CAPITULO 27

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-Está bien -suspiró.
Tras unos instantes, comenzó a narrar:
-¿Sabes lo que es estar frente a un espejo y sentirte mal?
¿Empezar a sacarte defectos a ti misma?
¿Que nada te guste de ti misma?
¿Que nadie te entienda?
¿Que todo se vuelva negro?
¿Que nada te salga bien?
Todo empieza cuando la cuchilla recorre tu brazo por primera vez.
A partir de ahí, nada es igual.
Vas perdiendo amigos a medida que la depresión puede contigo.
Y conforme pierdes amigos, ganas cortes.
Cada vez más profundos hasta que llegas a un punto de desmayarte.
La gente te llama bicho raro; pero no entienden la situación.
Las personas que más te ayudan, están en el cielo.
Luego empiezas con los vómitos y todo lo que comes lo vomitas.
Te estás haciendo daño pero no ves nada.
Para no cortarte o no vomitar, empiezas a fumar.
No hay nada mejor que fumar para quitarte el estrés, pero no sabes que cosa es peor. Y que, ambas, te acabarán matando; una psicológicamente y la otra físicamente.
Un día te despiertas y estás en una habitación de hospital ingresada.
-Te pasa lo mismo que a mí -dije sorprendida mientras las lágrimas salían por mis ojos.
-He escuchado a los médicos, tú estás en el extremo. Tu caso no se sabe lo que pasará -dijo sincera.
Me quedé paralizada ante sus palabras.
-Cuentame tu historia que seguro que es más traumática -dijo mirandome a los ojos, y yo comencé a narrar.

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