Tú, me desconcentraste toda la clase —Muerdo mi labio cuando su brazo toca mi espalda y me dirige hacia un corredor diferente.

—No es mi culpa ser irresistible —Resoplo—. No deberías hacer eso. —Ruedo los ojos mientras se acerca—. Eso tampoco y no muerdas otra vez tu labio o no respondo.

Tu Plato De Segunda MesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora