Parte 35

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Miranda había visto como salí llorando de ese estúpido cuartito blanco por eso quiso llamar a mi madre pero le dije que debía ir a tomar aire.

Era mentira, lo que quería era estar con Tobías, que él me abrazara y me digiera que todo estaba bien. Luego de aquel beso mi balanza del amor se inclinó por Tobías, y con esa pelea resolví mis dudas. Quería estar con él.

No pretendía serle pesada entonces no le llame, luego lo aria. Además me aria mejor tomar aire, así que comencé mi camino hasta la calle de mi casa.

En el camino mil cosas se pasaron por mi mente, pero la más importante y en la que más pensé fue ¿Cómo le diría a Tobías que quería tener una cita con él? Estaba segura de que aquel joven era muy especial para mí y que no podía perderlo. No podía permitir que pasara lo de Sam.

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Estaba muy cansada. La casa estaba sola, Sara se había ido a su psicólogo, mamá trabajaba en la escuela, Bruno también trabajaba, Estefano estaba en fútbol. Solo yo y Theo.

Mi celular sonó era una persona a la que no esperaba...

-¿Hola?

-Sii, soy yo Maia. ¡¡Pero qué alegría escucharte!!

-Gracias, me gustaría mucho seguir conversando pero tengo apuro. ¿Nos vemos mañana?

-No, es el cumpleaños de Sara. Estaremos en casa con todo el festín aquel.

-¿Y no me invitas?

-¡¡¡Claro!!! Que sorpresón cuando le diga

-No le digas, deja que sea una sorpresa

-Dale, genial. Ahora que me lo dices debo comenzar a preparar todo.

-Bien. Beso

-Beso.

Menos mal que había llamado, se me había olvidado.

Debía invitar a todos ¿También a Tobías? Ya era hora de que lo conozcan.

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24 de Noviembre

Eso marcaba el calendario.

-¡¡Feliz día, hermanita fea!!- le grite cuando se despertó.

-¡¡Gracias!! Te amo.

-Ten- entonces le tendí un paquete, era un libro ¿Y si quedamos como amigos? De Elizabeth Eulberg. – Espero que te guste

Grito de felicidad y paseo por toda la casa hasta que llegaron los invitados.

El tío Ernesto, Jorgelina, Manuela y su hermoso hermano, además de claro el resto de la nueva familia.

La fiesta estaba bien. Había venido Tobí y le había prometido que hablaríamos pronto, pero primero la sorpresa.

Entonces alguien llamó al timbre. Le dije a Sara que ella atendiera, savia lo que se avecinaba. Entonces de la nada entro un chico bajito, rubio y con ojos café. Julio.

Sara lloraba y le abrazaba. Entonces aquel pendejo le emboca un beso a mi hermana ¿Ósea que pedo? ¡Yo ayer conseguí mi primer beso! Y ella... Estaba segura hablaría con aquel mocoso. Pero luego ahora le había prometido a otra persona.

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El me llevo hasta un Starbucks para estar más tranquilos.

-¿Y bien? –Pregunto impaciente Tobías

-Me gustó.

-¿El qué? Sé más clara cielo.

-no me digas cielo. –Me ardían las mejillas, estaba nerviosa y tenía miedo de llegar a hablar en gallego- que me gusto el beso.

-¿Y quieres repetirlo?

Él se alzó hasta mí y se repitió el mismo beso que antes. Pero esta vez sentí más cosas, más impaciencia, más cariño, más amor, más pasión, sentí... más deseo

-¿Ahora te puedo llamar cielo, cielo?

-Claro, solo le estoy dando vueltas al asunto

-¿De verdad?

-De verdad.

Entonces sucedió un tercer y más intenso beso.


Una estrella sobre Paris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora