Capítulo 21

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Todo lo que sufrimos, los empujones, estrujadas, el acoso, la basura que arrojaban en nuestra entrada...

El bullying en mi colegio, a donde quiera que fuéramos en ese estúpido pueblo, éramos humilladas. Y ese señor nunca, nunca hizo algo por nosotras, si enviar dinero cuenta, entonces es lo único que hizo bien

¡Que se joda! Él y la traidora de mi madre.

Toda mi maldita adolescencia tuve que lucharla, ver a mi madre en los hospitales batallando con su depresión, programación de citas con psicólogos, esquivar a servicios sociales, dormirme en clases por no tener descanso en casa, pasar hambre para que mi madre tuviera suficiente comida... todo, todo en vano.

Si yo no hubiera nacido, mi madre aún seguiría siendo la amante clandestina de ese hombre. Lo sé, porque la escuché decírselo a su psiquiatra una vez cuando espié su sesión. Fue un duro golpe que recibí, pero la amo demasiado, simplemente he intentado hacerla feliz para que me ame como lo ama a él.

Por lo poco que escuché en su sesión, ella y mi padre se conocieron en el trabajo donde ella era la recepcionista —cliché— "fue amor a primera vista" y pronto empezaron su romance.

Mi madre se enteró que era casado en su segundo mes de "relación", terminaron, pero luego él la convenció con la misma mierda que todos dicen sobre tener un mal matrimonio y no amar a su esposa, que pronto la dejaría y se casaría con ella y bla, bla, bla.

Mi madre estaba muy enamorada de él y lo perdonó, retomando la relación donde la habían dejado.

Programaban sus vacaciones juntos para poder escapar y disfrutar de su amor.

Por supuesto la "pobre esposa" de Patrick nunca se enteró.

Seis meses después, mi madre estaba embarazada de mí. Estuvo asustada, pero mi padre le aseguró que todo estaría bien.

Nadie sabía sobre el romance de mis padres, así que cuando se enteraron en nuestro pueblo sobre mí, asumieron que mi madre se había acostado con algún alto ejecutivo y por ello negaba revelar la identidad del padre de su criatura.

Pronto las personas empezaron a hablar de ella y de mí sin yo haber nacido.

El embarazo continúo y llegó a su término. Por desgracia, mi madre tenía como contacto de emergencia a mi padre, así que, cuando entro entró a labor de parto y se complicó, los médicos llamaron al contacto que decía "Amor".

Sorpresa que se llevó el médico Robert Cortés cuando la persona que respondió al teléfono fue nada más y nada menos que su cuñado. El esposo de su hermanita menor.

Ahí se desató la mierda.

Todo el pueblo se enteró y, Amelia Cortes, la esposa de mi padre, juró vengarse de nosotras y hacernos la vida imposible. Mi madre tuvo que esconderme por varios meses de las personas, temía que al arrojarle algo a ella pudieran lastimarme.

La familia de Amelia era una de las más poderosas en ese pueblo, por lo que los enemigos de ellos son el enemigo de todos, así fue como me convertí en la paria y la bastarda.

Mi madre perdió su empleo y jamás logró ubicarse formalmente, le tocó lavar casas y cocinar para algunos ricos mientras era humillada o, no le pagaban. Mi padre nos giraba, a escondidas, cheques mensuales, pero debían ser en cantidades mínimas para que su "verdadera familia" no lo notara.

Recuerdo que vivíamos con lo justo, y eso estaba bien para mí. Sin embargo, cuando me hice más grande y consciente de mi alrededor, noté algunas cosas que me dolían, el rechazo, la forma en la cual me observaban, el significado de ciertas palabras con las cuales era llamada, y el acoso de los otros niños.

Tu Plato De Segunda MesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora