Mi alarma me despierta cerca de las seis de la mañana. Hoy, mi primera clase es temprano, debido a que la profesora Gonzales se toma muy en serio el dicho de "Al que madruga Dios lo ayuda".
Intento levantarme, pero estoy anclada a la cama por una fuerte mano en mi cintura.
Oh Dios ¿En serio? Tiene que tener su erección mañanera otra vez en mi culo. Pronto tendré una marca de registro en el trasero.
—Darren, debo levantarme.
—Es muy temprano, vuelve a dormir conejita. —Se recuesto más en mí, frota su nariz por mi cuello causándome piel de gallina y excitándome hasta la mierda...
¿O es medula? Lo que sea, estoy excitada.
—Maldita sea... —jadeo cuando sus caderas se aprietan contra mi trasero, Lo siento reír entre dientes—. Idiota. Levántate ahora.
—No quiero, tengo clase hasta las nueve.
—No me importa, debo levantarme, pero tu maldita mano, que parece más un yunque, no me ayuda.
Se ríe de nuevo, sacudiendo mi cuerpo de paso. —Buenos días a ti también hermosa. —Besa mi cuello y levanta su mano, rueda sobre su espalda. Sus ojos se encuentran aún cerrados.
Mis ojos se lo comen vivo. Su camisa se ha subido y las sabanas están a sus pies.
Cristo, este hombre de verdad es delicioso, esa hermosa V, ese hermoso torso, ese camino que se arrastra desde su ombligo hasta más abajo en su bóxer, donde se esconde...
—Me siento violado por tus hermosos ojos. —Su voz me sobresalta. Ríe cuando lo golpeo con la almohada.
—Maldito idiota.
—Sígueme mirando mujer... eso funciona. —Mueve sus cejas y dirige su mirada hacia abajo, la sigo encontrándome con su erección mucho más pronunciada si es posible.
Me sonrojo y ahogo un grito, me cubro con la almohada y Darren rompe a reír.
—Eres asqueroso.
—No. No lo soy y lo sabes.
Estoy a punto de responderle cuando mi teléfono suena, me tenso un poco, no es normal que reciba llamadas tan temprano.
Darren también me observa levantando una ceja.
—¿Quién podrá ser? —pregunto a nadie en particular.
—Si no lo sabes tú, que eres la dueña del teléfono, mucho menos yo.
—Idiota.
—Eso, sígueme excitando cariño. —Me sonrojo nuevamente—. Ah, mira que hermoso, toda sonrosada y recién levantada... —Sacude su cabeza—. Jesús, ya estoy teniendo malos pensamientos y apenas son las seis de la mañana.
Tomo el teléfono que aún sigue sonando y veo que es una llamada de Julián.
—Julián... Dios ¿pasó algo? —Darren se tensa y me observa con sus ojos entrecerrados.
—Hola, no Celeste, tranquila. Sólo llamaba para saludar ¿Interrumpo algo?
—No, bueno en realidad hace poco me levanté, es sólo que nadie me llama a estas horas.
—Espera... ¿Qué hora es? —Hace una pausa mientras le informo que son las seis menos cinco de la mañana—. Oh cielos, lo siento mucho. Estamos a dos horas de diferencia. Lo Siento, de verdad.
—No hay problema, gracias por llamar. ¿Cómo estás? —Observo como Darren toma mi anterior almohada y se vuelve a acurrucar dándome la espalda
—Bien, dentro de poco haremos otro vuelo, probablemente de cuatro horas. Quería saber cómo estás, hace algunos días que no sé nada de ti. ¿Cómo estás tú?
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Tu Plato De Segunda Mesa
RomansaDarren Barker es el hombre al que amo, pero él ama a otra. ¿Qué hago yo al respecto?... ser la mujer a la que acude cuando Daisy Brook rompe su corazón. Sé que está mal, sé que me usa, pero no puedo decir que no. Soy adicta a él, lo amo como no he a...