Emma
Marcos miraba mi rostro con fiereza, encendiendo cada parte de mí, intentando volverme loca, una mirada lasciva, penetrante y envolvente, esa es siempre el tipo de mirada que tengo de este hombre, es como si me mirara como un objeto sexual más que una amante, una que traspasa mi cuerpo y la cual de a poco intentara acoplarse a mi presencia, casi como si no me mirara directamente. Al principio cuando por primera vez lo vi, aquella vez fuera del colegio tuve esta sensación, lo encontré raro, pero pensé que mientras nos fuéramos conociendo comenzaría a mirarme de una manera más tierna quizás, pero no, sigue dirigiéndome ese tipo de mirada asesina ¿por qué?, acaso, ¿no me ha besado anteriormente, no me ha dicho amarme?, con una pasión indescriptible que sólo me dejaba con el sentimiento de que eran dirigidos para mí y nadie más que a mí, unos besos tan dulces con el confort de pertenecerme, entonces ¿por qué?, ¿por qué este hombre no me dirige una mirada verdadera?.¿Por qué me mira pero a la vez pareciera que mira a alguien más?.
-En que sigues pensando, estás como ausente a pesar de tenerte frente a mí.-decía mientras me miraba fijo, aunque sin cambiar su fría mirada, la cual se tornaba más y más lejana.
-No... en nada, lo siento. ¿Podríamos hablar ya del tema que nos concierne?-dije en un tono bastante nervioso, sin la intención de mirarle directamente, después de todo no quiero seguir teniendo esta exasperante sensación de odio, no denuevo, ya que, es igual a la mirada rencorosa y salvaje de ese hombre...
-Perdón, es verdad, después de todo yo he sido el que más ha insistido en esta charla. Bueno, entonces sin ninguna clase de rodeo te lo digo, ¡cásate conmigo!.
Amelia
-¿Qué quieres Alex?- dije intentando sonar amenazante, y no por que yo he querido contestar así, sino que esto siempre ha sido el disfraz, la manera de mantenerme alejada de este chico que se me está prohibido.
-Vaya, no necesitas sonar tan altanera, si no quieres hablarme no importa, pero por favor ¿puedes responderme una pregunta?, y prometo que luego dejaré de hablarte si quieres.
-A..., no, yo lo siento, no quiero que me dejes de hablar...yo...yo.-¿Qué?, ¿Amelia?, ¿qué mierda estoy haciendo?, hace un momento dije que no quiero fraternizar con él, sin embargo ahora estoy intentando de mil formas que no deje de hablarme, ¡tonta!. -Me golpee el rostro para despabilar, aunque todavía seguía mirándole.
-¿Qué pasa, estás extraña?-me pregunta incógnito y con una leve preocupación notoria en su rostro.
-Nada...-le miré, primero detenidamente entre reojos hasta que me detuve en esos preciosos ojos color topacio, los cuales a pesar de que pertenecían a este tonto sin escapatoria, siempre te miraban con amabilidad...-me sonrojé.
-Definitivamente hoy estás rara-me dijo mientras se acercaba a mi rostro y posaba su cálida mirada en mí.- Me sonrojé aún más, tanto que hasta salí corriendo, sin importarme lo que me gritaba, gritos los cuales se escuchaba como eco por entre los pasillos. No quería escuchar que entre alaridos me estuviera preguntando por ella. No quería escuchar las preguntas de preocupación por mi mejor amiga.
Damian
-Ya, entonces te lo diré de una vez, ¿qué ha pasado con Emma?.-dice Jemmy sin siquiera frenar o alterar su voz, a pesar de que aún así sonaba serio y desafiante.
-¿Emma?, a ¿qué te refieres exactamente?. -dije a la vez que también intentaba serenarme, sobretodo después de casi haber perdido la cordura. A pesar de que le contaría cada cosa que me pidiera, no quiere decir que le de todo en bandeja.
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Amor Prohibido
AléatoireDe quien te has enamorado no es mi culpa, estas cadenas me están consumiendo de a poco, no puedo escapar de ellas y me incitan a pecar. Enamorarme de mi hermano no ha sido lo correcto, pero ya no puedo más, debo dejar salir este amor ya. PD: Subí m...