Parte 7

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   No vi a Sara desde que nos bajamos del colectivo. Esta muy nerviosa porque todavía no tiene ninguna noticia de Julio.

    -¡¡Maia!! ¿Quieres ir al patio con nosotras?- me pregunta Mora con esa personalidad tan explosiva, alegre y extrabajante. Tiene el pelo oscuro cortado al estilo melenita, con un buso rosa chicle que usa todos los días.

    -Emm... Claro por supuesto. Las alcanzo luego, tengo que ir al baño. 

    -Muy bien. Te espero. 

    Me dirijo al baño de mujeres. Si pensar en nada más que ojala que no allá nadie en los baños. Sin embargo se escuchan llantos desde el ultimo baño de todos. Y conozco también a mi hermana como a su llanto. No me importa no las ganas que tengo de hacer del numero dos, ni la posibilidad de que ella este haciendo del numero dos. Abro la puerta me la encuentro llorando, sentada en el rincón del baño de dos por dos.

   -¡¡Sara!! ¿Qué coño te a pasado? ¿Quién te rompió el corazón? Prometo que lo matarle en cuanto lo vea. ¿Quien fue el desgraciado?

   -Nadie...- Se suena los mocos con el papel higiénico, y comienza a recitar con lagrimas en sus ojos color café.

   - Me contó Clara, la prima de Julio, que tiene un virus que afecta a los pulmones. Esta súper delicado en el hospital de Monte Saint Michele.

   - Oh... lo lamento, de verdad... Pero no puedes hacer nada, la ciudad esta muy lejos de la nuestra.

   -Podría tomar un micro asta allí... Y luego simplemente dejarme llevar por el destino.

   Una cosa es que Samuel hable del destino de esa manera. Otra es que Sara hable del destino como excusa para salir de la ciudad sin el consentimiento de mamá.

    -Sara Ricordel. Ni pienses en salir de la ciudad para ver a un amor del que te olvidaras al finalizar el año- Me arrepiento de la ultima parte, a Sara se le han soltado todavía mas lagrimas de dolor, y me siento la responsable de todas ellas, aunque se que yo no fui la causa de que Julio se contagiara ese virus. 

   -Sara... lo lamento de verdad...- Quería abrazarla pero ella me gana de ante mano, y abre la puerta para salir corriendo de ella. 

   Ahora yo suelto las lagrimas en el rincón al lado de el inodoro. Hasta que escucho algo que hace que deje de llorar y preste atención. 

    Se oyen gritos. Por lo aguda de la voz debe de ser Katherine. Pero con el único que puede estar discutiendo es con... ¡SAMUEL!

    -¿Cómo es que puedes terminar con migo?, luego de esos dos años tan bonitos... 

    -Y desperdiciados en ti. Mira yo no es que no te quiera es que no me siento comodo con migo. No siento mariposas en el estomago cuando hablas, ni tampoco miro el celular esperando una llamada tulla. Y mucho menos me despierto pensando en ti. 

   No llego a escuchar nada mas pero con eso doy por cierto que ellos seguro que ya terminaron. Y eso me eleva una gran sonrisa y hace que me olvide de todo lo que acabo de pasar con Sara. Me decido por salir a ver como esta el.

   -¿Cómo estás? ¿Problemas con Katherine?- le digo mirando a sus penetrantes ojos verdes. 

    -Ya no más. Lo nuestro se ha terminado. 

    -Lo lamento, de verdad yo no quería... 

    -No lamentes nada. El destino decidió que lo nuestro no siguiera- Adoro cuando habla del destino. Se le ilumina la cara completamente. Y al instante le surge una nueva y renovada sonrisa de oreja a oreja.

   -Pues cuenta conmigo para lo que necesites.

   -¡Gracias! ¿No quieres pasarte hoy a cenar?

   -Me lo pensare...- suelto una pequeña carcajada

   -Hazlo, me aria feliz si vinieras.- Me gustaría que se quedara para seguir charlando pero toca el timbre de entada, y se va a su clase de Construcción Ciudadana. –Nos vemos a las o8:30 ¿okey?

   -Okey.

Una estrella sobre Paris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora