M: Bruno Mars - It will rain.
Alison terminó de enviar un texto a su amiga; cuando levantó la vista, para seguir engullendo el desayuno, se encontró con César, quien de inmediato se sentó frente a ella en el pequeño comedor de la cocineta.
Él sonrió, al recibir el mismo gesto de su hermana, preguntándose por qué lo miraba con tanta extrañeza. Se sirvió un café y tras sentir la mirada de Ali sobre sus movimientos, exclamó—: Estoy seguro de que hay algo que quieres decirme.
La chica se llevó la taza de café hasta los labios y sorbió, con calma. Permaneció callada, hasta que algo en su interior la obligó a erguirse. Se dejó caer a un lado de su hermano, en la silla contigua a donde se encontraba el Marqués. Escrutó sus facciones y luego tomó un poco de aire, sin dejar de inspeccionar el rostro contrariado del hombre.
—Poco antes de la muerte de Emilio llamó una mujer; se hizo llamar Daniela... no sé qué. Preguntó por él y cuando lo avisé, ella...
César frunció el ceño, cruzó los brazos sobre su pecho y se hizo un poco hacia atrás: Daniela era el nombre de la mujer que había muerto en compañía de Emilio. Su pecho subía y bajaba, de pronto nervioso porque su hermana pequeña supiera algo de la vergüenza que sentía por esa cobardía del difunto.
—Dijo que estaba cansada de esperar...
—Pero cómo... ¿cómo sabes lo que dijo? —la interrumpió él.
La joven se encogió de hombros y mordió una tostada que había tomado del canasto con gesto travesuriento.
—Quizás escuché del otro lado de la línea... En fin. Vi a Samuel hace mucho, en tu oficina, en México. Y eso es lo que quiero saber. ¿Qué es lo que estás investigando, César?
El Marqués absorbió aire. Se puso de pie y se inclinó sobre la barra desayunadora, esperando encontrar una forma viable de comunicar a Allison de lo que se había enterado no hacía mucho. Emilio tuvo una amante, ahora estaba confirmado. Y, por si fuera poco, había dejado huérfano a un hijo al que nunca le dio su apellido.
Se preguntó qué habría pasado con Ana de haberse filtrado esta información. Se mantuvo en silencio unos instantes, hasta obtener el valor deseado; levantó la cabeza y encaró a la jovencita rubia que continuaba expectante, queriendo recibir alguna explicación.
Ese día era el día. El siguiente sería la inauguración y su relación con la viuda de su hermano se haría pública al fin. Aunque la mayor parte de él estaba más que aliviado por dejar las apariencias, un nudo se le incrustaba en la garganta cuando imaginaba cómo reaccionaría Analey. Mucho antes de que siquiera pasara, dolía, su corazón estaba escarnecido, esperando siempre lo peor.
Y lo peor en ese momento sería perderla.
Con Ana a su lado su vida había pasado de ser un oscuro acontecer de los días, a un incansable proceder; era como sí, en cierta manera, le hubiese despertado el ímpetu que había perdido mucho tiempo atrás. Estaba enamorado, pero contrito, como avergonzado por no poder ser sincero como estaba seguro que ella lo era con él.
—Solo... —titubeó su hermana, mientras se ponía de pie—, no la lastimes, César... Ana no se merece que nadie le mienta. Nadie. Si Emilio se equivocó, díselo. Díselo ahora.
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Vértigo
RomanceAl morir Emilio, su hermano mayor César regresa a México luego de no haberle visto durante diez años. Lleno de culpa por nunca buscar una reconciliación con el difunto, accede a ayudar a su cuñada en el manejo de la empresa de la que su hermano era...