Seguí a Ángela hasta que se paró frente a una casa, un tanto anticuada, y tocó la puerta con sus delicadas manos.
Tras unos minutos de espera, la puerta se abrió, dándole paso.
Yo me tumbé mirando al cielo, a esperar a que Ángela saliese.
Cerré los ojos, y sin darme cuenta, caí en un sueño pronfundo.
Me despertó la sirena de la policia y la ambulancia, y salí de mi escondite para ver que pasaba.
Entraron en la casa, varios agentes y los médicos forenses junto a una ambulancia.
Comencé a temblar, pero cuando Ángela salio de aquella casa, sana y salva, resoplé aliviado.
Menos mal que estaba bien, pensaba que le había pasado algo.
Vi su cara pálida, mirando hacia la nada.
¿Qué habrá pasado? -me preguntaba, pero todas mis dudas desaparecieron cuando vi, que en una camilla salía un cuerpo cubierto por una sábana blanca.
De aquella casa, salió otra chica, de la misma edad que Ángela.
Pero ésta, salía llorando y en shock.
Ángela me vio y se dirigió hacia mí.
Se lanzó a mis brazos, y yo la correspondi al instante.
No le iba a preguntar nada, ya que sabía que la pondría peor.
Me limité a besarle la cabeza, mientras ella sollozaba en mi hombro.
Cuando se relajó, vino un policia.
-Señorita, tiene que venir a declarar -dijo el agente.
-Por supuesto, pero si él -me señaló- viene, porfavor.
-Está bien -dijo- subiros al coche junto a la otra señorita.
Nosotros le hicimos caso y nos subimos al coche, junto a la otra joven que, al parecer se llamaba Katherine.
