La semana siguiente fue eterna.
Ahora que casi no hablaba con mis amigas, con Darren y mi madre... el tiempo se me hacía eterno.
Julián habló conmigo por teléfono varios días, su trabajo le impedía regresar pronto, lo que me hizo sentir extrañamente aliviada.
Los almuerzos en la cafetería de la universidad eran con Brenda, Bruno y Connor. De vez en cuando, Taylor se aventuraba, pero Donna estuvo ausente.
Las clases fueron bien y mi amistad con Darren se quedó en algo normal y aburrido.
Ya no había mensajes entretenidos, ironías, chistes morbosos.
Así como yo lo planteé, así él lo acepto.
De vez en cuando pasaba por casa para recoger algunos dulces. Fui a su partido del viernes y salí antes de que terminara.
Donna nos evitaba y Mark sólo se disculpaba, Taylor y Cipriano discutían algunas veces, luego tenían sexo ruidoso.
Llamé pocas veces a mi madre, pero no hablé con ella. Ivonne se encargó de actualizarme sobre su estado de salud.
La siguiente semana también fue lenta y tortuosa, Bruno y Brenda se quejaban sobre la estúpida distancia entre Donna, Tay y yo. Daisy no estuvo en mi radar, gracias al cielo. Sin embargo, algunos aun recordaban como me patearon el trasero.
Hoy nuevamente es viernes y estoy sentada en el almuerzo con mis amigos planeando mi cumpleaños del próximo lunes
Que maldita emoción... yuju.
—Deberíamos hacer una fiesta —dice Brenda
—¿En qué lugar? —pregunta, distraído, Bruno.
—Podríamos utilizar el lugar de tus padres, viejo B —propone Connor.
—Es buena idea, sé que mis padres estarán de acuerdo. Podemos apartar la pista dos para nosotros y celebrarlo —Se entusiasma, una mirada calculadora pasa por su cabeza y sé que ya está pensando en la decoración, el licor y el baile—. ¿Qué opinas Celeste?
—Lo que quieran B —murmuro muy poco interesada. Mis cumpleaños siempre los he compartido con Donna y Tay.
—Vaya, estás tan emocionada como una vaca camino al matadero —replica con sarcasmo.
—Tengo mucho en mente ahora, B.
—Lo sabemos, pero somos tus amigos y queremos compartir contigo tu cumpleaños. No seas tan perra.
Observo a mis amigos, todos se encuentran sorprendidos por lo que Bruno acaba de decirme. Tiene razón, ellos lo están intentando, pero yo he sido una completa perra con ellos desde hace un par de semanas.
—Tienes razón, lo siento. —Me disculpo—. Creo que en el club de tus padres sería perfecto —murmuro mucho más animada. No todos los días se cumplen veintiún años.
—¡Esa es mi chica! —grita, emocionado. Brenda le sigue con una sonrisa.
Un pequeño destello de culpa me invade. Si bien Tay y Donna son mis mejores amigas desde hace un tiempo, Bruno y Brenda han estado ahí para mí desde que nos conocemos y no merecen que me porte así con ellos. Como si no importaran.
Les sonrío y golpeo suavemente a Brenda en el hombro.
Después de terminar la planeación de mi fiesta y de almorzar, cada uno se dirige a su clase, Connor me acompaña hacia la mía.
—¿Cómo estás? Te vi hablando con Darren esta mañana —pregunta Connor.
Suspiro y me encojo de hombros. —Sólo somos amigos.
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Tu Plato De Segunda Mesa
RomansaDarren Barker es el hombre al que amo, pero él ama a otra. ¿Qué hago yo al respecto?... ser la mujer a la que acude cuando Daisy Brook rompe su corazón. Sé que está mal, sé que me usa, pero no puedo decir que no. Soy adicta a él, lo amo como no he a...