Capítulo 37.

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Narra Patricia:

Abrió la puerta. Seguía con las mismas ojeras. Permaneció inmóvil sujetando la puerta, me miró de arriba a abajo y esperó a que hablara.

-He leído la carta -me temblaba el labio. Suspiró aliviado.

-¿Por qué no me has llamado? -me sorprendió que dijera eso. "¿Este es idiota o se lo hace?"

-¡¿Qué no te he llamado? Te he acribillado a llamadas y no lo cogías! -me reí sarcásticamente para liberar frustración -¡¿Por qué no lo cogías, eh?! -le fulminé con la mirada.

-¡¿Pero cómo iba a contestar a nadie?! -alzó los brazos.

-¿Ahora soy nadie? ¿No te importo? -levanté una ceja.

-No... -relajó el rostro- Lo has entendido mal...

-Mira -saqué el teléfono -Si no me crees compruébalo -le enseñé el registro y parecía no saber nada. Estuve observando como pensaba mirando la pantalla hasta que habló.

-Vanessa... -maldijo entre dientes.

-¿Cómo que Vanessa? -me guardé el móvil.

-Si que ha estado aquí hace un rato -no se dio cuenta de lo que decía pero yo si. Me enfadé, después de hacer el numerito de la carta, seguía viéndola... Perfecto. Me giré sobre mis talones y me dispuse a caminar de la casa, la casa con el número maldito.

-No... A ver... ¡Espera! -gritaba siguiéndome -No lo hagas otra vez... ¡Escúchame por una vez, no seas cabezota! -me paré y le miré, se calló de golpe -Por favor... -suplicó con la mirada.

-¿Ahora soy cabezota? -me lamí los labios y miré hacia la casa. Me crucé de brazos -Te escucho -accedí.

-Se coló en mi casa y... -suspiró-Borraría el registro de llamadas -le miré cabreada -Pero no pasó nada, la eché -reprimí una carcajada solo de imaginármela siendo rechazada. Negó acercándose a mí -¿Leíste la carta entonces? -asentí. Dudó un momento en que decir -¿Y? -me mantuve en silencio -Solo me importas tú -se fue aproximando lentamente. Me reí y él sonrió.

-Solo fue un malentendido -me reí mirando al suelo -Te perdono -sonreí fijando mis ojos en los suyos. Sonrió demasiado, terminó el espacio entre nosotros y me levantó en brazos en plan película. No podía parar de reír -¡Luke bájame! -me bajó, aun sujetándome los brazos, y me puse seria -Que te perdone no quiere decir que quiera seguir contigo -me soltó y por la expresión que puso, creí que iba a llorar -Que es broma idiota -me reí y me puse de puntillas para besarle. Le agarré de las mejillas y le atraje hacia mí, haciendo que se agachara un poco. Puso las manos en mi cintura. Cuando nos separamos muy poco, para respirar, ambos sonreímos.
-Bipolar... -susurró contra mis labios. Negué sonriendo mucho y volví a juntar nuestros labios.

-Me parece muy mal que acabes de comer chocolate y no me ofrezcas -me reí chupándome los labios. Él se lamió los suyos.

-Y a mí me parece muy mal que no averiguaras de marca es... -dijo con sorna.

-Lo voy a descubrir -le guiñé un ojo. Le besé nuevamente, saboreándole, acariciando mi lengua con la suya -¿No te vale con que te diga que es chocolate y ya? -me lamí los labios nuevamente. Desplazó las manos de mi cintura al culo y lo apretó. Di un saltito y él se empezó a reír.

-No -empezó a introducir una mano por la parte de abajo de mis shorts.

-Luke nos pueden ver -me reí mirando hacia atrás, cuyo movimiento dejó mi cuello al descubierto. Luke comenzó a besarme ahí y me volví hacia él para evitar que lo hiciera, pero nada se lo impidió -Mira si vas a hacer eso... -empezó a absorber -Mejor hazlo dentro -gemí. Su especialidad eran los chupetones... Seguramente. Como respuesta obtuve una risita.

Las apariencias engañan | L.H (Completa) #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora