Capítulo IX

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Damian

Tengo algo que hacer con esa chica, ya no sé que hacer con ella, por una parte parece un poco psicópata, pero por otro es tan linda, tierna y puedo creer que de verdad le gusto; y además si lo pienso bien podría ser la perfecta ayuda para tratar de olvidar a Emma, no serán en su totalidad exactamente iguales, pero tienen una gran similitud, ese mismo pelo ondulado, los mismos ojos gatunos, la misma postura firme que no se deja vencer por nadie...

-Permiso..., hermano, me podrías enseñar física, si sigo así el Sr. Ferrera me reprobará la materia, y quiero que deje de acosarme y compararme contigo.

-Mmm, no deseas ser comparada conmigo, que cruel, cuando niña adorabas ser tan parecida a mí, supongo que... realmente has crecido.

-¿Qué?, ¿pensabas que me quedaría pequeña toda la vida o qué?, además se que estás ocupado con tus estudios, y de verdad no planeaba molestarte pero necesito pasar esta materia y se me acabaron las opciones...

-Señorita, ¿acaso has olvidado lo que pasó?, ¿tú no eres la que se alejó de mí?.

-Pero..., eso fue solamente por tu culpa, tú pusiste barreras entre nosotros, paredes que nunca han existido, ¿por qué estás haciendo esto ahora Damian?, sabes que además no tengo a nadie más quien recurrir.

-(Emma mostraba un rostro lastimero, profundo, denuevo esos lastimeros ojos llorosos, ese rostro pálido y desgarrador que sólo me acompleja y desorienta); está bien, decidido, te enseñaré todo lo que quieras saber. Ven acércate, no es fácil enseñarte lejos de mi, siéntate en la silla del escritor y yo traigo unas botellas de jugo, espera si, se que contigo será un desafío esto del estudio, nos llevará un buen rato ¿no es así?.

-Eres bastante cruel, pero sí,-se acomoda en la silla y mira hacia la pared de enfrente, su larga cabellera le recorre el cuello, hasta la espalda, terminando un poco más arriba del trasero, las hermosas ondas oscuras brillan al contraste de la lamparilla del escritorio. Con sus finos dedos pálidos toma el cuadro de la repisa, un pequeño marco color gris con una tierna foto que muestra un día de verano...sí, un hermoso día de verano de dos hermanos inocentes y ajenos a cualquier sentimiento del pecado.- ¿Qué haces?, apura Damian, no te quedes parado en el marco de puerta, -Sonríe con esa sonrisa preciosa..-

Emma

Aa!, al final no sé ha quien más preguntar, no quería que él me enseñara, pero..., entonces ¿quién?. Me pongo nerviosa cuando estoy junto a él, pero esta habitación es tan familiar, esa cama de sábanas blancas y tapas oscuras, las cálidas fotografías, la gran estantería llena de libros; todo me resulta tan cercano, pero a la misma vez tan lejano de mí que me envuelve el corazón, lo acelera y lo sucumbe en una ráfaga de emociones indescriptibles. Además, ¿ha sido una reconciliación?, una de nuestra pelea, la primera pelea; siempre han sido asuntos banales y ligeros, pequeñas discusiones de hermanos, cada vez más cercas, peleas más fuertes, discusiones que parecen lo que no son, discordias de amantes y no de hermanos...

-Ya volví, ¿abriste los cuadernos y los libros?, será un arduo trabajo Emma, así que empecemos ya,- toma el pomo de la puerta y la cierra, se dirige hacia mí y se sienta a mi lado.-

Se sienta en la silla de mi lado, en este reconfortante espacio, sofocado por la disminución del mismo, observo sus torneadas cejas negras que se juntan cuando piensa y se concentra en el problema, el fino cuello pálido, el pecho ajustado por la camiseta de deportes que suele ocupar en casa, los fuertes brazos que terminan en aquellas manos grandes, cálidas, de finos y largos dedos que enmarcan la forma de sus pronunciados nudillos, me devuelvo hacia su rostro, miro la respingada nariz y esos labios carnosos, suaves, dulces, aquellos labios que fueron besados por mí; si tan sólo no nos unieran así, de esta forma sofocante. Me abalanzaría a tus brazos y te haría mío, demostraría que me perteneces en cuerpo y alma... sólo un poco más, estoy tan sumergida en mirarte que tengo tu rostro en frente y siento tu agitada respiración, la penetrante mirada. Y ahí está denuevo, mi mente se distorsiona, mis pensamientos no reaccionan y mi corazón permanece latente, un incontrolable vuelco que sólo tú puedes proporcionarle.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora