-Te quiero, Ángela Sánchez -le susurré antes de juntar nuestros labios.
Y, es que, lo que me había dicho, me había llegado muchísimo.
La cogí de la mano, y junté nuestras cabezas, cogiendo otra vez aire.
-¿Cuánto me quieres? -preguntó en un susurro.
- De aquí al cielo, mejor dicho te quiero de aquí a tres metros sobre el cielo -le susurré, provocando su sonrisa.
Bendita sonrisa.*Seis meses después*
Estamos Ángela y yo paseando por última vez por los pasillos de este hospital.
Por fin se ha recuperado y estoy muy orgulloso de ella.
De repente, escuchamos a alguien buscándola.
-Perdone, ¿la habitación de Ángela Sánchez? -pregunta una joven a la enfermera.
-Ahí está Ángela -la enfermera señala a Ángela, y la joven se gira.
No puede ser, es idéntica a Ángela.
Se miran y miro a mi chica y parece que haya visto un fantasma.
Las dos jóvenes, se acercan.
Son iguales.
-¿Ángela? -pregunta la chica que la estaba buscando.
-Sí, y ¿tú quien eres y por qué te pareces tanto a mí? -pregunta Ángela.
-Soy tu gemela, me llamo Nuria Sánchez - dijo segura.
Ángela se sentó en el suelo, paralizada.
Por la expresión de su cara, parecía que no sabía que tenía una gemela.
Una voz irrumpió sus pensamientos.
-Ángela, soy el compañero de Clarck, la que llevaba el caso de Annabel, supongo que ya conocerás a Nuria y tendrás muchas preguntas al respecto. Así que, puedes venirte con nosotros a comisaría -dijo un joven de ojos verdes.
-¿Llevaba? -fue lo único que puedo preguntar.
-Sí, se acercó mucho a la verdad y la mataron -dijo el joven con la voz temblorosa y los ojos vidriosos.
-Vamos a comisaría -dijo Ángela, seria, cogiéndome de la mano.